De mentiras, transformaciones y plantas

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Autor: Helindir.

- ¿Dónde dijiste que estaban?- Dijo Lord Voldemort, con falso interés

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- ¿Dónde dijiste que estaban?- Dijo Lord Voldemort, con falso interés.

- En el límite- Respondió Diam- En donde se termina el campo de protección y no es posible transportarse. Cerca del lago.

- Cierto... Lo leí en tu mente... Mortífagos... Vamos...

De inmediato, las docenas de figuras oscuras desaparecieron frente a ella.

Tres segundos después, la elfa hizo lo mismo. Desapareció rápidamente y apareció en los límites del colegio, pero del lado opuesto a donde el señor oscuro se suponía que estaba. Velozmente se transformó en dragón y voló silenciosamente hasta el castillo, detectando como los mortífagos hacían cierta técnica. Atravesó las paredes mágicamente, llegando al gran salón y alertando a todos.

Cansada por tantas transformaciones y teletransportaciones, ella volvió a su forma elfica.

- ¡Están en los límites!- Dijo ella, casi sin aliento- ¡Acaban de romper el sello! ¡Severus! ¡Ahora!

Snape sujetó de inmediato a los gemelos Weasley y desapareció del lugar, aprovechando de que Voldemort había roto el sello que impedía realizar esa técnica.

- ¡Vamos, avancen!- Les gritó Diam- Volveré en cuanto pueda.

Por quinta vez en pocos minutos, ella se esfumó frente a ellos.

- ¿!Donde demonios están!?- Gritó Voldemort, lleno de ira, descubriendo que en ese campo, no había nadie- ¡Maldita y despreciable elfa!

- No confiaba en ella...- Susurró Bellatrix.

- ¡Cállate!- Le gritó su amo- Pero no nos iremos de aquí así... ¡Destruiremos todo!

Totalmente furioso, él y sus seguidores avanzaron hacia la gran construcción que se erigía muchos metros mas adelante, mientras que alumnos y profesores iban a su encuentro.

Lejos de allí, Snape reaparecía en los terrenos vacíos de Voldemort, junto a Fred y George.

- Manténgase alertas- Advirtió el pocionista- Puede que haya guardia.

Ágil y precavido, Severus caminó por aquella mansión silenciosa, donde cada rincón le recordaba cientos de momentos traumáticos.

Fred vio algo debajo de una mesa y los alertó. Una planta salió de su refugio.

Parecía una especie de pulpo. En una punta un bulbo se mantenía cerrado y de su base salían unas diez enredaderas, con las cuales se arrastraba ágilmente. Una vez que estuvo al descubierto, de una de sus ramas salió un pequeño clavel blanco.

- Es de Diam...- Susurró Snape.

La planta pareció reconocerlo, por lo que se desplazó velozmente por el suelo hasta una puerta. Allí se detuvo y solo se movió cuando los tres magos lo siguieron. Ellos comenzaron a caminar detrás de la planta, la cual los llevaba por pasajes, puertas y pasillos que Severus desconocía, hasta que llegaron a un subsuelo. En el otro extremo una serpiente hidra se levantó, enorme y temible. De nueve metros de largo, negra y con tres cabezas de cobra, el animal siseó con fuerza.

- El Horrocruxe debe estar detrás de eso...- Dijo Fred, algo temeroso.

- ¿Cómo pasamos?- Preguntó George, mirando al pocionista- Es demasiado grande...

- Debemos atacar juntos...- Pensó Snape.

Pero algo ocurrió. La hidra se retorció, como si algo la estuviera atacando en una de sus tres cabezas.

- ¿Qué pasa?- Indagó George.

- ¡La cabeza de la derecha!- Dijo Fred- Es la planta...

En una de las cabezas, las enredaderas crecieron velozmente, sacando enormes espinas, mientras el bulbo se abría, como si fuese una boca, dejando entrever pequeños y afilados dientes que se clavaron en la bestia.

La hidra cayó, paralizada pero aun viva.

- Una planta carnívora y venenosa al mismo tiempo- Entendió Snape- Muy inteligente... Vamos...

Pasando por al lado de una serpiente entumecida, llegaron a una puerta. Al abrirla, vieron miles de copas color dorado, poblando todo el suelo.

- ¿Y ahora que?- Preguntó Fred- ¿Cómo descubriremos cual es el Horrocruxe?

- No es ninguna...- Gruñó el mago de ojos negros- Es un engaño... Que haya miles de copas no quiere decir que el Horrocruxe sea una de ellas...

Severus cerró la puerta y se giró para verla. La madera estaba decorada con varias figuras en metal. Dragones, serpientes, demonios, personas. Todas representando una escena de batalla.

- Voldemort no piensa así...- Explicó él, mirando todo, detalladamente- No hace lo obvio... Aquí esta...

En la parte superior de la puerta, siendo parte de la imagen, aparecía la figura de una serpiente con corona, como si aquella fuese el símbolo del líder de esa lucha graficada. El ojo parecía una perla negra, que a simple vista no era visible.

- El ojo de la serpiente... Ese es el Horrocruxe...

Snape tomó una copa que había cerca de él y arrancó el pie de cuajo, quedándose con un disco de metal, el cual utilizó para clavarlo en la imagen y quitar la perla negra, la cual cedió dificultosamente.

Ésta cayó al suelo y rodó un poco. Fred intentó tomarla, pero el pocionista lo empujó.

- Si no quieres perder el brazo, o algo más, ni si te ocurra tomarlo...- Gruñó Severus- Esta lleno de magia negra...

Él tomó otra copa y sin tocarla, metió la perla dentro. Luego sacó, de uno de sus bolsillos, uno de los dos frascos que la elfa le había dado. Apartándose un poco, volcó todo el contenido en el recipiente, dejando la perla sumergida completamente bajo la poción.

El líquido transparente hirvió con fuerza, lanzando humo blanco por unos momentos.

Los tres magos notaron entonces como esa extraña energía que poblaba el lugar, desaparecía bajo el velo de una magia más sutil, diferente y pura.

- Debemos irnos de inmediato, nos necesitan- Ordenó el ex mortífago, saliendo.

Mientras salían, vieron como la planta había cubierto completamente a la hidra y gran parte del suelo con una fina capa de hierba, en donde pequeñas flores blancas salían.

Sin dudas, en poco tiempo la mansión entera seria propiedad de un vegetal. Un aliado que no era fácilmente asociable con la velocidad.

Ádhmharaighe | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora