Capítulo veintidos.

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Rowland miraba su taza de té mientras escuchaba la risa de Phoenix a su lado

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Rowland miraba su taza de té mientras escuchaba la risa de Phoenix a su lado. Eleazar hablaba de uno de sus viajes y una experiencia divertida comiendo pulpo.

Tenía la leve impresión que retar al príncipe heredero le costaría la cabeza pero ahí estaba, sentado mirando el té mientras todos parecían disfrutar de la conversación.

—¿Cómo van los preparativos?

—Bien, su alteza, el duque incluso ha preparado una hermosa luna de miel— se limpió la boca— a no ser que sea una mentira.

—Iremos a Nun una vez acabe el invierno— informó él con un tono duro.

—Nun— se admiró el Rey— como me encanta la gente de Nun, todos son tan amables y respetuosos. Estoy en conversaciones políticas con ellos, quizás podemos unir fuerzas. Rowland, asegúrate de decirme cuando viajes, no es mi intención que trabajes en tu primer viaje de casado pero me gustaría enviar algunas cosas.

—Lo tendré en mente.

—Phoenix— le dio una sonrisa paternal— ¿Es tu primer viaje?

—Si, al único lugar al que he viajado es a Sclater Town, todas hemos recibido educación en el internado, su majestad.

—He escuchado que las habilidades adquiridas en ese internado son casi de otro mundo.

—Lo dudo— susurró Rowland lo suficientemente alto como para que Phoenix escuchara.

—Algunos nacemos con habilidades y hay otros que simplemente tenemos que poner más esfuerzo para adquirirlas. Por ejemplo, la habilidad para mentir dicen que es innata.

El Rey sonrió. Había notado un aura extraña cuando ambos entraron en la habitación y si su experiencia no se equivocaba, Rowland había metido las patas.

Estaba divertido con las miradas asesinas que se daban pero también le había comenzado a aburrirle.

Le pidió amablemente a sus hijos y a Rowland que dejaran la habitación para tener unas palabras con Phoenix.

El duque no estaba muy seguro de dejarla ahí pero no podía hacer mucho. No quería que se enojara como la última vez que los había dejado solos. Le dio una mirada esperando ver el azul de sus ojos pero lo único que recibió fue una advertencia del príncipe heredero.

Los tres salieron y fueron hasta el salón principal. Eleazar sirvió tres vasos de whisky que había traído de sus viajes.

—¿En serio ibas a atravesar mi garganta con tu espada?— lo miró sobre el vaso antes de dar un sorbo— Lo decías muy en serio.

—Vi como la veías.

—Eres casi mi hermano, Rowland, solo intentaba molestarte.

—Y funcionó— Elisha miró su vaso ya vacío— pero no puedes negar que esas chicas tienen algo especial que te dejan como en una especie de limbo.

La Prometida del Duque busca una Aventura. | Crónicas de Dawling Town IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora