Decisiones de un árbol temperamental

294 46 1
                                    

Autor: Helindir.

Diamhair aun seguía recibiendo algunos esporádicos agradecimientos mientras varios magos juntaban los paquetes con forma de mortífagos, que luego serian llevados a Azkabán

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Diamhair aun seguía recibiendo algunos esporádicos agradecimientos mientras varios magos juntaban los paquetes con forma de mortífagos, que luego serian llevados a Azkabán. Sin embargo, se alertó cuando percibió que su líder se alejaba.

Ella volteó a verlo y lo vio caminando hacia Leigheas, tocándolo y examinándolo. Comprendió entonces que su tiempo fuera de Galia había terminado.

Sus ojos pálidos se posaron levemente en Severus, mientras su cabello se volvía gris. Lo que sentía por ese humano le haría muy difícil el hecho de tener que irse para no regresar jamás. Esa seria la última vez que vería al mago de energía como cascada, al misterioso sujeto de bondad oculta bajo sus ojos negros.

- ¿Es tiempo?- Preguntó la elfa, observando a Uaine.

- Si...- Respondió el líder.

Diam suspiró y se volteó hacia los magos.

- Quiero darle las gracias a todos por esta oportunidad- Dijo ella, con voz triste- Y quiero decirles que debo irme, aunque no quiera. Los extrañaré mucho, siempre estarán en mis plegarias... Sobre todo tu, Severus...

- ¿Irte?- Preguntó Remus- ¿Por qué?

Snape internamente se preguntaba lo mismo, al tiempo que descubría que ya no podía negarse a si mismo aquello que sentía. Y eso era una fuerte atracción por Diam.

- Debo hacerlo- Ella bajó la mirada- Tengo que volver a mi hogar, a Galia.

- ¿Debes?- Susurró el pocionista, con un tono para nada energético- ¿Es otra de tus obligaciones de elfo?

- No pertenezco aquí- Gimió la elfa.

- Te equivocas- Dijo Uaine, acercándose- Dije que era tiempo, si. Pero tiempo de que yo regrese a Galia. Tu no. Tú perteneces aquí. ¿Por qué crees que Leigheas decidió brillar y germinar aquí? Si este no fuera tu lugar, tu Siol Dagda no hubiese brillado sino hasta estar en Galia. Pero ahí lo tienes. Se afirmó a esta tierra para que nada lo arranque. Leigheas sabe que hay en tu corazón, sabe que piensas y que es lo mejor para ti. Es un ente de sabiduría, y para él, tu futuro esta debajo de sus ramas... Aquí.

- ¿Estoy exiliada?- Preguntó Diamhair, temerosa.

- Claro que no- Rió el líder- Puedes entrar a Galia las veces que desees.

- Leigheas...- Ella miró su Dámh Crann, mientras sentía un leve dolor de cabeza- ¿Aquí? No te comprendo.

Una de las lianas que caían del árbol se desplazó rápidamente hacia ella, pasó por su lado y reptó hacia una figura, antes de erigirse ante él.

- Te esta indicando por que eligió aquí- Sonrió Uaine- ¿Lo comprendes ahora?

La rama permanecía frente a Snape, firme como el sujeto de tez blanca que tenia enfrente, pero de inmediato se movió, como una flecha, sujetando a Diam, al tiempo que otras lianas hacían lo mismo.

- ¿Diamhair?- Preguntó el líder, acercándose a ella.

- Es mi cabeza...- Susurró la mujer- Me duele...

- Demasiadas tensiones y esfuerzos...- Dijo el elfo, poniendo las manos detrás de sus orejas- Necesitas descansar un poco, reponer las muchas energías que has perdido. Por ahora te daré las mías, pero luego quiero que comas bien y duermas mucho ¿De acuerdo?

Bajo la silenciosa mirada de todos, y sobre todo del ex mortífagos, por varios segundos el líder de los Galos le dio algunas de sus energías a su guerrera, hasta que se repuso.

- Diamhair... Espero que me visites durante la buena estación- Sonrió Uaine, tomándola por los hombros.

- Por supuesto- Sonrió ella, algo melancólica.

Ambos elfos se abrazaron por un buen tiempo, despidiéndose con su lenguaje natal y deseándose las mejores de las suertes.

Luego de soltarse, el elfo le regaló su última sonrisa paternal y desapareció mágicamente.

Leigheas sonó levemente al notar que ella no se movía ni salía de su triste estado.

- Lo se...- Susurró la elfa.

Diam tomó una liana que caía cerca de ella y se volteó a ver a los magos, que no se habían movido.

- Los mortífagos no irán solos a Azkabán- Sonrió ella- Y tampoco los arrastraré yo. Apresúrense que queda solo media hora antes de que despierten...

- Haberlo dicho antes- Dijo Moody, acercándose a un par y llevándoselos consigo mientras desaparecía.

Durante varios minutos, ella se quedó observando a los magos veteranos llevándose a los antiguos seguidores de Voldemort y a los jóvenes alumnos retirándose hacia el enorme castillo que se levantaba un poco mas adelante. No quería hacer nada. Estaba cansada y algo decaída, así que subió a su Dámh Crann y se recostó en una rama, a varios metros del suelo, mientras veía el sol de la mañana empezar a filtrarse por las hojas azules sobre ella.

Aun así, no se sentía tranquila. Su árbol había decidido por ella, y sabía por que, pero no estaba relajada. ¿Cómo podría estarlo? Su Dámh Crann le había dado a entender que se quedara por que tenía futuro en aquel paisaje.

Severus dominó en su mente. Dudaba que él sintiera algo. Y lo cierto era que quería que sintiera algo. Estaba dispuesta a perder su longevidad para estar con el mago. Al fin de cuentas, era una alta elfa, y como tal, era muy difícil que se enamorara.

Eso era conocimiento de cualquiera que supiese lo mínimo sobre los Galos. Aman solo una vez, y para siempre.

Diam suspiró, resignada. Tomó varias lianas de su árbol y armó ágilmente una red, entre las ramas, se acostó sobre él y dejó que el sol, la brisa y el cansancio la arrastran a un sueño tan reparador como necesario.

Ádhmharaighe | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora