Mi primer día de clases.
Parece extraño el decir aquello, pues siempre este día me daban muchas ansias de vomitar y no podía dormir al imaginar lo que me esperaría; al imaginar las materias, maestros y compañeros que conocería. Se me hacía algo extraordinario todo eso, simplemente, no podía con tanto nerviosismo y alegría en mí, porque, aunque sea extraño, anhelaba esto, anhelaba este día desde hace años. Que, aunque significara que cada día era más vieja, también significaba que pronto cumpliría mis sueños, y eso era como un paso más de agradecer con mi trabajo y esfuerzo lo que hicieron por mí mis padres. Y eso era increíble para mí.
Mientras recorría las instalaciones de la universidad, y caminaba por los pasillos, observé a todos en el lugar; observaba y escuchaba sus conversaciones siendo atenta a cada detalle, sin embargo, todo parecía ser igual a cualquier otro primer día de clases, pero a la vez, era diferente, ya que había como otra aura y otras sensaciones en mí.
Era extraño y feliz a la vez.
Caminaba con nerviosismo y alegría, me sentía extraña y eufórica, quería vomitar, pero a la vez quería gritar de alegría. Cada paso me acercaba más a mi destino, cada paso y cada minuto que transcurría, era para por fin llegar a adentrarme a aquello que siempre quise ser.
Sentía tanta felicidad en mí, tenía una enorme sonrisa, que se desvaneció al instante al contemplar a dos personas; una, la conocía y había hablado con esta, había convivido y había tenido una plática plena con este, y al otro, nunca antes en mi vida lo había visto, pero se miraba unos años mayor que Bruno y que yo.
A pesar que, Bruno había sido bueno conmigo, se me hacía extraño verlo aquí, para mí no era normal, era como que no debería estar aquí, o eso sentía.
Quise acercarme y preguntarle que iba a estudiar, pero me contuve y desvíe mis pasos y fui a la puerta que tenía pegado el anuncio que indicaba que ese lugar era el baño de las mujeres, y me adentré a este.
Caminé a los lavabos para observarme en el espejo y echarme un poco de agua en la cara, además, de acomodar mi cabello, pero cuando me acerque a este, me di cuenta que la misma mujer que me había ayudado cuando me desmaye, estaba allí.
La miré y le sonreí levemente, pero esta me volteó la cara y siguió en lo suyo, ignorándome. Sin embargo, yo no podía dejar eso así, se me hacía curiosa ella, y más se me hacía extraño que estuviera aquí si ella ya era enfermera.
Bien, no me malinterpreten, no miraba nada de malo que alguien estudie dos carreras, sólo que me daba un poco de curiosidad porque quería dedicarse a otra cosa diferente. Además, así tal vez haría una nueva amiga o algo así, por eso le hablé, a pesar de que me haya volteado la cara, quería ser amable con ella.
—Hola —dije y relamí mis labios nerviosa, manteniendo una sonrisa, viéndola por el espejo—. Creí que eras enfermera, supongo que... vas a estudiar algo más, pero, ¿qué es exactamente? —cuestioné con duda, sintiéndome tonta por mis palabras, porque habían sido demasiado torpes.
A pesar de eso, creí que ella contestaría riéndose y aclarándome todo, creí que trataría de ser cortés, pero parecía que ser amable no era parte de su idioma. Y cuando esta volteó a verme, y me sonrió mostrándome sus dientes, me asusté, porque no eran unos normales, era una sonrisa mostrando colmillos, como cuando un animal te reta y se defiende, como...
Como la criatura que vi en el mar....
Di unos pasos atrás asustada y ella me sonrió divertida manteniendo sus dientes ocultos otra vez y salió del baño. Mientras mi corazón latía sin parar y sin entender esa cara, sin entender porque la hizo, porque una humana lo hizo. No entendía nada. Y cuando una muchacha salió de un cubículo de baño y me volteó a ver, se acercó a mí, mirándome alarmada.
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2 | 𝐸𝓃 𝑒𝓁 𝒶𝒷𝒾𝓈𝓂𝑜 𝒹𝑒𝓁 𝑜𝒸é𝒶𝓃𝑜.
ФэнтезиEl océano es muy profundo. Tanto, que ningún ser humano sabe exactamente que hay en sus lugares más oscuros. ¿Será probable que haya vida ahí abajo? ¿Especies increíbles, con poderes alucinantes? Quizás, es probable que esa vida tenga un reino y una...