Capítulo 42

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Jeremy y yo nos movimos de  la sala yegando hacia mi habitación. Dejamos a Tamara sola por un buen rato.

—Nada de esposas, no me gustan esas cosas —le prohibí mientras me quitaba la ropa—. Nada de fetiches raros, nada de fantasías locas, nada de cadenas, nada de látigos y nada de nada de cosas que sabes que no me gustan.

—Tú no eres la que decide —sentenció Jeremy—. Deja de ser tan aburrida cariño. Conmigo a partir de ahora en adelante las cosas van a cambiar.

—¡Mucho cuidado Jeremy! —exclamé alarmada—. Puedo volarte por la ventana.

—¿Ah si? Y si no hago lo que tú digas —me desafió mostrándose muy serio—. Eres muy seria —sonrió maliciosamente—. Voy a quitarte esa seriedad de una vez por todas y te llevaré a explorar cosas nuevas que para ti son mal vista, pero para muchas personas como yo son muy satisfactoria.

Se aproximó a mí y de inmediato me tomó por sus brazos, apretándome hacia él y devorándome los labios con su beso salvaje y apasionado. Caímos luego sobre la cama. Lentamente nos quitamos la ropa íntima y después nos descargamos de toda la pasión que emana dentro de nosotros.

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Varios días después...

Luego de terminada la jornada de clases como siempre mis amigos y yo nos quedábamos en los alrededores de los edificios de la universidad. De repente observé como una compañera de nosotros se acercaba hacia nuestra dirección y tomó asiento al lado de Jeremy.

—Buenas tardes para todos —pronunció Laila.

Todos contestamos, le debolvimos cordialmente.

—¿Les molesta si me quedo con ustedes? —preguntó Laila.

Todos le dijimos que no importa.

Tuve la sensación de que ella algo quería, su llegada no era nada bueno. Todos conversaban mientras yo sólo decía algunas palabras. De hecho; no me caía bien, y casi siempre se dirigía hacia Jeremy. Cuando tomamos la dirección de irnos, ella b os detuvo a Jeremy y mí.

—Juro que la mato —pronuncié en voz baja.

Jeremy me miró raro. Nos giramos hacia Laila para ver que quería.

—¿Podemos vernos mañana? —cuestionó Laila.

En seguida me enojé mostrándole mi mal humor.

—No. Y no te quiero cerca de Jeremy —le advertí dejándola sorprendida—. Al menos que sepas boxear.

—¿Disculpa? —cuestionó incrédula y con una sonrisa mediocre.

—Lo que oiste no eres sorda. No te quiero cerca de nosotros, ve a buscarte otro ligue que no sea mi pareja —le aclaré.

—¿Qué? Pero si Jeremy... —No terminó porque Jeremy se entrometió.

—Laila, por favor retírate. No pidas explicaciones que escuchaste bien —le dijo Jeremy a Laila.

—Bien, disculpa a ustedes —se despidió Laila.

No vi su expresión porque esquivé mi mirada de ella. No quería ni siquiera mirarla, para colmo era nuestra compañera de una de nuestras secciones.

—Mamiii... ¿Estás celosa? —me molestó Jeremy haciéndome pucheros en mi pecho—. ¿Temes a que me pueda comer ese caramelo?

—Obviamente me molesta esa tipa —le respondí recordando lo mal que me había caído, luego me giré a ver a Jermy y el apartó su dedo de mi piel—. Te prohibo a que te acerques a ella o sino te la verás conmigo —le advertí duramente.

Él sonrió porque le estaba gustando la escena.

—Te conozco, eres maquiavélico —añadí.

Se acercó a mí  y me dio un beso en la boca, después me tomó de la mano y me empujó hacia el camino rumbo al parqueo.

—Por eso es que te quiero tanto, Juliet. Eres tan, tan pero tan impredecible —pronunció mientras caminábamos—. Vamos a sellar este día haciendo el amor en el balcón.

—¡Estás loco! ¡Ya te lo he advertido! —le reproché recordándole de que ya nos habían visto—. Mejor hagámoslo en el jacuzzi.

—Pero si tú no lo usas aburrida.

—¡Pero me gustaría ahí y punto!

—Muy bien señora, muy bien.

Nos movimos de la universidad y nos trasladamos hacia apartamento, una vez allí llegamos a preparar el jacuzzi. Tamara no iba estar hasta en la noche cosa que le agradaba a Jeremy, ya que sentía que  mi amiga era una molestia, pero poco a poco ha ido aceptando a Tamara.

Una vez en el jacuzzi estuvimos tomando vino y compartiendo algo de comer. Hablábamos muchísimo, nos besábamos y de un momento a otro Tamara llegó hacia nosotros.

—Oops, disculpen —pronunció Tamara.

—¿Te quieres unir Tamara? —cuestionó Jeremy.

Ella fijó sus ojos en Jeremy.

—Obvio que no baboso —le respondió Tamara.

—Ojalá tú con este bombón. ¿Te tengo que enseñar mi cuerpo desnuda para que veas que si levanto morbo? No como el débil tipo que te gusta.

Tamara alzó una ceja.

—No me interesa en lo absoluto verte desnudo. No me gustas ni siquiera para rato.

—¿Para qué viniste Tamara?

—Es que a Juliet la está llamando su madre por teléfono.

—Ah, ¿Y qué haces tú aquí a esta hora?

—Ya es de noche Jeremy.

Me moví del jacuzzi y me coloqué el albornoz para atender la llamada telefónica de mi madre.

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