Día 1

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Mi alfa

Omegaverse.

"Corre, corre. No puedes dejarte alcanzar, si te alcanzan algo realmente terrible pasará" Las patas de aquel enorme lobo crujen cada vez que pisan el suelo de aquel bosque húmedo, su corazón latiendo tan rápido como su avanzar. Su nariz húmeda trabaja intensamente para filtrar el oxígeno necesario para continuar con su marcha. A los lejos el croar de una rana y el de los grillos, su mente trabaja con rapidez tratando de perder a su cazador.

No quería tener que avanzar tanto al territorio del León, no sabía cuál podía ser peor si dejarse atrapar por el cazador o arriesgarse en el territorio contrario.

~Pum~

El retumbar de un disparo que le roza la pata trasera lo hace tomar su decisión con prisa. Gira a la izquierda y se lanza al río caudaloso, sus enormes patas poco acostumbradas a estar en el agua se mueven con rapidez y fuerza, logrando llegar a la orilla contraria.

Su pelaje grisáceo está manchado con rojo a la altura de su pata, al otro lado el cazador lo mira con odio y con una última mirada que promete que algún día lo cazará, se da media vuelta y desaparece de la vista del lobo.

Por extraño que parezca aquel joven lobo casi suspira de alivio, se sienta para así poder lamer su herida, le tomaría unos dos días recuperarse completamente.

Normalmente en cuestión de horas estaría completamente recuperado, pero en aquella condición en que se encontraba le era difícil.

Hacía tres semanas había sido atrapado por un cazador y narcotraficante de especies "exóticas", ya sus ojos eran tan azules casi traslucidos, su pelaje de un gris casi pareciendo metal líquido y gran tamaño. Había sido el candidato perfecto para ser vendido a unos criadores en el sur de Asia.

Naturalmente aquel lobo era demasiado agresivo lo cual sólo le traía fuertes golpes y descargas eléctricas. Así pasaron los días hasta que hacía tres días cuando uno de los cuidadores iba a trasladarlo a otra jaula, lo mordió en la mano y logró escapar no sin antes recibir dos descargas eléctricas en su lomo.

Había corrido con tanta prisa que ni siquiera se preocupó por comer o descansar, está mañana cuando por fin se detuvo a beber un disparo impacto el agua. Al girar no era otro que quien lo había cazado la primera vez, sacando fuerzas de su instinto animal se escapó de aquel terrible hombre y a medida que avanzaba más cazadores se unían a su persecución.

Totalmente agotado cojeó un poco hacia una cueva cerca de un árbol, determinado por su olfato ese era un buen lugar ya que no detectaba olor de algún animal que pudiera vivir allí.

Se acostó y enrollo su felpuda cola en su cuerpo aún húmedo, el cansancio se hizo presente y su instinto de supervivencia se agotó, aun cuando se relajó para dormir sus grandes orejas estaban atentas al mínimo ruido.

☆○☆

El gran lobo después de haber descansado unas horas y recuperado algo de energía se determinó a ir a cazar, más le valía hacerlo rápido ya que no contaba con mucha fuerza y su pata aún seguía lastimada.

Era realmente peligroso aventurarse en aquel territorio, si lo llegaban a encontrar merodeando el lugar lo podrían matar fácilmente. Quizás hasta se convertiría en alimento de alguien más.

Caminando con cautela se encontró a lo lejos con una cría de ciervo que estaba muy alejada de la manada, se agachó para acercarse sin asustarlo y se preparó para atacar, pero su pata golpeó una roca, alertando al ciervo que no dudo en escapar.

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