Fuego del infierno

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Mansión Shannel, Miami.


   Después de el horror que Mel acababa de vivir al darse cuenta de que Dynia había muerto y recibir su dedo en una caja, ella se indispuso durante todo el día. Blake quería ayudar, pero sabía que ella no atravesaba un buen momento así que decidió animarla un poco con una competencia.

   Se propuso hacerla salir de la rutina y relajarse un poco, se colocó un boxer holgado y unas medias blancas y se deslizó por la escalera de la mansión haciendo sonidos divertidos mientras esperaba que la silla de ruedas de Melinda bajara por el ascensor. Blake estaba muy hambriento, como era costumbre.

—¡Vamos! ¡Adivina donde me voy a esconder! —Blake le gritó dejándola atrás.

—¡Como si no supiera que no puede ir a otro lugar que no sea donde haya comida! —Dijo Mel en voz baja para si misma, impulsando las ruedas de su silla con cuidado para dirigirse por instinto a la cocina. Era una buena práctica, debería acostumbrarse a no poder ver.

   Blake corrió hasta la cocina y frenó deslizándose con las medias por el piso brilloso del comedor y se golpeó contra una silla, lanzándola al suelo, alertando a Mel de su ubicación por el ruido. Tomó una manzana de la mesa principal y la lanzó hacia arriba para atraparla de nuevo, se disponía a morderla cuando se dio cuenta de que Christian lo miraba fijamente desde el marco de la puerta.

   Se detuvo un poco apenado. ¡Christian era el dueño y señor de la casa en todo caso! Y él estaba haciendo un gran desastre.

—¡Wow! ¿Manzana? —Blake le ofreció tratando de no ser regañado por él, poniendo una sonrisa inocente mientras le extendía el brazo con la fruta.

   Christian se acercó a él despacio y tomó la manzana mirándolo a los ojos de una manera que hizo a Blake sentirse algo incómodo.

—¡Interesante! —Expresó Christian mirándolo de arriba a abajo antes de acercarse a él rodeándolo por la cintura con una mano y plantándole un beso en los labios que hizo a Blake retraerse amablemente después de un par de segundos notando que Christian mantenía una sonrisa burlesca.

—¡Ok! Creo que Alana también pensaría que esto es "interesante" como ella suele decir, pero por amor a mi heterosexualidad creo que debería regresar a mi cuarto... ¡Ahora mismo!

—¿No te gustó el beso? —Preguntó riendo.

—¡Te haré saber si estoy interesado en cambiar de bando en algún momento! Pero gracias de todos modos. —Se quitó la comezón del cuello.

   Melinda al fin logró sorprender a Blake por la espalda, quien dio un salto por lo repentino que le pareció cuando Mel le dio un tirón de la cintura. Él seguía congelado mirando a Christian quien mantenía su sonrisa satisfactoria cruzado de brazos.

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora