Felicidades.

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-No sé muy bien cómo expresarme ahora mismo...- murmuró ella con una deslumbrante pero temblorosa sonrisa.

Era bastante difícil expresar todo lo que estaba sintiendo en ese preciso instante. Muchas emociones que juntas formaban una gran explosión de colores en su interior. Muy vivos y variados colores.

Nerviosa rascó suavemente su nariz y se propuso buscar las palabras adecuadas evitando su mirada algo cabizbaja. Seguía inmersa en su caos emocional, pero ese caos era incluso bonito. Lo más bonito que nunca había sentido antes.

Entonces sintió como una mano se posaba con delicadeza en su mentón y la obligaba a alzar su cabeza. Se resistió a mirar al frente hasta que se vio sorprendida de nuevo.

Dio un pequeño respingo al sentir por segunda vez los labios de su contrario rozar los suyos. Al sentirlos humedecidos por la saliva de ambos. ¿Cómo era posible que con lo echada para adelante que se consideraba en términos generales, ahora se viese totalmente a la merced de los actos y deseos de él?

Abrió sus ojos café durante una milésima de segundo para acto seguido ser cerrados por ella misma debido a la impresión del inesperado beso.

La mano que sujetaba su cara fue relajándose a medida que el tiempo corría y sus labios disfrutaban el uno del otro. Suave, lento, relajados...

Llegado a cierto momento notó como su cuerpo hablaba por sí solo. Cada poro de su piel expresando el placer obtenido. Cada cabello por pequeño que fuese se hacía notar por el estremecimiento. Sus manos viajaron solas por el cuerpo de su contrario hasta llegar a su cintura, la cual acariciaba con mimo casi por instinto.

Aunque no era la primera vez que se besaban, cada momento así era único e irrepetible. Pero sobre todo aquel día. Era un día especial. Su aniversario.

Fueron separándose lentamente hasta quedar a escasos centímetros ambos rostros. Se miraron y en estos se vio reflejada su creciente felicidad en forma de una sonrisa.

Acarició sus suaves mejillas recobrando la compostura y suspiró manteniendo la sonrisa en su cara.

-Felices seis meses, amor- murmuró apoyando su frente en la de él por unos breves segundos hasta que sacó de su bolsillo un pequeño papel doblado. Lo desdobló y lo entregó a su destinatario con cierta incertidumbre e ilusión.

-Léelo por favor- pidió alejándose para darle espacio.

<<Esto solo es una maniobra de distracción maestra, mira en tu bolsillo izquierdo...>>- leyó en voz alta algo confuso y sin entender nada.

-Mi bolsillo izquier...- balbuceó antes de notar algo extraño en este. Su cara de asombro era indescriptible.

Logró sacar sin mucha dificultad el objeto del bolsillo. Un anillo. Precioso.

Cuando quiso darse cuenta, su novia se encontraba frente a él y arrodillada, mirándolo con ojos vidriosos, una gran sonrisa y con las manos extendidas, con las cuales agarró la mano con el anillo.

-¿Quieres casarte conmigo?- preguntó nerviosa acariciando la cara superior de sus manos mientras dirigía de manera fija su mirada a los ojos color bellota de él.

El silencio reinó por unos segundos, que bajo la perspectiva de la chica, fueron realmente eternos.

-C claro que sí!- murmuró echándose una mano a la boca de la emoción, mientras ella, lagrimeando, colocaba el anillo en el dedo anular izquierdo de su ahora prometido.

Conforme se incorporó recibió un gran abrazo por parte de él. Seguido de un llanto mutuo. Muchas sensaciones y poca capacidad de manejarlas.

-Te quiero...-

-Y yo a ti...-

MicrorelatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora