XXI-Y Anthony jodió aún más las cosas.

219 19 1
                                    

-Me prometiste que nunca perderías el control, que no llegaríamos a esto. ¿Qué debo pensar, Kimberly?-mamá daba vueltas por mi habitación mientras yo jugaba con la venda en mi muñeca.

-Tal vez deberías dejar de pensar en ti y darte cuenta de que tu hija se está matando lentamente.

-Eres una ridícula.

-Por lo menos no soy una perra que desea la muerte de su propia hija-se me escapó. Ya no quería fingir. Basta. Basta de esconderse las cosas.

Ella abrió la boca y soltó un sollozo.

-Es la verdad-le espeté-Si con esas palabras ya te  quieres morir, ¿Cómo crees que estoy yo?, me han dicho peores cosas en los últimos años, y fueron las personas que más quiero. Ariane, Victor y tú son egoístas, sólo piensan en ustedes.

Ella se volteó enojada y me propinó una cachetada. No chillé. Simplemente esperé a que saliera del cuarto.

Reposé mi cabeza en la almohada mientras volvía a mirar las vendas.

Fue idiota. Impulsivo. ¿Para qué causarse más dolor?

Kim, estamos cansadas, pero… no exageres, si no fuera por Jules…

¿Sabes qué habría hecho mamá?, lo mismo que tú.

-Estoy muy enojado contigo-alguien interrumpió mi regaño mental-No, esa no es la palabra, estoy muy cabreado, fuiste una cobarde.

-No me jodas, Carter. No entiendes nada.

-Mis padres…

-Están muertos, pues agradécelo, porque se fueron de éste jodido mundo de mierda.

El dio un paso atrás y yo dejé caer más lágrimas. ¿Qué acababa de decir?, Dios, no, no podía volverme así.

-Perdón es sólo…

No pude terminar la frase. Sentí que se acostaba a mi lado y pasaba su brazo por mi cintura.

Su respiración chocó contra mi cuello y una tranquilidad extraña se extendió por mi cuerpo.

-No debiste hacer eso. Fue el mayor susto que he tenido.

Me volteé con cuidado para poder mirar sus ojos verdes. Le sonreí mientras acomodaba mi mano.

-Perdón.

-No tienes que disculparte. Sólo tienes que desquitarte con alguien. No me importa si dices que mis padres están mejor muertos o que soy igual a Victor, sólo… no vuelvas a hacer esto.

Asentí mientras me acurrucaba junto a él. Necesitaba sentir que alguien me quería, que me apreciaba.

-Por favor… responde con sinceridad.

-Ok.

-¿Me buscaste por Ask simplemente porque Victor te lo ordenó?

-Sí.

Sentí la decepción burlarse de mis esperanzas mientras intentaba alejarme.

-Pero luego me di cuenta de que me atraías terriblemente. EL día que  peleaste con Lauren estaba muerto del miedo, así que decidí no hacer cosas peligrosas a tu alrededor.

-¿Tu hermana también fue criada por Victor?

-Sí, pero ella se fue de la casa tan pronto como se hizo mayor de edad.

-¿Por qué tú no?

-Ya te dije, una promesa. Ven, tengo que hacer algo.

Levanto mi quijada y dejé que me besara suavemente. Carter tenía ese don de hacer  olvidar todo. Era como un torbellino que arrasa con tu vida normal, trae problemas y luego… te ayuda a  superar todo.

-Te quiero, K.

Me quedé callada mientras miraba su camiseta. ¿Qué responder a eso?

-Yo también te quiero, C.

Cerré los ojos y me fui relajando. Poco a poco iba cayendo en un tranquilo sueño.

Bueno, pero Kimberly nunca puede descansar, ¿Verdad?

Escuché la puerta abrirse una vez más para ver a Anthony jalarme de la camisa a Carter.

-¿Dónde carajos está mi novia?

Intenté apoyarme para ver la escena pero había perdido mucha sangre.

-No es mi culpa.

-¿Ese maldita escoria se la llevó?, ¡CONTÉSTAME!

-Sí, pero ella quiere estar allí. No podemos hacer nada.

-Es mentira, ella odia a su padre.

-No la conoces-susurré mientras volvía a recostarme. Sentí las dos miradas fijadas en mí-Ella siempre ha querido a Victor.

-Voy a ir por ella.

-Te demandará, Anthony.

-No podría ser capaz…

-¡QUE NO LA CONOCES, JODER!-saqué todas mis fuerzas en un grito ahogado mientras sentía más lágrimas.

Me sentía tan débil.

-No llores,  hermosa-volví a sentir los brazos consoladores de Carter a mi lado.

-Voy por ella.

Y Anthony fue lo que hizo que las cosas empeoraran aún más.

No se imaginan cuánto. 

Ask (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora