Capítulo 20

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—Vamos a casa de Susan —sugirió Jeremy.

—Susan debe de estar agotada —repliqué.

—¿Cansada? ¿De verdad que no sabes? Susan sale a tomar a centros nocturnos por sí no lo sabes, eso para ella no es un impedimento, además acuérdate que tiene niñera —comentó.

—Jeremy tú no sabes —pronuncié —. Me voy a mi apartamento mi novio me espera.

—Yo quiero conocer a tu novio Juliet. ¿Tienes miedo? —demandó.

—¿Miedo de qué? ¿A ti? Oh, que gracioso eres —repliqué—. Te invitaré esté fin de semana —. ¿Ok?

—Ok.

Sonrió.

—Estamos un poco lejos —abrí los ojos —. Olvidé que había ido a la universidad en mi auto, tendré que devolverme.

—Toma un taxi Juliet.

Asentí.

Tomé un taxi rumbo a la universidad, Jeremy se montó conmigo, cuando llegamos fuimos a buscar mi auto, llevé a Jeremy a mi antiguo apartamento y luego me fui al apartamento dónde había vivido a Alexis.

En la noche Alexis se animó a cocinar. Cocinaba una rica sopa de pollo y fideos. En la hora de acostarnos a dormir ya en la cama me acordé de Jeremy y su invitación.

—Alexis un amigo mío de la infancia quiere conocerte —mencioné.

—¿Un amigo? ¿Quién es? —preguntó.

—Ya lo verás, siempre hemos sido uña y mugre —le respondí —. También es amigo de Susan.

—Mmmmm... ¿Será cómo los locos amigos tuyos? —cuestionó.

Reí.

—Es un loco amargado —le respondí —. Como los que tú conoces; no, este es una mezcla de todo.

—Explícame algo —se frotó la barbilla —. ¿Por qué dijiste que son como uña y mugre si tú nunca me lo habías presentado? Aclárame esa duda.

—Pues, es que él no se encontraba aquí en Madrid y recién volvió a aparecer —respondí.

—Tengo un año conociéndote y nunca me habías hablado de él — mencionó —. Uña y mugre no me parece bien esa palabra.

Reí. Lo miré y lo acaricié por la espalda.

—¿Estás celoso cariño? —cuestioné aún riendo.

—Celoso no, pero extraño sí —inquirió.

Alzó una ceja.

—Ya anda, déjate de pensar en disparate, si vieras los nuevos profesores de la universidad te morirías de celos —recalqué.

—¿Qué? ¿Nuevos profesores? —espetó.

—Sí, bestia. —afirmé.

—¿Cuándo vendrá tu supuesto amigo? —preguntó.

—No sé, dime tú —respondí.

—Si quiere que venga mañana — comentó.

—¿Prometes no ponerte celoso? —pregunté.

Reí.

—Juliet esto no es motivo de burla —pronunció —. ¿Ok?

Asentí.

—Lo traeré conmigo desde la universidad —dije en un tono serio.

—Así que estudia contigo. ¿O no?

—La misma carrera pero no estamos en la misma aula, conmigo está Claudia, Andreina y Luisa —contesté —. Esas ya tú las conoces.

Se acomodó en la cama y respiró.

No decíamos ni una sola palabra, él se levantó, apagó la luz y retornó a acostarse, en un rato se quitó la pijama y me hizo el amor con la pijama puesta.

Al día siguiente....

Quedé en pasar en recoger a Claudia ella como siempre me recibía con una gallardía que no bajaba nunca de volumen. De hecho extrañaba mis antiguos compañeros. Nos quedamos por los alrededores de la facultad, Andreina estaba con Luisa y nos aproximamos a ellas.

—¡Hola chicas! —exclamó Claudia.

Todas nos saludamos, tomamos asiento Claudia y yo al frente de Andreina y Luisa.

—¿Tienen algún lige? —cuestioné.

—No precisamente pero queremos lucir hermosas —respondió Luisa.

Ambas se estaban maquillando, me quedé observando hacia a mi alrededor mientras las chicas hablaban, de lejos visualicé a alguien que ya había visto antes.

—¿Beto? ¿Estudia aquí? —pensé.

Ya acercándose la hora de inicio de clase, nos dirigimos al aula pero al entrar a la facultad una mano me sostuvo, las chicas no se dieron cuenta y prosiguieron caminando, voltié a mirar quien me habría sostenido y me topé con la cara de Beto.

—¡Beto! —exclamé.

Este sonrió y me jaló un poco más a él sin dejar de soltarme.

—Hola Juliet cuánto tiempo —me saludó —. ¿Tienes clases ahora?

—Sí ¿Y tú?

—Tenía pero mi profesor canceló la clase de hoy —me respondió —. Ven vamos a hablar.

—Tengo clases Beto —comenté.

—Por un día no pasará nada, ven —asintió.

Respiré.

—Está bien.

Soltó mi brazo y tomó mi mano caminamos rumbo a las gradas. Nos sentamos en un banco.

—¿Podemos ser amigos? —preguntó.

Dudé por unos segundos en mi cabeza.

—Sí —afirmé.

—Y... —pausó —. ¿Tienes novio?

—Sí y vivo con él.

—¿Qué? Pues no modo.

—¿Podemos ir a otro lugar?

Voltié a mirarlo.

—¿Por qué no nos quedamos aquí?

—Por nada, sólo que me gustaría pasear, no sé —dijo arrascándose la cabeza.

—Dejémoslo para mañana —sugerí —. ¿Sí?

—¿Por? ¿Tienes planes? —preguntó.

—Sí, déjame tu número, me retiro y hasta mañana. ¿Ok? —aclaré.

—De acuerdo —confirmó rodando los ojos —. Como digas nos vemos en la tarde.

Guardamos el número de ambos, me retiré a clases dejando a Beto atrás. En la puerta de la entrada del edificio de clases observé a Jeremy. Percibí que me estaba observando desde hace rato. Llegué hacia él para comunicarle que de después de clases se vendría conmigo. Lo agarré por un brazo entrándolo conmigo al edificio.

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