In Solitary // Kageyama Tobio [HIATUS]

C a t o r c e

A veces uno sacrifica mucho para llegar a ser él mejor, tanto cuerpo y alma se ven afectados cuando quieres ser el mejor en algo que te apasiona, que te hace sentir bien contigo mismo, o eso era lo que creía cuando vi a Oikawa desmoronarse en medio de la cancha cuando en el tercer set Karasuno se llevó todo la victoria para enfrentar a Shiratorizawa el día de mañana. Era desgarrador para mí, por lo menos, ver a aquel castaño que se había esforzado tanto para deslumbrar en algún campeonato a nivel nacional, pero lamentablemente el destino tenía planeado otros resultados, resultados que venían del esfuerzo, sangre, peleas y sudor.

Me limpié una lágrima que recorría mi mejilla derecha, tenía pena por Aoba Johsai, pero también estaba contenta por los chicos, ya que, en este partido se dejo absolutamente todo en la cancha, absolutamente todo, hasta el espíritu que caracteriza a cada ser humano. Saeko tomo mi muñeca y me tironeo fuertemente para que fuéramos a ver a los chico. No tuve tiempo de reaccionar porque estaba en un trance tremendo, porque yo también sabía que después de perder algo en lo que te sacrificaste por un largo tiempo y ver que no dio frutos, era como hundirse en un hoyo negro profundo de cuestionamiento hacia tu persona.

Cuando ya estuvimos abajo, sacudi mi cabeza para alejar mis pensamientos y puse mi mejor sonrisa, los chicos tenían el rostro iluminado y lleno de orgullo, eso me hizo tranquilizarme de cierta manera, pero aun quedaba una batalla tremenda el día de mañana, una batalla que dictaminará quien será el representante de Miyagi en las nacionales.

— ¡Lo hicieron genial!— dije mientras le daba un pequeño abrazo a Yamaguchi — Tu servicios por fin están mejorando— aprete sus cachetes pecosos.

— Gracias Saeko — murmuró raro debido a que aún seguía apretando sus cachetes— ¿Puedes dejar mis mejillas tranquilas?— tomo mis muñecas y me alejó lentamente.

— Tsk. Eres una amargado con tu mejor amiga— me cruce de brazos y mire a otro lado

Segui felicitando a los demás y cuando llegue donde Tobio me abrazó fuertemente mientras murmuraba:

— Oikawa es genial.

— Y pensar que seguirá mejorando me perturba— susurre en su oído— Pero aún así te luciste Tobi— dije mientras me apretujaba más en su hombro— Estoy muy feliz por ti.

— Yo también estoy feliz por mi— me separé de él y le di un zape— ¿Qué te pasa?.

— Eres un egocéntrico— lo mire mal— Y apestas— hice unas pinzas con mis dedos y me apreté las nariz.

— Tsk. Eres muy molesta— frunció el ceño— Y es obvio que estoy apestoso— rodó los ojos.

Después de esa conversación, comencé  repartir bananas y bebidas energéticas para los cansados muchachos. En un momento mi vejiga molesta no daba para más y tuve que huir al baño. Mientras caminaba rápidamente por los pasillos repletos de gente, vi como una presencia se acercaba por al frente mío y la reconocí inmediatamente, era Oikawa Tooru dando instrucciones a los menores para llevar todo al bus, y en su falso rostro de calma, se veía el brillo de tristeza.

— Se nota que eres un cáncer echo y derecho— comente en voz alta— Tú manera de tener doble personalidad me perturba— le dije directamente.

— ¿Cómo sabes que soy cáncer?— pregunto confundido.

— Estuve escuchando a tus fanáticas durante un día entero — rode los ojos—  Ahora a lo que venía— me acerque lentamente— ¿Necesitas un abrazo?— pregunte con una sonrisita y estirando mis brazos.

— ¿Por qué dices....

Y lo apretuje entre mis brazos, sabia que haría diez mil preguntas antes de aceptar así que me adelanté. Y como había predicho, sus lágrimas comenzaron a humedecer mi hombros izquierdo mientras sus enormes brazos y musculosos comenzaron a apretarme, transmitiendo ese dolor, esa frustración de no haber ganado, esa rabia y ira que consumían lentamente a Oikawa Tooru. Este muchacho sufría mucho, tanto, que hasta a mi se me contagiaba la pena que traía, o era simplemente por mi capacidad de ser extremadamente empática y conectarme directo con las emociones de los demás. Fue tarde cuando me di cuenta de que también estaba llorando.