Advertencia: éste es un one-shot extremadamente largo (a mi parecer). Contiene lemon, es decir, escenas de sexo explícito, con lenguaje obsceno que se debería de tomar como un chiste. Sin más, disfruten de este fanfic mediocre. 🤍
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🥭 | ᪥ | 🍒
| Secretos de belleza.
Una hermosa tarde era responsable de los cálidos y resplandecientes rayos del sol fueran presentes. El baile de las hojas de los arboles se movían al compás del viento cual suave era. El pequeño ruido fue opacado por las personas que transcurrían por las calles del pueblo.
Comercios abiertos donde hombres y mujeres promocionarán y vociferaban su productos con orgullo de su buena calidad o pequeñas mentiras para tener más oportunidad de vender.
Un adolescente de hermosos ojos azules y lindos cabellos rubios pasaba por aquellas calles que repletas estaban. A pesar de la cara de indiferencia y relajación que conllevaba, su mente era un caos. Ya habían pasado 3 años de la partida de Sasuke de Konoha y también el viaje de entrenamiento que estaba realizando con Jiraiya, alias: Ero-Sennin.
La próxima semana era su regreso a su pueblo natal, aunque con esos 3 años no hubo ninguna noticia de su antiguo compañero de equipo. En un momento mientras pensaba en aquello paró delante una tienda de maquillaje, donde se veía a su ahora mentor. Éste coqueteaba con una muy obvia cara pícara. Frunció el ceño, irritado.
La mujer la cual era cortejada sólo reía alagada por los piropos indiscretos del hombre, e intentaba resaltar su muy caro labial cual fue opuesto en sus carnosos labios. Si estaba sorprendido, no lo demostraba. Normalmente el peliblanco era rechazado por la mayoría de mujeres recibiendo un golpe de respuesta por cualquier piropo tonto que dijera.
Con algo de saña se dirigió donde Jiraiya.
-Ero-Sennin, ya deberíamos irnos al próximo pueblo-interrumpió al mayor quien estaba en medio de una oración.
La chica lo miró sorprendida, es muy guapo, pensó. Rubio, ojos azules cual cielo, piel bronceada naturalmente, el contorno de su cara era delgada con una nariz respingada. Si el viejo que le estaba coqueteando era sexy, este niño lo era más.
-¡Agh, mocoso!-se quejó-¿No ves que estoy hablado con una linda señorita?-le preguntó un poco fastidiado por la reciente interrupción que frecuentemente ocurría.
