Capítulo 32

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  Después de la tormenta no viene la calma

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  Después de la tormenta no viene la calma. No me queda la menor duda de que es verdad, aunque el dicho no sea realmente así. Después de esa tormenta con Jackson el día de ayer, aún no hay señal de una calma, creo que es todo lo contrario.

¿Es que soy tan patética que no le importó besarme después de abandonarme? ¿Así sin más? No soy tan fácil como él cree que soy. Soy enamoradiza y un poco idiota, pero definitivamente no soy esa clase de chicas que se deja llevar sólo porque el muchacho es atractivo.

Él me hizo daño.

Admito que estuve a un segundo de responderle ese beso, pero mi cabeza rápidamente me criticó y me hizo recordar su abandono, cabe destacar que lo poco que había borrado de mi mente sobre él, volvió de forma instantánea.

Sigue igual de guapo no lo puedo negar.

—Nos vemos en unas horas mamá —alzo mi voz para que ella me escuche desde la cocina mientras me dirijo a la salida de mi casa.

Mi mamá levanta la cabeza dejando por un momento la receta que planea.

—A las doce es el toque de queda, Jazzlyn —avisa. Su tono es calmado, sin embargo, sé que debo obedecer lo que me ha dicho.

Hoy es sábado de fiesta por eso mismo sabe que voy a salir con mis amigos a una, lo que no sabe es que solamente voy a ir con Vera a ese baile para espiar a Mike. La verdad es que no sabemos con exactitud si él estará ahí, lo único claro es que, es una reunión en una casa en donde irán muchos de nuestros compañeros de la escuela.

Tenemos casi el sesenta por ciento de probabilidad de que vaya ahí con sus nuevos amigos.

Después de todo lo que ha pasado respecto a mi vida, con Jax, no me apetece para nada salir a una fiesta. Preferiría quedarme en mi cama viendo películas como solterona entrando a los cuarenta años, pero la actitud de Mike y su repentino desaparecimiento desde ayer por la tarde nos obliga a estar allí.

Necesitamos saber que está bien, aunque ya no quiera vernos.

—Lo tengo presente ma —digo, sonriendo inocentemente antes de abrir la puerta principal. —Te quiero, nos vemos más tarde y no olvides dejarme un poco de tu comida deliciosa.

—Eso ya lo veremos —señala riéndose— Saluda a Vera y Mike de mi parte. ¡Cuídate, cariño!

Yo misma quisiera poder saludar a Mike, mamá.

Pienso en eso un segundo antes de salir gritándole que lo haré. Ya es de noche y hace un montón de frío, todo estaría muerto aquí afuera sino fuera por el taxi esperando por mí en la acera. La pequeña cabeza de Vera es visible desde mi posición, cuando se gira hacia mí, me dedica una sonrisa forzada.

—Hola —Saludo a ambos en el auto, segundos después el taxista empieza a conducir.

—Para ser una fiesta a la que no queremos ir, te miras genial —me susurra, girándose hacia los asientos traseros para verme.

Para ti de alguien más ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora