Mrs. Johnson

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- Hola – contestó la voz de una mujer.
- Um, hola – dijo Orazio nervioso – Estoy llamando a Jane... Johnson.
- Si, al habla.
- Oh, uh, mi nombre es Orazio y...
- ¿Qué quieres? - dijo la mujer con tono impaciente.

Orazio se quedó un instante sin saber que decir. Efectivamente ¿qué es lo que quería con aquella llamada? La verdad es que no lo sabía. Estuvo a punto de colgar, pero se forzó a si mismo a no hacerlo.

- Grace me dio su número. Dijo que podría ayudarme.
- Ya veo – dijo la mujer con voz inexpresiva – Muy bien, dame un segundo.
- Gracias.

Orazio esperó unos instantes y volvió a escuchar la voz femenina.

- Si, Grace te dio mi número, ¿verdad?
- Así es.
- Muy bien – dijo la mujer – creo que podría ayudarte, pero primero tendría que conocerte. ¿Grace no te dijo exactamente como llegar a mi casa?
- No.
- Hmm, bueno no está muy lejos de la universidad. Enviaré un chofer para que te recoja. Envíame tu ubicación – dijo Jane Johnson.

Orazio hizo lo que le decían. "Gracias" dijo a modo de despedida.

Unos minutos después un chófer que conducía un coche de alta gama llegó para recoger a Orazio. Le sorprendió que no se tratase de un coche automático. Por lo que había visto, nadie conducía ya.

Orazio entró al vehículo en la parte de atrás. El conductor no hablaba mucho, pero Orazio sentía curiosidad. Era el primer hombre con un trabajo que veía.

- Perdone... - le dijo con cierta timidez - ¿Cómo ha conseguido este trabajo? Hoy en día no hay mucho trabajo para los hombres según me han dicho.

El hombre se giró para mirarle.

- Soy un puto genio – dijo con expresión bastante seria.

Un puto genio ¿eh? Pensó Orazio.

- ¿Hace cuanto que tiene el trabajo? - preguntó deseando saber más cosas sobre aquel hombre.
- Alrededor de año y medio – dijo el hombre volviendo a concentrarse en la conducción.

Orazio asintió y abrió la boca para hacer más preguntas, pero entonces el coche se detuvo frente a una enorme mansión.
- Es aquí – dijo el conductor.


Orazio se asomó a la ventanilla para ver mejor. Era una casa enorme. A Orazio le recordó más a un hotel que a una casa. Salió del coche y un androide masculino, vestido de mayordomo, salió a recibirle.

- La Sra. Johnson le espera en su despacho – le dijo con voz agradable.

Siguiendo al androide, Orazio entró en la enorme mansión por la puerta principal. El androide lo condujo hasta la puerta del despacho de la señora Johnson y llamó a la puerta.

- El Sr. Orazio D'Aquino está aquí, señora – dijo el androide.
- Hazlo pasar – respondió una voz femenina.

El androide le abrió la puerta a Orazio y éste se encontró frente a la que podía ser la mujer más rica de la ciudad. Llevaba un traje azul elegantemente planchado y con ribetes rojos. Tendría unos cincuenta años y le observaba atentamente desde detrás de un enorme y lujoso escritorio.

- Sin duda, Grace sigue teniendo buen gusto para los chicos – dijo mirando a Orazio de arriba a abajo.
- Sí, lo tiene – asintió Orazio sin ningún tipo de falsa modestia y preguntándose por qué había aceptado ir a aquel sitio.

- Bueno, ¿en qué puedo ayudarte? - dijo ella tras una incómoda pausa.

Orazio miró a su alrededor y tomó asiento frente al escritorio.

Orazio (Vol. 1) Orazio y la hormona Isis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora