Secretos ocultos

La fiesta

Horas más tarde me arreglo para la fiesta, me pongo un vestido rojo corto que resalta todas mis curvas, la idea de que Oliver me lo vea puesto me emociona por alguna razón.
Me dirijo hacia su casa cuando la anciana vecina se cruza conmigo y me dice: - No debes volver a esa casa, nunca. Es por tu bien... Y por cierto deberías usar el amuleto que te di, por tu seguridad.
-Es solo una fiesta no tiene nada de malo... Quizás no debió darme nada en primer lugar, ni siquiera la conozco bien..
-¿Y a él si? - luego se va dejándome pensar en la situación.

Sin más decido ir a la fiesta, la cuál ya está en su máximo nivel, hay gente por todos lados, la música llena todo el lugar, no conozco a nadie, así que empiezo a buscar a Oliver, pero es inútil hay demasiada gente.
De pronto un extraño me saluda y se presenta: -Soy Erick... Y tu eres?
-Soy Marylin, ¿Serías tan amable de invitarme un trago?
-Por supuesto, por ti lo que sea.
Me sonrojo.
Bebemos en la barra varios tragos mientras charlamos de cosas superficiales, cuando de repente siento su mano en mi muslo, muevo la pierna para apartar su mano pero él insiste.
-Si es lo que creo... No estoy interesada, gracias.
-Haremos lo que tú quieras, se cómo darle placer a una mujer, ¿No quieres probar?
Estoy demasiado ebria, no he tenido sexo desde que rompí con mi ex, me siento sola, así que... Cedo.
Cuando me estaba llevando a una de las habitaciones nos cruzamos a Oliver.
-¡¿Pero que rayos haces con ella?! Suéltala ya mismo y aleja tus garras de ella.
Erick me suelta enfadado y se marcha.
Oliver se acerca y me dice: ¿ En qué estabas pensando?
-Mi pueeedoo penssar con claaaariddaad- arrastro cada palabra en contra de mi voluntad.
-Te llevaré a mi cuarto y te ducharas a ver si se te pasa un poco.
En el camino vomito.
"Genial" ahora no tengo que ponerme.

Tomo una ducha y me pongo una remera larga de una banda de rock que no conozco y me tumbó en la cama, estoy cansada y aún algo ebria, por lo que me duermo enseguida.

***
Me despierto al lado de Oliver sin poder creerlo. El ya está despierto mirándome.
-¿No lo hicimos verdad? - estoy aterrada ante la posible respuesta.
-¿Qué cosa? - me dice en un falso tono inocente.
-Ya sabes a lo que me refiero...
-Ah, eso... Pues no lo sé