Sobrevivir

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Organización Hason, Industrias Kadere

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Organización Hason, Industrias Kadere.

Pov. Omnisciente.


   Amateo llegó al edificio con uno de sus hombres, este arrastraba un saco con algo bastante grande adentro y se movía... ¡Lo que tuviese dentro, estaba vivo!

—¿Dónde está Dynia? —Preguntó Amateo en tono autoritario a uno de sus hombres.

—La vi entrar con Iraída a una de las cámaras, amo. —Respondió de inmediato el tipo.

—¿La dejaste entrar con Iraída a un frigorífico? —Amateo se molestó y le dio un manotazo a su sirviente en la parte trasera de la cabeza—. ¿Al menos estaba atada?

—¡Estaba esposada señor! —Aclaró el hombre.

—¡Pedazo de idiota! —Renegó— ¿Por dónde se fueron? —Le preguntó entre gritos.

   El trabajador le indicó la dirección de una de las cámaras principales.

   Amateo se quedó mirando el saco con desprecio.

—Regreso en un momento... ¡Si alguien abre este saco sin mi permiso haré que lo maten enseguida! —Amenazó mientras los hombres que lo escuchaban solo bajaban la cabeza para demostrar obediencia. —¡Me costó mucho atrapar a esta perra como para que vayan a dejarla ir! —Luego se dirigió al hombre que lo acompañaba al principio—. ¡Vigílala!

   Amateo abrió la puerta de la cámara pero no divisó a nadie entre las cajas, luego detuvo su mirada frente a una de las puertas donde alguien parecía haber aclarado el cristal que mostraba la leyenda: "Colecciones especiales"

—Pero claro... —Dijo para si mismo.

   Abrió la puerta del lugar refrigerado donde se encontraban los cadáveres colgantes y divisó la escena; Iraída estaba ahorcando a Dynia utilizando sus esposas. Ella la tenía en un punto sin retorno.

   Amateo se llenó de ira. Tomó a Iraída por el cabello y la levantó de golpe. Ella se sorprendió y comenzó a patalear mientras Dynia intentaba recuperar el aire y tosía. Él la lanzó al suelo del congelador impactando su cara contra el hielo.

—¿Pero quien te has creído que eres? Tanto estar cerca de Dominatrix pareció haberte carcomido la cabeza ¿No es así? —Él le hablaba con ironía mientras Dynia intentaba sentarse apretándose la garganta mientras sus ojos se veían claramente húmedecidos por la falta de aire.

—¡La voy a matar! Es una perraaaa, es una perraaaa. —Gritaba Iraída fuera de si misma.

—Buena suerte con eso... —Le respondió Amateo impactando su rostro un sin fin de veces contra el suelo hasta que la cara de Iraída se llenó de sangre, la misma quedaba impregnada en el hielo que recubría el acero de la cámara. Cuando ella no pudo más entonces él la soltó y se dedicó a ver como se encontraba su hija. —¿Estás bien? —Le tendió la mano para incorporarla.

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora