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La niña de seis años suspiraba irritada y es que ¡Su dibujo de jirafas era horrible! Algunas veces se preguntaba porque no podía ser como su madre, Dina, quien tenía una habilidad única para perfeccionar cosas artísticas, en cambio ella salió más a Yuugo.

— Pst, Emma. — susurro su compañero de asiento, Norman.

Era algo raro pero eran muy unidos, algo así como hermanos, o al menos así era desde la perspectiva infantil de Emma, porque para Norman la ojiverde era su todo.

— ¿Que pasa Norman? — le susurro de vuelta a su amigo.

— Hice un dibujo sobre nosotros. — le dió una sonrisa que para muchos era espeluznante, además de que había empezado a babear.

En el dibujo de encontraban ambos junto a una casita y una jirafa, Emma no presto atención a los detalles tales como los miles de corazones alrededor de ambos o los dibujos de niños con cabellos naranjas y ojos azules alrededor de ellos, no, ella presto atención a la Jirafa.

— ¿Cuánto tardaste en dibujar todo eso? — preguntó.

— Apenas unos diez minutos hehehe — volvió a reír el albino.

Diez minutos
Diez
¿¡Diez minutos y su Jirafa es perfecta!?

¡Emma deja a tu compañero! — regaño la maestra y es que inconscientemente la menor había comenzado a agitar a su amigo albino, estresada y celosa de su dibujo de jirafas.

Mientras Emma seguía"violentando" a Norman, este sonreía totalmente feliz (además de babear).

— No importa profesora, mientras mi Emma este feliz, yo soy feliz. — hablo el albino sonriendo.

Emma finalmente regreso a sí misma y lo soltó pidiéndole disculpas.

[🌻]

Cuando inicio la hora del descanso Norman, Emma y Ray ya estaban sentados juntos aunque este último está distraído quemando hormigas con su lupa, un extraño y cruel hobby que había copiado de su madre.

— ¡Ray! Deberías parar ya, las hormigas también sienten. — grito la ojiverde intentando quitarle la lupa.

— Buenos días Emma— saludo Gilda, la nueva amiga de Emma.

Se sentó frente a ella y saco su almuerzo, mientras Norman le daba una mirada recelosa. Últimamente su adorable amiga pelirroja pasaba mucho tiempo con la peliverde, nunca le había molestado que Emma tuviera más amigos a parte de Ray y él pero está nueva niña tenía algo raro.

En cuanto conectaron miradas se dió cuenta de que era lo que le parecía raro.

¡La niña tenía casi la misma mirada que tenía el cuando miraba a Emma! No puede ser, si era verdad y la niña adoraba a Emma tanto como él, sería la mayor rival que tendría.
Al ser niña ella tendria la ventaja en muchos aspectos, por ejemplo podría entrar con Emma al baño y nadie diría nada.

— Emma, ¿Me acompañas al baño? — pregunto la niña haciendo una cara adorable que al instante cautivó a la mayor.

Esa era otra ventaja para Gilda, al ser menor por un año, ella podría pedirle ayuda a Emma con cualquier cosa y Emma diría que si sin dudar.

¡No puedo perder contra ella!

Un rato después cuando ambas niñas habían vuelto del baño y el peliblanco ya había puesto en marcha su plan, decidió darle una señal a su compañero en crimen.

— Sabes pequeña Gilda creo que deberías intentar hacer mas amigos. — hablo el mini emo de Ray.

Gilda le dió una mirada que parecía de todo menos amable. — Mira quién habla. — dijo y al segundo el azabache ya estaba en una esquina quemando hormigas bajo un aura de depresión.

La pequeña pelirroja parecía pensarlo durante algunos minutos mientras mordisqueaba su galleta en forma de estrella.

— Pero tiene razón, Gilda no siempre podremos estar juntas y sería mejor si fueras unida con alguien de tu misma edad, así como Norman, Ray y yo. — rió mientras le daba una galleta.

El peliblanco solo asintió, pero por dentro era una explosión de felicidad, ¡Finalmente la niña de la mirada aterradora dejaría a su Emma!

Ante los ojos de Norman de seis años todo parecía ser felicidad.

Al menos hasta que la pequeña Gilda si consiguió un amigo, un moreno que incluso le ganaba por unos pocos centímetros a pesar de ser un año menor que él.

Suspiro, por esta vez dejaría ganar a la niña menor, pero solo porque Emma estaba feliz de tenerla cerca -y al niño nuevo también-.

Cuando fue la hora de salida Emma lo felicito por "ser tan atento con los demás niños", así que al final todo valió la pena.

Oyakusoku. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora