Poemas Escritos por un Poeta sin Poesía

FUERON SUS OJOS

Abuelo, cuéntame de la abuela,
cuéntame toda su novela,
al fin que hoy no voy a la escuela.
Anda, aprovecha, cuéntame todo de ella.

Me parece bien querido nieto,
presta atención, quédate quieto.

Cuando más triste me soplaba el viento,
cuando vivía lleno de tormento,
cuando parecía haber terminado mi cuento.

En un momento apareció y volcó mi pensamiento,
no fue amor fugaz ni nada de eso, sus ojos, si, sus ojos fueron el primer paso para nuestro juramento.
Sus ojos se volvieron aliento de mi violento crecimiento.
Fueron alimento que me transformaba en cemento.
Me hacían capaz de soportar cualquier acontecimiento.

Sus ojos; como decir que no a esos ojos.

Fue su figura de diosa envuelta en ese vestido rojo,
fueron sus labios que al besarlos eliminaban todo enojo,
fue su larga cabellera de tono pelirrojo,
fue su piel de fuego que empañaba mis anteojos.

Recuerdo bien aquel día lleno de sufrimiento,
estaba triste y derrotado llorando en mi departamento,
asediado por pensamientos de suicidio sangriento.

Pero de pronto sonó el timbre; que por cierto estaba descompuesto.
Mas no hice caso, pensé, se han de ir en un momento,
sin embargo; cada vez sonaba más violento y después de cien intentos,
me levanté soñoliento, abrí con descontento y vaya descubrimiento,
ahí estaba ella, con sus ojos benditos, con su sonrisa sin réplica, con su amor completo.

Para que decir más, fue mi cura, mi medicamento.
Nunca más se fue de mis aposentos.
Estuvimos juntos tan contentos.
Crecimos, tuvimos hijos y después nietos.
Nunca tuvimos rencores ni arrepentimientos.

Ella era el oasis y yo el sediento en el desierto,
fuimos el perfecto complemento,
hasta que llegó el día de su fallecimiento.

Hoy, la recuerdo contento al observar el firmamento,
la escucho cuando te escucho reír querido nieto,
vivo fuerte, vivo completo, y espero tranquilo el momento, en que me despierte con su beso, en la tierra de los muertos.