FINN

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Hoy no pedí una limonada, solo las galletas caseras que publicaron en la entrada.

Decían que lo habías hecho tú y alguien más. 

En esta situación, lo estaría disfrutando, pero verte hablando animadamente con un chico, me hundió las emociones. 

Ojalá yo estuviese en su lugar para poder esclarecer mis dudas acerca del color de tus ojos, el contorno de tu nariz y el olor de tu perfume. 

¿Ya ves? Así de loco me tienes, Paula.

Una limonada y dos corazones ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora