Cap.1 Parte 3

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-Haces muchas preguntas -puntualizó el niño a modo de respuesta mientras arqueaba las cejas hasta esconderlas debajo de los mechones de rizos rebeldes. Itachi parpadeó, un poco sorprendido. La verdad, es que se acordaba mucho de su hermano en ese momento; como si le inspirara un sentimiento de protección inquebrantable, aunque también se imagino a Sasuke diciéndole lo mismo y sonrió. Al más chico no le pareció nada gracioso e inmediatamente soltó un gruñido, que le daba aspecto de misterio, furia y algo más que Itachi no supo identificar-. ¿He dicho algo que consideres gracioso?

-Para nada. Es solo que... creo que tienes razón. He hecho muchas preguntas. Y no pareces dispuesto a contestar.

-Por supuesto que no. En mi vida te he visto.

-¿Si? Yo creo que he escuchado de ti. -Las mejillas del niño adquirieron el tono de sus cabellos, lo que le pareció sumamente tierno a Itachi. Con un gesto elegante, sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo extendió-. Al menos, límpiate la sangre.

-¿Dónde? ¿En tu palacio de mundo perfecto?-preguntó el chico e Itachi sintió que se le hacia un nudo en el estomago, pero casi de inmediato, le sonrió ligeramente.

-Una vez, en alguna hermosa canción de cuna.

Solamente cuando alguien le puso la mano en el hombro, Itachi logró romper con sus ensoñaciones. Se giró a ver a un hombre alto, de cabellos negros que le llegaban hasta los hombros, de rasgos duros y unos ojos tan oscuros como dos carbones. Itachi se fijó en las ojeras de esa piel tostada y se dio cuenta de dónde había sacado ese tipo de rostro entre tosco y delicado. Él se parecía mucho más a su padre que a su madre; al contrario que su hermano, que tenía el rostro blanco, perfilado y delicado de Mikoto Uchiha.

Fugaku se le quedó mirando con un gesto de cierto disgusto.

-Pasas por un maleducado sino asistes a tu propia fiesta de cumpleaños -le recriminó, con una mirada severa-. Al menos deberías estar ahí para la abertura del baile.

Itachi arqueó las cejas y luego hizo una mueca de desagrado.

-Pero si odio bailar -murmuro, apenas sin que su padre lo escuchara. Fugaku simplemente irguió la cabeza y miró la fuente donde Itachi se había sentado hace un momento.

-Qué noche más hermosa, ¿no te parece, hijo? Las estrellas tienen un gran resplandor.

-Siempre es igual. Si salieras más seguido de tu estudio te darías cuenta -le respondió el menor, con una sonrisa inocente, como quien comenta sobre el clima. Fugaku asintió.

-A veces el trabajo para la Capital ocupa mucho tiempo. La gente me necesita para velar por su seguridad y no puedo fallarles.

Itachi se mordió la lengua para no responder que, la gente allá fuera parecía ver común que un gordo apaleara a un niño de diez años por un pedazo de pan. Fugaku le puso una mano en el hombro sin percatarse de la tensión que sintió el moreno casi al instante; ni siquiera el frío podía ponerlo así, pero era algo que Fugaku desconocía... él desconocía mucho sobre sus propios hijos.

-Sí. Eso es correcto -dijo, de todas formas, intentando que su tono no fuese malhumorado. Fugaku lo guió hasta el salón, donde Itachi puso esa cara de sonreír a todo el mundo, pretendiendo educación cuando realmente quería mandar a todos al cuerno.

-Anda, espera a que termine esta canción y luego vas y sacas a una dama a bailar. Ya es necesario que vayas eligiendo pretendiente; si prefieres, espera dos canciones para elegir mejor. Mientras, ve a buscar una buena pretendiente.

-Suena bien -contestó, con cierto sarcasmo. Antes de que Fugaku pudiera reprenderlo de nuevo añadió-: Iré a buscar a Sasuke.

Se alejó con pasos rápidos. El bullicio de la fiesta volvió a acaparar toda su atención durante unos segundos, antes de que sus pensamientos volaran de nuevo a aquella noche de invierno.

Noche sin estrellas  [Itasaso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora