💸 Uno 💸

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Primera parte: Haz el dinero bailar.

Entendía ahora más que nunca porque su madre le había dicho que ir a los barrios en el sur no era una buena idea de turismo.

Dios, sabía que la tasa de criminalidad en Corea era baja, pero nunca cero, y estando entre las calles de ese oscuro y maltratado barrio entendía por qué. Manejaba con lentitud, porque las personas caminaban sin cuidado por la carretera, incluso sintió alguien golpeándole el vidrio y completamente asustado aceleró el auto. KiHyun le había dicho que cerca de allí había un barrio al que le decían "zona rosa", que tenía unas discotecas en las que le aseguraba pasar un rato espectacular.

Pero ahora que miraba el barrio por el que iba pensaba que tal vez no debió confiar tan ciegamente en él.

Su amigo se caracterizaba por ser un hombre más arriesgado que él, meterse en lugares como aquellos era una fiel muestra de ello. Había dicho que tenía un muy buen amigo que había conocido en el bar, se llamaba JinYoung o alguna mierda así había entendido, no entendía porque KiHyun se relacionaba con ese tipo de personas, hasta ahora no se llevaba ni una sola buena impresión de aquel barrio o de las personas que vivían en él. Tal vez eso no sonaba muy amigable, pero que podía hacer, ninguna de esas personas le inspiraba confianza a primera vista.

Se detuvo cuando se dio cuenta que al lugar que su GPS lo había guiado no era nada más que un lote vacío y seco cercado con alambres, no había ningún indicio de la maravillosa discoteca que KiHyun le había prometido. Soltó un bufido, molesto; exactamente eso era lo que le hacía falta: perderse en un barrio de dudosa seguridad. Decidió dar un par de vueltas por allí cerca en busca de algún indicio sobre la discoteca, sin embargo, no encontró la discoteca, pero si otra cosa que llamó su atención.

De aquel lote seco y abandonado había salido una persona, una parte de la cerca estaba rota y había salido de allí, pero el punto estaba en que no era cualquier persona. Tenía los brazos más fuertes e increíbles que alguna vez haya visto, además de unos hombros tan anchos que perfectamente podrían abarcarlo a él sentado en ellos por muchas horas, pero luego de que dejó de mostrarle su espalda quedó aún más deslumbrado por el rostro que poseía todos esos anteriores atributos, estaba riendo mientras al parecer hablaba con alguien que aún estaba del otro lado del terreno, no sabía quién, la iluminación de la calle no era muy buena y las luces de su auto solo enfocaban a la persona fuera de la cerca.

Le gustaría poder verlo de otra forma, pero sus músculos estaban cubiertos por una chaqueta negra que pretendía ser de cuero, pero de lejos sabía no era así porque se veía un poco agrietada, pero eso no importaba cuando se le veía así de fenomenal. Le avergonzaba un poco admitir que había mordido el interior de su mejilla mientras miraba a ese delicioso prospecto de hombre caminar con total tranquilidad por esas oscuras calles, instintivamente lo había comenzado a seguir en su auto, no queriendo perder ni un solo segundo de vista a esos músculos que se tensaban bajo esa chaqueta.

Él debió notar que lo estaban siguiendo, porque de repente se giró hacía su auto y se detuvo, haciendo que sus manos temblaran un poco sobre el volante y empezara a conducir mal; tenía cabello negro azabache que le caía en un flequillo en su frente, podía ver como su barbilla era perfilada y su rostro marcado, como lo esperaba, un cuerpo de infarto venía acompañado de un rostro así.

Pensó en pasar de largo de él, hacer como si no lo hubiera estado siguiendo desde hace un rato, pero no pensaba quedar como un tonto y no llevarse al menos el gusto de escuchar su voz. Bajó la velocidad del auto, quedando la ventana del piloto justo en frente suyo, empezó a bajar el vidrio con lentitud mientras disimuladamente tomaba el gas pimienta que siempre tenía a la mano, solo era por si las cosas no terminaban como esperaba.

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