La otra cara de la moneda

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Autor: Helindir.

Diamhair seguía convertida como dragón, recibiendo algunos rayos de sol en sus escamas

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Diamhair seguía convertida como dragón, recibiendo algunos rayos de sol en sus escamas. Desvió la mirada, para observar a sus compañeros, y a los pequeños dragones grises que rugieron agudamente y se alejaron tras su contestación. Otro día podría ir a darles las gracias como correspondía.

Sus ojos cambiaron de rumbo, velándose. Notó el suelo totalmente revuelto, lleno de pozos. Unos tres árboles muy grandes estaban partidos a la mitad y un cuarto estaba arrancado de raíz, tirado en el suelo. Otros tenían ramas rotas, troncos rasgados y raíces desquebrajadas.

También vio algunos animales en el suelo. Un par de ardillas, un conejo y dos aves estaban desparramados en la lejanía. Un ciervo macho yacía con una pata destruida, respirando dificultosamente. Y peor aun, un unicornio, sangrando por la nariz, estaba recostado sobre una rama, como si su columna se hubiese quebrado.

Para la elfa, eso era demasiado. Se puso de pie y extendió las alas, rugiendo con fuerza.

- ¿Diam? ¿Qué sucede?- Preguntó Dumbledore.

La hibrida volvió a su forma elfica, mostrando un cabello totalmente gris y pesadas lágrimas surcando su rostro.

- ¿Estas bien?- Preguntó nuevamente el director, preocupado, bajo la mirada de todos.

Ella no respondió. Avanzó tanteando los animales moribundos mientras gemía desconsolada.

- No... No...- Sollozaba Diam, tocando uno de los árboles partidos- No perezcan...

Muchos no entendían lo que ocurría, ni comprendían por que ella estaba tan desdichada.

- La naturaleza...- Susurró Severus- Nosotros ganamos, pero la naturaleza no...

- ¡No te vallas!- Le pidió la elfa al unicornio, inclinándose y acariciando su cabeza, coronada por un cuerno destruido- No peses sobre mi alma... ¡Por favor!

Diam se puso de pie, histérica, sosteniéndose la cabeza y viendo la destrucción a su alrededor.

- ¡Dagda!- Gritó llorando, llamando a su Dios- ¡Perecen!

La híbrida se arrodilló en el polvo, llorando con fuerza. Había amado a la naturaleza desde siempre. La había considerado parte de si, y parte de su pueblo.

La victoria ahora estaba teñida de dolor. Nadie pudo evitar sentir la angustia que aquella Galo guerrera infundía en sus corazones.

Segundos después, algunos se sorprendieron de ver una figura cruzar la destrucción. Era un elfo, que aparentaba unos 45 años, vestido con un atuendo entre gris y celeste, muy diferente al de Diam. Esta era una ropa larga, con finos bordados de lianas en blanco, cintas grises y decoraciones de plata, con una capa gris oscuro de detalles en gris claro. Era claramente un hombre, algo más alto que Severus, de ojos azules muy oscuros, casi negro, y de cabello largo, que nacía más bien marrón y se aclaraba hacia las puntas, volviéndose casi blanco.

El se arrodillo junto a Diamhair, cerrando los ojos.

- Uaine...- Gimió ella, tomando sus manos- Haga algo... Se lo ruego... Sálvelos...

- Sabes que no puedo hacer eso...- Dijo el elfo- No fuera de Galia...

Todos oyeron su voz serena, grave y firme, pero también delicada y muy paternal.

- Es el líder...- Dijo Snape- El de más rango en toda Galia...

- Increíble que este aquí...- Susurró Albus, a su lado- Es muy raro que el líder deje su pueblo...

- Algo debe poder hacer...- Diamhair le rogó entre llantos, inclinándose ante él, casi tocando el suelo con su cabeza- Por favor... Uaine...

- No... No te inclines- El líder levantó su rostro, tomándola de la barbilla.

- Entonces haga algo... El unicornio esta muriendo ¡No puede dejarlo así!- Las pesadas légrimas de la elfa mojaban las manos de Uaine.

- Diamhair... Mi Dámh Crann esta muy lejos... Comprende que tengo mucho poder en Galia, pero no aquí... No puedes pedirme eso, pero si puedes algo mas... Piensa...

- No entiendo- Dijo Alastor, a sus amigos- ¿Por qué no dice las cosas directamente?

- Por que no es su rol- Le explicó el director- Es el líder, no puede actuar de cierta forma. Pero si le puede dar pistas...

- ¿Qué puedo hacer?- Gimió Diam.

Uaine sonrió. Una sonrisa hermosa, propia de seres con corazón puro.

- Eso es exactamente lo que quería oír- Susurró él, para luego besar su frente- Arriba.

Ambos Galos se pusieron de pie, bajo la atenta mirada de todos.

- Dime que has hecho hoy...- Pidió el alto elfo, tomando sus hombros.

- Ayude a vencer a Voldemort...

- No. Es más que eso... ¿Qué has hecho hoy?

- No lo se...- Ella agachó la mirada.

- Si sabes- El líder levantó su rostro- ¿Cuál es tu razón de existir?

- No conozco mi misión...

- Diamhair... Tu razón de existir es cumplir tu misión... Y durante casi tu vida has planeado esto... ¿Qué has hecho hoy?

- Cumplir con mi plan...

La elfa abrió los ojos. Sintió como si su alma se iluminara, entendiendo lo que su líder quería decirle.

- Cumplí mi misión- Articuló ella, estupefacta.

Uaine sonrió nuevamente, apartándose y esperando. Él sabía lo que seguía y solo era cuestión de un poco de tiempo para aquello por lo que había venido, se manifestara.

Después de todo, era el líder. Solo una razón de mucho peso lo haría salir de sus tierras. Solo un evento muy grande en una de sus guerreras, valía más que estar junto a todo su pueblo.

Y no solo era Uaine, un líder. Era un elfo de 392 años. Uno que ya había visto muchas cosas y sabia más de lo que aparentaba.

Ádhmharaighe | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora