El amo del juego

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Mansión Shannel, 27 minutos restantes.



   La vi de pie detrás de ella, se acercó con mucho sigilo buscando pasar desapercibida mientras Ariana hablaba sin parar sobre como quería matar a todas las Harrison. Tenía una escopeta hechiza, al parecer modificada según sus gustos pues cuando disparó, Ariana perdió media cabeza sin poder decir una sola palabra más.

—Bueno, la verdad es que no me gustó mucho lo que estaba diciendo. —Dijo como si nada mientras yo volvía a abrir los ojos lentamente—. Pero ver lo sesos de Ariana esparcidos en la pared, fue nada en comparación de lo que sentí cuando vi a la Madame Roja ahora apuntando a su arma en mi contra.

—Tifanny... ¡Espera! No hagas esto... —Le imploré temiendo por la vida de mis hijos mientras retrocedía mis pasos a cada uno de los suyos.

   Me miraba fijamente era obvio que me odiaba. Su expresión era psicótica.

—Dominatrix... Al fin volvemos a vernos, y no sabes las ganas que tengo de esparcir los restos de tus horrendos fetos por todo este sótano en un disparo—. Sus palabras fueron macabras pero bajó el arma contra todo pronóstico—. Pero no es el momento de tomarme un lujo que no me pertenece.

   Tifanny vio a Christopher en el suelo y sangrando al ver que no planeaba ayudarla yo intenté incorporarla.

—¡Hay que salir de esta maldita mansión! Si llegamos a toparnos con nuestro papi, todos vamos a quedar peor que la zorra de Ariana. —Christopher se levantó a duras penas—. ¡Muévanse! —Gritó haciéndonos reaccionar.

—¿Porqué estás ayudándome? —Le pregunté mientras apoyaba a Christopher en mi hombro. Pero ella no podía caminar.

   Ella se dio la vuelta por un segundo.

—Creeme que no lo hago por ti... mucho menos porque seamos hermanas. Para mi, tu siempre vas a ser una malnacida perra hija de puta e inservible... ¡Pero tal vez también eres la llave para cerrar el ciclo!

—¿De qué hablas? —Le pregunté intrigada.

   Ella no me pudo responder a causa de los disparos que empezaron a escucharse en la mansión.

—Tenemos que correr, Dominatrix. ¡Déjaló y larguémonos de aquí antes de que nos maten! Ya nuestro padre fue lo suficientemente idiota como para desamarrarme pero si sus hombres me ven ayudándote, van a asesinarnos.

—¡No, no me puedo ir sin él! No puedo irme sin mis amigos... ¡Los van a matar! —Renegué.

   Ella comenzó a enloquecer nuevamente. Caminó hacia mi y me tomó por el cabello con fuerza, Tifanny tenía un fuerte desorden mental posiblemente por traumas y por el golpe que mi madre le dio en la cabeza cuando recién nació.

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora