Marcas de la agonía

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Autor: Helindir.

Varias semanas habían pasado, eliminando a octubre por completo y haciendo lo mismo con lo que quedaba de noviembre

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Varias semanas habían pasado, eliminando a octubre por completo y haciendo lo mismo con lo que quedaba de noviembre. Era una fresca tarde de sábado y aprovechando la oportuna tranquilidad de ese día en que los alumnos molestaban poco, Dumbledore y Snape optaron por salir del castillo con el fin de hablar ciertos temas sin posibles terceras personas. Aquel era un problema usual. Aun en el despacho del director, siempre algún alumno llegaba a quejarse de algo, o algún profesor interrumpía. Sin ir más lejos, los cuadros con personas que oían todo, no infundían total seguridad en el pocionista.

Pero en el bosque, era diferente. Los pocos seres que podían escuchar lo que salía de sus bocas, no tenían la inteligencia como para presuponer una amenaza, así que se daban el gusto de discutir largo y tendido. Casi siempre era el mismo trayecto. Del castillo al lago, ida y vuelta. Era la extensión que requería el tiempo justo como para ultimar detalles sin que la ausencia de ambos llamase la atención.

Entre discusiones, llegaron al lago, solo para encontrarse con una imagen que no esperaban.

En la orilla, Diamhair, sentada en una roca y con el agua helada hasta las rodillas, se bañaba tranquilamente frotando uno de sus brazos con unas hojas verde claro. Su cintura y busto bastante planos estaban tapados oportunamente por una enredadera con hojas ovaladas, las cuales nacían de una gema verde incrustada en el centro de su pecho.

En la parte seca, y sobre las rocas, una fogata secaba su ropa marrón, colgada de ramas nacidas del suelo y resguardadas por aquel mapache que la acompañaba a todos lados y por otras tantas criaturas que siempre la seguían.

Ambos magos, de por si poco cómodos al verla así, se incomodaron aun mas al notar como ella los veía directamente.

- Me iré antes de que me ataque...- Susurró Severus.

- No te preocupes- Le dijo Albus- A ella no le preocupa que la veamos así. Sino se hubiese tapado con más hojas...

- ¿No se congela? Yo estoy helándome y estoy tapado...

- El cambio de clima no afecta a los Galos... Les da lo mismo que estuviera nevando o en el medio de un desierto.

Ellos vieron como Diam, sin mostrar gestos de demasiada amabilidad, los llamaba con la mano. Se acercaron, no muy convencidos.

- Tú me pediste cierta alga que crece ahora en el lago ¿No?- Le preguntó la elfa al director.

- Así es.

- Bien. Aprovechando que debía bañarme, fui a buscarlas...

La híbrida se dio vuelta, en busca de una red llena de algas, lo que permitió que su espalda quedara al descubierto, demostrando unas antiguas cicatrices, largas, anchas e irregulares que poblaban casi completamente su piel. Era una imagen estremecedora ya que eran claras muestras de algún tipo de tortura, posiblemente látigos con trozos de vidrio. El ex mortífago también vio algo más en su piel. Eran unas líneas que ahora, desde cerca, notaba que eran en base a letras extrañas, iguales que la de aquella carta que en su momento le había dado al fénix del director.

Líneas que nacían de su nuca, como surgiendo de su cabeza, dividiéndose en el cuello, llegando hasta los hombros, volviéndose a unir en el pecho, junto a la gema y continuaba bajando y dividiéndose por la espalda, brazos y muslos para finalizar en sus manos y pies. Algo por demás extraño.

- Diam...- Susurró tristemente el anciano cuando esta se acercó a la orilla, con la red en mano y se la extendía- ¿Qué ocurrió?

- ¿De que hablas?- Preguntó ella, tomando su ropa y vistiéndose.

- Tu espalda... ¿Quién te hizo eso?- Repreguntó.

Diamhair bajó la cabeza, intentando evitar que ambos notaran el cambio de brillo en sus ojos.

- No todos los híbridos somos queridos...- Susurró ella- Hay un grupo de magos... Los "Correctores"... Cada vez que un dragón ataca a los humanos, nos culpan a nosotros. Y cuando pueden atraparnos, hacen eso...

- He oído de ellos...- Dijo Severus en voz baja- ¿No se supone que buscan seres mágicos extraviados y los llevan a un lugar mejor?

- Eso dicen ellos, son casi todos mortífagos... Es... ¿Cómo se dice?- Pensó Diam, tratando de recordar la palabra mientras finalizaba de colocarse el pantalón- Publicidad... Si vieran lo que le hacen a los dragones... ¿Cómo creen que se hacen los elementos mágicos a base de dragón? Obtienen el material de aquellos seres que no resisten los látigos y demás...

Albus sintió un nudo en la garganta. La Galo estaba explicando la parte más oscura del mundo mágico. Y ella había sido víctima de todo aquello.

- ¿Cómo escapaste?- Indagó Snape, que había oído rumores a cerca de ese trabajo.

- Mis hermanos me fueron a buscar...- Semi sonrió la elfa, colocándose la camisa- Es decir, otros Galos... Pero los "Correctores" utilizan unos líquidos extraños con los que empapan los látigos... Ni nuestros elixires que lo curan todo pueden borrar las... memorias que quedan en la piel.

- ¿Sabes quienes son?- Preguntó Dumbledore.

- Usan mascaras- Dijo ella, inmóvil, con sus ojos pálidos perdidos en el suelo- Pero recuerdo las voces... Jamás los olvidas... Sus gritos, sus insultos... Sus modos de tortura ni los sollozos de los otros... Te obligan a ver. Te obligan a participar. Te obligan a torturar a los demás... Te obligan a perder la fe... En ese estado... una no puede evitar hacer lo que te piden... Ni eso, ni cuando te... fuerzan... a otras cosas... aun peores...

Ambos magos sintieron en sus pechos la angustia de pensar aquello. Era algo inhumano que se torture de esa manera e injustamente, a uno de los seres más pacíficos del mundo. Y ver que la valiente guerrera híbrida nublara sus ojos con tristeza y pesar, era un doloroso indicio de que quizás su forma de ser, tan fuerte y agresiva, no era sino un resultado de quien sabe cuanto tiempo en manos de seres despiadados.

Por primera vez, desde que la había conocido, Severus sintió pena por ella. Después de todo, su carácter estaba justificado y la firma estaba en su espalda, para siempre. En su piel y en su mente. Marcados a fuego y dolor.

Ádhmharaighe | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora