Capítulo 32

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A velocidades media me transporté en mi auto hacia mi apartamento, llegué lo más rápido que pude y cuando abrí la puerta lo primero que vi, fue la cara de Jeremy, se encontraba sentado en un extremo de unos de los muebles muy serio. Me quedé paralizada observándolo sin emitir ningún comentario aún con la mano sobre el manubrio.

—¿Qué me miras? ¿No vas a entrar? —cuestionó Jeremy.

En silencio avancé mis pasos hacia adentro y cerré la puerta.

—¿Juliet? ¿No me vas a contestar?

—Ya entré Jeremy.

—¿Por qué no me informaste de no venías a dormir?

—Porque no te recordé.

Jeremy se levantó del mueble y se aproximó a mí.

—¿Rechazas mis caricias por las de otros hombres? —cuestionó tocando mi barbilla.

Ese pequeño momento fue electrizante.

—Sabes que no Jeremy. Tú eres el que no entiende de que soy una mujeres que siente y que tiene deseos —recalqué.

—No necesitas a nadie más —susurró.

Sentí cosquillas por todos lados.

—Prométeme algo serio y seré tuya para siempre —le propuse —. No saldré con ningún otro tipo que no seas tú.

—Juliet —pausó Jeremy —. No necesitas de otras caricias. Con las mías son suficientes.

—No me importa tu punto de vista así que... —pausé porque en ese momento me vino a la mente Sebastián.

Por unos segundos permanecí pensativa sobre si seguir continuando conversando con Jeremy y contarle mis planes.

Jeremy apartó sus dedos.

—¿Qué te sucede?

—Sólo pensando. No te voy a mentir eres mi amigo de años —le respondí mirando hacia el suelo, avancé mis pasos hacia mi derecha, cuando llegué casi al fondo me movilicé y quedé frente a Jeremy —. Yo en verdad pienso establecer una relación seria con Sebastian, ambos estamos tratando de llevarnos bien.

—Eso quiere decir de que yo quedaré en segundo lugar.

—Eso es lo que tú siempre haz querido, quieres ser segunda opción Jeremy.

El rostro de Jeremy era de pocos amigos, pero lo ignoré porque en verdad si que era un egoísta, y su egoísmo lo tenía plenamente serio.

—Lo que tú quieras Juliet —masculló mirándome muy enojado.

Sonreí.

De inmediato me movilicé hacia mi habitación y una vez allí visualicé de que Jeremy tenía todas sus cosas en mi habitación. No pensé en votarlo de mi apartamento pero si que yo tomaría una decisión al respecto.

En la tarde compré el vuelo de ir a Inglaterra, Sebastian se encontraba allí, dejé mis boletos en mi carro y decidí hablar de eso ya acercándose el día. Jeremy se encontraba como siempre serio y aún así nos llevábamos bien, tuvimos sexo durante toda la semana, y no discutimos. Faltando un día para yo viajar, me animé a decirle a Jeremy sobre mi viaje.

—Jeremy —pronuncié y suspiré —. Me voy de viaje mañana para Londres.

Jeremy sonrió irónicamente, ambos estábamos en el balcón de la sala.

—A verte con tu novio.

—Aún no lo es —contradije —. Observaré cómo nos tratará la vida.

—Juliet, Juliet —murmuró Jeremy.

—Espero de que muevas tus cosas a otra habitación, te podrás quedar aquí y le dirás a Sebastian de que somos primos —le expliqué.

Se rio.

—No me hagas reír Juliet.

—Si quieres continuar viviendo aquí sería más que obvio de que tu te hicieras pasar como mi primo.

—Ridícula.

Le di una palmada a su espalda.

—Vamos a mi habitación a disfrutar del sexo —pronuncié.

—Yo quiero saber por qué cada vez que tú y yo tenemos una plática un poco incómoda tú me propones sexo, Juliet.

—Porque contigo idiota así es que puedo resolver las cosas.

—Soy un ser humano que vibra y siente, sácame a pasear querida amiga.

—Siempre lo he hecho, Jeremy. Es que tú muchas veces te muestras indispuesto.

—Ya no sé como convencerte cabezota —se rio —. Eres mi amiga y te quiero mucho.

Tomé a Jeremy por el brazo y lo llevé conmigo a mi habitación, rodée mis manos sobre su cuello y el colocó sus manos sobre mi cintura, se inclinó a besarme lentamente, luego caminamos sin apartarnos y llegamos hacia mi cama. Nos desprendimos de la ropa y Jeremy emprendió sus ricas embestidas en mí, siempre cuando había estado con él nunca quería que el tiempo se terminara.

A pesar de que no teníamos nada serio, yo disfrutaba de su compañía y no sentía el dolor que sentís por no poder tenerlo, quizás porque me conformaba por migajas de él, y aprendí de él a disfrutar el momento sin importar el mañana.

Luego exhausto del sexo nos quedamos boca arriba mirando el techo.

—¿Todo bien Jeremy?

—Bien, tú ganas Juliet.

Sonreí.

—No te enojes, sabes que siempre estaré contigo.

—¿Juliet qué harás con Alexis? Él sabe de que tú y yo somos amigos.

—Dile que somos familia y punto.

—Tendrás problemas con nosotros tres. ¿Falta alguien más?

—No Jeremy. Contigo nunca se acabará el problema.

—Es que tú eres muy calenturienta Juliet.

Reí.

Jeremy siempre ha emitido ese tipo de juicio sobre mí pero yo evitaba discutir por eso, porque en verdad tenía razón.

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