Parte única

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Yuji observó la actuación del hombre por el que había estado babeando durante su adolescencia. Apretó la botella de agua en sus manos y trató de permanecer tranquilo. El esfuerzo le provocó un mareo por la fatiga de días sin poder dormir y, rápidamente, volvió a sentarse en la silla. Pero no era su culpa el terrible insomnio que le impedía pegar ojo toda la noche.

¡No pierdas la calma, Yuji! Respira, respira hondo. Estabiliza tus emociones.

Yuji cerró los ojos para obtener un poco de alivio a sus ojos ardientes. Estaba cansado. Más cansado que la última vez en la que no pudo dormir por un día entero. Pero nada tenía que ver con trabajo. La razón tras esto eran los sueños húmedos que hacían de escenas cotidianas en escenas de cortometraje pornográfico. El protagonista de todos estos sueños era Satoru Gojo, un actor conocido del que era asistente.

—¡Listo! —El director aplaudió cuando la última escena por fin fue capturada—. Salió perfecta y se hizo en una toma.

Yuji saltó al instante de escucharlo y corrió hacia Gojo con la botella de agua. Gojo le sonrió con su habitual sonrisa ladina, mirándolo acercarse.

—Gracias —le susurró al oído—. Más tarde iremos a comer algo.

Yuji rápidamente sacudió la cabeza.

—No, no puedes. El equipo irá a cenar por la culminación del rodaje.

—No tengo la obligación de ir con ellos. —Lo miró a los ojos sin quitarse aquellos lentes negros que impedían que su mirada revelara la intensidad oculta—. ¿O no quieres cenar conmigo?

—¡Yo quiero! —Yuji se aclaró la garganta—. Yo quiero... pero podemos ir mañana.

—Itadori.

Yuji suspiró, sintiendo que en cualquier momento Gojo le haría conocer su tranquila molestia. Nunca lo llamaba por su apellido más que para demostrar su disgusto. Yuji siempre se esforzó por evitar que el otro se enoje.

—¿A dónde quieres ir? —preguntó, rendido en su deseo de volver a casa.

—Cenaremos en mi casa.

Yuji asintió sin mucho ánimo, agarrando la botella que le devolvía. Mantuvo su mirada pegada al suelo, ignorando por completo la sonrisa triunfante del actor.

Ambos regresaron al camerino del actor, y mientras la estilista le quitaba el maquillaje a Gojo, Yuji intentó no dormirse en el pequeño sillón. No quería darle más motivos a Gojo para mantenerlo en su casa como la última vez que, usando la excusa de que su colchón era más cómodo y suave, lo obligó a quedarse a dormir con él.

—Yuji, no te duermas. —Oyó que decía Gojo.

Parpadeó para expulsar la pesadez en sus párpados, tragando un bostezo que señalaría su falta de cuidado. Para evitar dormirse, usó el celular y entró al grupo de amigos para conversar un rato. Allí, dos eran actores.

Nobara: ¿Vamos a salir esta noche? Quiero beber.

Megumi: No. Tengo que filmar mañana. Tú también tienes trabajo.

Nobara: Bueno, estoy a punto de acabar mis partes.

Yuji: Yo no puedo porque voy a cenar con ya sabes quien.

Nobara: ¿El pervertido? ¡Qué agallas! Ten cuidado, que veo que te tiene ganas.

Yuji: No es así. Me ve como su hermano pequeño.

Megumi: Ah.

Nobara: Joder, ¿se han escapado tus neuronas? Y tú, Megumi, pon algo más de preocupación en este tema que nos roban al niño.

No es un sueño » GoYuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora