Insignia de dolor

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Mansión Shannel, Miami.

Pov. Omnisciente.


   Melinda continuó preocupándose por Blake después de haberlo escuchado llamando su nombre.

—¿Blake? ¿Estabas llamándome? —Preguntó ella asomándose por la puerta de la ducha preocupada de que le hubiese sucedido algo.

—Melinda... ¿Qué demonios haces aquí? —Le respondió él tapándose el miembro con sus manos, dejando visible solo el fino y bien recortado vello púbico que lo rodeaba.

—Bueno, mi cuarto está justo detrás de estas paredes y te escuché llamarme... Pensé que te sentías mal o algo así...

—Si bueno, solo trataba de molestarte... —Disimuló—. ¡Pero no pensé que fueses a venir hasta aquí!

   Ella apretó los labios, acomodándose un mechón del cabello como si se hubiese puesto de mal humor.

—¡Genial, Blake! ¿Sabes cómo me ha costado dormir en las últimas noches y te crees muy divertido por despertarme a esta hora?

—¡Lo lamento! Tampoco te pedí que vinieras hasta aquí, lo que menos me interesaba en el mundo es que me vieras en estás condiciones. —Hizo alución a su desnudez.

—¿Te burlas de mi? No puedo ver en que condiciones estás porque estoy ciega, idiota... ¿Cómo se te ocurre hacer semejante elección de palabras?

   Blake se quedó tartamudeando por un par de segundos, dándose cuenta de que lo había estropeado todo. Se retiró las manos de sus partes al notar que Mel tenía razón, ella no podía verlo.

—Oye, Mel... ¡Lo lamento! ¿Si? —Se disculpó.

   Ella volteó su rostro pretendiendo seguir molesta.

—¡Te perdono! Pero esta noche no irás por las galletas de mi hermano a la cocina por la noche... De hecho, se lo diré a Christian cuando regrese. —Sentenció ella.

—¿Cómo sabes que...? —Ella lo interrumpió.

—Haces demasiado ruido, Blake...

—¡Extremista! Por cierto... ¿Dónde está Christian? —Se quejó.

—No puedo decírtelo, pero está en algo importante y no regresará hasta dentro de un par de días, claro que Christopher, su copia barata estará feliz de crear caos con eso, solo espero que Christian lo saque a patadas de aquí en cuanto regrese... Bueno, supongo que será mejor que vuelva a la cama. —Ella suspiró colocándose el cabello de un lado y preparándose para impulsar su silla.

   Blake no podía controlar su erección al estar desnudo justo delante de Melinda. Miró fijamente sus labios y el contorno de los mismos antes de sostener su miembro con una mano y masturbarlo lentamente.

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora