Capítulo 7

154 28 10
                                    

Abres el capítulo y descubres que he recibido una bala en el pecho.

Mi mano se tiñe de sangre y pierdo la orientación. Mi día comienza a oscurecerse. Estoy por desplomarme para completar el ciclo de la vida. Mi arma se cayó al suelo y solo falta mi cuerpo moribundo.

Bala asesina que eligió este día para el fin de mi existencia. Busco vida y solo encuentro agonía. En ese camino solo hallo una puerta abierta que debe conducir al palacio de lucifer. No deseo conocerlo aún. Me da pavor entrar y ya no salir.

El plomo me presenta a la Muerte y yo no quiero ni mirarlo. 

Esta infame bala quiere arrebatarme la vida sin que pudiera decirte algo.

No quiero irme sin decirte que me gustas mucho…

Quiero una mujer como tú en mi corta vida.

Mi respiración se hace ronca y creo que es la antesala a mi muerte. Pero de pronto encuentro un poco de aliento para poder recordarte y tu compañía, al leer estas palabras, es lo que me da vida.

Me toco la herida mortal de mi pecho y siento un orificio sanguinolento y cáustico, pero sigo respirando. ¿Qué me está pasando?

Debería haber muerto hace rato.

¿Acaso ya estoy arriba? No, no puede ser cierto. Aún puedo verte y mi semblante de venganza no ha perecido. El suelo es para la muerte, no para los vivos. Si estoy con vida no tengo porqué estar en el piso. Tengo la navaja en mi mano y el arma en mi hombro.

Mi verdugo ya no volvió a trazar el camino de una bala, carente de sentimientos. Seguramente pensó que ya estaba muerto. Pero burlar a la muerte era algo que no estaba en los planes de Baek.

Debo salir de esta maldita casa cuanto antes. Algo extraño está pasando aquí. No es lógico que sobreviva a un disparo en el corazón. Hasta ahora solo había sobrevivido a las balas del desamor, luego de agonizar por meses.

Cierro la puerta de cristal y me dirijo con cautela por el pasto adyacente a mi alberca, con rumbo a la puerta de salida. Parece ser que mi presencia espantó al sujeto. Esa bala de la muerte sembró vida en mi morada.

Sin nada más que una toalla en mi cuerpo me dirigí a donde mi instinto me guiara. Pero mi principal guía eres tú. Estas calles desoladas contigo a mi lado se ven concurridas.

Toma mi mano y pasemos al siguiente capítulo.

Hombre de libro ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora