𝕮𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 35

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Narra _____

Los días iban pasando, con eso muchas "reuniones" con los amigos de Izan en diferentes sitios, lugares. Cada vez tenía más confianza y definitivamente nos divertiamos mucho. No puedo evitar no mencionar a Madison, lastimosamente tiene a varios amigos en común con Izan y es casi inevitable que no esté ella presente, al menos un par de veces, en las que pude notar que quiere acercarse a Izan, intento hablarle un par de veces fallando en sus intentos porque Izan ni le hacía caso.

Dos golpes en la puerta me hicieron salir de mis pensamientos, mire a esa dirección y espere a ver quién era.

—¿_____? –se escucho del otro lado. Era Izan.

—Pasa Izan –dije acomodandome en la cama.

La puerta se abrió e Izan se asomó con una sonrisa.

—Ven, te quiero mostrar algo –fue lo único que dijo y desapareció de mi vista.

Sin decir nada me pare de la cama dejando a un lado mi celular, segui a Izan hasta su cuarto. Lo encontré sentado esperándome con una sonrisa en su rostro, me hizo una seña para que me sentara a su lado.

—Bien, que es lo que tienes que enseñarme –hable sentándome donde él me indicó.

—Ya verás –y dicho esto levantó la guitarra que tenía al lado, la acomodó y empezó a tocar un par de acordes. Levanto la mirada encontrándose con la mía, algo interrogante, me sonrió y empezó a cantar:

—Recuerdo aquel día como si fuera hoy, no hay nada como ella ni siquiera me encontró, recuerdo todavía la vez que la besé –sonrio levantando un poco la mirada para seguir tocando–, fue mi primer amor y ahora escribo su canción –volvió a levantar la mirada mirándome a los ojos y siguió cantando–. Hay algo más inexplicable como su mirada inigualable como la manera en que me cela y trata de disimular que no esta mal, voy a cuidarte por la noches voy a amarte sin reproches –me miro encontrándose con mis ojos. Una sonrisa se formó en ambos–, te voy a extrañar en la tempestad y aunque existan mil razones para renunciar. No hay nadie más, no hay nadie más –termino dedicándome por último una sonrisa.

De seguro yo tenía una sonrisa tonta. No tenía palabras para lo que Izan estaba haciendo y antes de que intente decir algo Izan se adelantó.

—Mira –tomo su celular y me lo extendió.

Se veía un video en la pantalla. Lo reproduje y el cover de lo que había cantado empezó a reproducirse. Lo miré con una sonrisa y las lágrimas amenazaban en salir de la felicidad que senti al ver ese video.

Cuando terminó mire a Izan. Era increíble lo que me podía transmitir con tan solo un vídeo.

—Ese cover lo hice pensando en ti –dijo dedicándome la más linda sonrisa–. Lo grabé en México, pero recién lo publicaré y yo quería que tu lo veas primero. Es para ti –terminó.

—¡Me encanto!, Izan te amo –le di un pequeño beso abalanzandome a él.

—No hay nadie más que tú –me susurro tomando mi mano que reposaba en mi rodilla.

—¿Por qué eres tan lindo? –hice a un lado su guitarra y me subí a horcajadas sobre sus piernas–. Eres lo mejor que me pasó –le rodee por el cuello y él por mi cintura.

—Te convertiste en una persona muy importante en mi vida. Haría todo por ti. Te amo. –dijo en voz baja y me beso.

Nuevamente mis ojos se llenaron lágrimas. Lo abrace.
Rei levemente al sentir sus dedos rozar mi piel ya que me dio un pequeño cosquilleo.

—¿Te dio cosquillas? –Izan río junto a mi.

Asenti.

—Sabes, nunca pensé que algún día llegaríamos a esto –confesé indicando con la mirada en la situación en la que nos encontrábamos–. Siendo novios, ni mucho menos diciéndonos cosas cursis de novios –reí por lo bajo junto con Izan.

—No se si decir lo mismo –me miro los ojos con un brillo especial. Su mirada era tan profunda que me hizo sentir algo ¿nerviosa?.

—¿Ah no? –levante una ceja interrogante.

—Debo admitir que cuando te conocí me pareciste una chica muy maja y linda. Y que tal vez podíamos ser algo más –explico desviando la mirada hacia otro punto de la habitación–. Peeero...

—Pero –repeti.

—Ya sabes –volvió a mirarme.

Sabia a lo que se refería así que me quedé callada. No podíamos arruinar este momento.

Nos quedamos con la mirada puesta en los ojos del otro, sin articular ninguna palabra. Eso fue poco a poco interrumpido por el acercamiento que empezábamos a tener de nuestros labios y esa pequeña distancia desapareció en cuestión de segundos.

Unos minutos después deshice el beso y el di un abrazo.

—Ya es tarde. Me tengo que ir a dormir –susurre entre su cuello y deshice ese abrazo.

—No, quédate –me susurro de igual forma y dulcemente llevo un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Me encantaría, pero no podría quedarme, se darán cuenta –presione mis labios poniéndome de pie mientras daba pequeños pasos en dirección a la puerta.

—No se pueden enterar –dijo en tono chico malo acompañada de una pequeña sonrisa de lado.

Me detuvo antes de que cruce la puerta y me tomó de una mano mientras que con su mano libre cerró despacio la puerta. Quede acorralada entre Izan y la puerta, de nuevo ese cruce de miradas cómplices.

No quería irme, ¡claro que no!.

—Me quedo aquí –susurre sintiendo nuestras respiraciones chocar–. Te amo –fue lo último que dije antes de abalanzarme a sus labios con deseo, él me siguió esa intensidad bajando sus manos hasta poder levantarme para que yo rodeará mis piernas en su cintura.

Mis manos fueron hacia sus mejillas haciendo el beso aún mas intenso, pero no salvaje si no este fue un beso lento, lleno de amor. Nos separamos con nuestras respiraciones agitadas, Izan bajo hasta mi cuello y dejo varios besos. Jadee y lo pegué más a mi con mis manos ahora en su espalda. Sus labios fueron al otro lado y se quedó ahí unos segundos.

Sus labios volvieron a los míos y así Izan dio varios pasos guiándonos a la cama. A los segundos caí suavemente sobre la cama con Izan encima mío.

Mis manos bajaron al inicio de su camiseta y sin pensarlo se lo saqué, luego de lograrlo mis manos recorrieron sus hombros y terminaron en el inicio de sus jeans. Sus manos llegaron a acariciar mi cintura con delicadeza.

Mi respiración estaba agitada, tome con ambas manos su rostro dejando que nuestras respiraciones se regulen. Lo miré a los ojos unos segundos y le di un último beso.

Así finalizó esa noche.












𝐌𝐞 𝐡𝐢𝐜𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora