Solo un sueño. Uno pequeño. ♥★♣

Sólo una diversión.

La mañana comenzó alborotada. Todos estábamos sentados en la mesa. Xander estaba leyendo informes con cara muy seria. Isa atenta a Suu que le ponía difícil el no mancharse. Jared y Míriam no paraban de hablar de deportes.

A Míriam le interesa todo. Con ella puedes hablar de todo. Absolutamente todo. Sí, desde cuantas caries tienes a cuántos granos te han salido. ¿Asqueroso? Un poco.

Era interesante ver a todos tan animados de buena mañana. Sin contar a Xander. Siempre és así.

Un domingo soleado es muy bueno para el invierno. Isa llevó a la pequeña al parque. Xander se fue a trabajar en su apartada oficina. Nosotros tres llegamos a la terraza. Una mesita. Tumbonas. Tres vasos de bebida.

-¡Que comience el relax! - grita Míriam emocionada. Le encanta éstas cosas. Demasiado.

Jared puso la música. Relajante. Tan tranquilos. No pasó ni 15 minutos cuándo Jared ya estaba de pie algo inquieto. Era muy activo, no hacer nada le ponía de los nervios. Cambió la música por una más rápida. Perfecta para bailar. Sin dudarlo éso hicimos.

Se hizo la hora de comer. Isa acababa de volver con Suu. Entre risas.

La tía Sofi nos hizo otro de sus platos vegetarianos riquísimos. Nos sentamos. Una mirada. Un repaso. Faltaba alguien. Corrí hacía su puerta. Dos golpes. Siempre teníamos que llamar antes. Me asomé.

-Ya está la comida, descansa un rato.- Mirándole. Levantó su mirada de las hojas. Se quitó las gafas que sólo usaba para leer esos documentos tan complejos.

-Gracias.- Levantándose, dirigiéndose hacía las escaleras cerrando su oficina tras él. Le seguí detrás.

Esta vez comimos en silencio. Se notaba que Xander estaba algo molesto. El trabajo.

Los demás nos miramos. Preocupados. Suu lo entendió. Cogió el bol de ensalada, las pinzas y echó un poco al plato de Xander.

-Tienes que comer más para no sentirte cansado. Tienes que descansar y divertirte.- Mirándole con una cara tan cálida que por más frío que sea Xander, le ha conseguido derretir.

-Gracias pequeñaja- Le sonrió. Una sonrisa que nos extrañó a todos. Envidiable. Nunca nos lo hacía a nosotros.

Cada uno a su habitación. Toqué la puerta de Isa. Estaba escribiendo en su portátil. Nos miró.

-Acompaño a Míriam hasta la parada.- Asentó y nos fuimos.

Caminamos mirando las luces colgadas en cada calle. Había oscurecido bastante. En la parada encontramos a A. C. sentado con su maleta deportiva. Practicaba hockey. Eso decían todos. Le saludamos. No es muy amigable solo hizo una mueca.

Esos 10 minutos esperando el bus se hacía eterno. Hacía frío. Cada vez más. Míriam ya tiritaba. A. C. se nos acercó y nos puso su chaqueta. Era tan grande que cabíamos las dos. Llegó el bus vacío. Se subieron juntos. Eran amigos desde pequeños, incluso vecinos. Se llevaban tan bien que no necesitan palabras. Sobraba mi preocupación. Se desvaneció.

Moviendo la palma de la mano. Sonrisas. Se alejaron. Di media vuelta. En esa caminata hacía lo mismo. Mirar las luces. Tan bonitas.

Llegué a casa y me dirigí a mi habitación. Mi escritorio. Saqué los libros y acabé con los deberes. Me aburría. Jared hacía ejercicios. Sudando. Suu ya dormía. No me atrevía a molestar a Xander e Isa. Subí arriba. Enfrente de la librería pensaba. ¿Leo?

Busqué cualquier libro en la segunda estantería. Un libro destacaba. Pequeño. Escondido. Pequeñas alegrías. De Alex Bru. Era de Xander. Miré a los lados. Lo agarré rápido y salí lo antes posible para que nadie me viera. Sobretodo Xander.

Acurrucada en la cama haciéndome una bola. Intentando que nadie me descubriera comienzo a leer. Eso hacía siempre que quería esconder algo. Una costumbre. Sin recuerdo de ello.

Sin darme cuenta y tan centrada en la historia, me quedé dormida. Aún abrazando el libro soñé como sería vivir en ella.