Capítulo 24

36 5 0
                                    


—Piensa bien las cosas, es que tú andas con un calentón últimamente y las hormonas desalborotadas —dijo en todo bajo —. Mira, no sé que decirte, sólo te digo que pienses bien lo que vas a hacer, además recuerda; Jeremy sólo dice que podrán ser amigos nada más.

—Voy a tener que desaparecerme —respiré apoyando mi cabeza en un puño de mi mano derecha.

Claudia rodó su cabeza.

—¿No pensarás irte de Madrid? —inquirió.

—Sí —afirmé.

—¡Pero Juliet! —exclamó Claudia.

—Claudia, cuando Jeremy se había marchado yo empecé una nueva vida, me sentía bien en esos meses aunque lo recordaba, es que... —pausé —. Tú no me entiendes, lo mejor será alejarme.

—¿Vas a abandonar a Alexis? ¿Eh? —cuestionó.

—Creo que esa respuesta tú lo sabes —respondí.

—Talvez mañana cambies de idea —comentó.

—Cada beso de Jeremy es un punto de partida, el cual no puedo resistirme —pronuncié.

—Te entiendo me sucede con Tadeo, él me acorrala —comentó.

—Lo voy a pensar y pensar, no me parece justo que yo le mienta a Alexis, él me ama pero yo no a él, se merece a alguien que lo quiera —comenté.

—Tú sabrás —opinó —. O será que tú querrás ser libre.

—Ambas cosas Claudia, ambas —dije tomando un lapicero de la mesa —. Pongamos atención a lo que dice el profesor.

Escuchamos las exposiciones del profesor hasta el final de la clase. En la salida Claudia, Sebastián, Andreina y Luisa nos fuimos a la cafetería, planeamos salir en la tarde después nos dividimos. Cuando iba saliendo de la cafetería con Claudia nos encontramos a Jeremy.

—Ves Claudia que no me equivoco —ella asiente.

Me tomó de la mano llevándome hacia él.

—¡Hola Jeremy! —exclamó Claudia, le dio un beso en la mejilla y un cálido abrazo. Este sonreía.

—Hola Claudia, que guapa estás hoy —dijo Jeremy rodando a Claudia con su mano detrás de su espalda —. ¿A dónde vas? ¿Tienes alguna cita?

—No, tú sabes que soy soltera —respondió Claudia.

No pude contenerme, me eché a reír. Jeremy rodó sus ojos hacia mí extrañado.

—¿Por qué te ríes Juliet? —preguntó.

—Por nada y se dice: hola —le reproché.

—Disculpa además déjate de cursilería —se expresó.

Rodée mis ojos hacia la derecha.

—Claudia vámonos a clases —giré mi cuerpo y me marché.

A unos pasos sentí que unas manos me sugetaron y me detuvieron, alguien se había acercado a decirme algo en el oído, giré mi cabeza y vi a Jeremy.

—Te espero esta noche —me susurró en el oído.

Esas palabras me calentaron provocando a que vinieran recuerdos a mi cabeza.

Se apartó de mí dejándome caminar, no dije nada luego Claudia se acercó.

—¿Qué te susurró Jeremy al oído?

—Lo mismo Clau.

Claudia no pronunció nada ni yo.

Horas más tarde....

Ya eran las dos de la tarde Claudia, Sebastián, Luisa, Andreina y yo nos fuimos a una plaza comercial. Nos quedamos en KFC Sebastián se negaba, no le gustaba la comida picante, de hecho las carnes de Kentucky son picantes, después de tanto rodeó, él aceptó, trató de comerse la carne mientras Luisa y Claudia se burlaban de él.

—Ya chicas van a espantar a Sebastián, no querrá volver a salir con nosotras —aseguré mirando a Sebastián.

Este rodó los ojos.

—Ah no —negó Claudia —. Él no podría negarse a salir con nosotras, si se niega le caeremos a palo.

Luisa asintió.

—Obvio y yo sería la primera —confirmó Luisa.

Miré a Sebastián fijamente.

—Sebastián —mencioné —. ¿No te importaría salir con nosotras este fin de semana?

Rodó sus ojos hacia los míos.

—No, sólo que no quiero que me inviten a comer comida picante —comentó mirándonos a todas —. ¿De acuerdo?

Asentimos.

—¿Tienes novia? —preguntó Luisa colocando su barbilla sobre sus dedos cruzados mientras sonreía.

—No tengo.

—¿Seguro? —cuestionó Andreina.

—Sí, seguro —afirmó.

Claudia me miraba.

—Vamos chicas a comprar —mencioné.

Caminamos con Sebastián por toda la plaza comprando y compartiendo. Como en eso de las seis de la tarde llamó Alexis dándome una advertencia. Dejé a los chicos y me retiré.

Llegué al apartamento y Alexis tenía una cara seria, no dijo nada cuando llegué sólo me miró. Me acerqué a él a ver si quería conversar.

—Dime. ¿Por qué tienes esa cara? —crucé mis brazos y me senté junto a él.

Ambos mirando hacia al frente.

—¿Por qué sales tanto? Hace semanas estabas en Suiza y... interrumpí.

—Y nada Alexis —aseveré —. ¿Qué tiene de malo qué yo salga?

—Sales muy a menudo y eso no me gusta —masculló.

—¿Ah? ¿Acaso me vas a prohibir que salga? —inquirí —. Eres un machista.

Rodó su cara hacia a mí. Señalándome con su índice.

—¡No soy ningún machista! —gritó.

—¡No me grites! —exclamé enojada —. ¡¿Qué insinúas eh?!

—No insinuó nada, sólo que no me gusta que estés saliendo cada vez que de la gana —dijo entre dientes.

—Oh, vaya, estás sacando las uñas ahora —dije con rudeza.

Mi TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora