Hoy saldré con mi mejor amigo, estaba un poco molesto con su novia, así que me dijo de salir para conversar, y despejarse un poco, yo accedí, aunque honestamente, no tenga muchos ánimos de estar rodeado de personas, quisiera estar solo, tocando mi guitarra.
Me comencé a arreglar, una ducha fría, me afeité la barba, me peine como usualmente lo hago, el cabello hacia atrás, o quizás deba variar un poco, mejor dejemos que mis rulos se enloquezcan, mi camisa negra favorita, un jean, zapatos negros, me puse mi mejor fragancia, para animarme un poco, y salgo de la casa, quedamos alrededor de las 11, en el bar de siempre.
Mientras Esteban llega, me pido una cerveza, la saboreo, no tiene un buen sabor, está un poco ambiente, mientras analizo la cerveza de mal gusto, noto a lo lejos que una chica tiene los ojos en mi, pero no le presto mucha atención a pesar de ser atractiva.
- Julián, ¿comenzaste a beber sin mi?
- Pensé que tardarías más...
Hago un gesto mostrando un poco de vergüenza.
- Bueno, bueno, ¿Te parece si tomamos unos shots y nos vamos a una discoteca?
No estaba muy convencido, y no entendía porque quería irse, de todas formas busqué comprenderlo, y quería ver si me decía algo sobre Lucía.
- Vale, ¿Oye está todo bien?
- De maravillas, ja (lo dice con un tono de ironía), a las 7 tienes una chica ardiente mirándote desde que llegue (levanta las cejas, notándose orgulloso).
- ¿Qué? Ah, si, también lo noté, pero no estoy para esos asuntos, me preocupas tú.
- Ya te he dicho que estoy de maravillas, de maravillas Julián, ¡estoy soltero! (Lo dice alzando un poco la voz).
¿Soltero? ¿De maravillas? Llevaban 6 años juntos, y Lucía es buena chica, imposible que el se sienta así de bien con lo enamorado que ha estado todo este tiempo.
- Ah, vámonos Julián, quiero emborracharme, quiero que busquemos chicas, ven, vamos.
Sin que pueda decir algo, me coloca su brazo en mis hombros y me lleva con él, noto su aliento, ya había bebido antes de vernos, presiento que algo malo va a suceder. Llegamos a la discoteca, a pesar de ser la 1am, hay suficientes personas, igual es una de las discotecas más famosas de la ciudad... Miro a mi alrededor no veo nada interesante, Esteban fue a pedirnos unos tragos y una cachimba, debe estar destrozado.
- ¡Ups! Perdón, no me di cuenta, lo siento.
Quede en silencio, era preciosa, y que voz tan dulce, quede impactado, desearía hablarle.
- Oye Julián, mira lo que te he traído, te he traído un, un shot.
- ¿De qué es?
- Es de, ya no recuerdo, pero anda, a la cuenta de tres, fondo, uno, dos, tres.
Uff, bastante fuerte, que habrá pedido, no puedo dejar de ver a esa chica que se tropezó conmigo.
- Uh, ves aquella chica, está muy linda, y esas curvas, esas piernas, ese culo, que delicia, me la quiero llevar a casa.
Me asombro, espero no hable de la dulce voz que estaba observando.
- Vamos, ayúdame Julián, sabes que no se me da bien las mujeres, este hombre, está, está oxidado después de tantos años con, con la loca de mi ex.
- ¿Cuál dices?
- ¿Cómo que cuál? La que está allí, de vestido ¿negro? Esta en la barra, y mira, justo puedes pedir que te den la cachimba que ordene, anda, ve.
Efectivamente era la chica con la que me topé, que nervios, pero bueno, respetaré su decisión, me acerco a ella un poco, me pongo ansioso, así que decidí pedir la cachimba, de todas formas parece que aún no la atienden a ella.
- Hola, mucho gusto, soy Julián.
- Hola, que bien.
Pequeña y sutil sonrisa, pensaba irme, pero entre que me encanta, y Esteban me hace señas de que siga hasta entablar una conversación y hablarle de él, creo que no tengo más opciones.
- Mira, disculpa, es que eres sumamente hermosa, de verdad, esa sonrisa ilumina.
Le dio un poco de vergüenza, volvió a sonreír sutilmente, y me agradece el cumplido, pero continúa esperando que la atiendan. Llega mi cachimba e inmediatamente le pido al joven que atienda a la chica.
- Gracias, no tenías porqué.
- No tenía, pero quería.
- De verdad gracias.
- ¿Podrías decirme tu nombre?
- Esta bien, soy Mónica.
- Un placer Mónica, soy Julián.
- Si, ya lo mencionaste.
Se ríe un poco, me pongo nervioso.
- Lo siento, es que con una sonrisa tan hermosa, y una risa así, imposible no ponerme nervioso.
Se sonroja, a mi me tiemblan las manos, pero intento que no se note, fumo profundo, exhalo.
- ¿Te molesta si fumo un poco?
- Adelante.
- Gracias.
Sus labios rojos, coloca la boquilla delicadamente, aunque se note muy dulce, en este momento es perversa, seductora, incluso ha dejado un poco marcado de su labial.
- Eres muy tentadora, ¿lo sabias?
Se ríe, lo sabe, lo sabe perfectamente.
- No lo sabía, ¿Tú crees?
- No solo lo creo, lo sé, se nota en tu rostro angelical, lleno de seducción para cualquier hombre.
Le encanta lo que he dicho, disfruta seducirme, comienza a jugar con la boquilla, la humedece, y vuelve a fumar, esta vez más profundo. Casi olvido que Esteban estaba allí, otra vez me está haciendo señas, quizás es momento de acabar mi turno, me encantaría seguir en este juego.
- Mónica, la verdad es que a mi mejor amigo lo dejaste alucinando, está maravillado con tu atractivo, es aquel que está allá, su nombre es Esteban. Lo puedo llamar si gustas.
- De acuerdo, está bien.
No pareció muy convencida, creo que el juego de te presentó a mi mejor amigo, no es de su agrado, pero ya yo cumplí con mi parte.
- Esteban, ella es Mónica, Mónica, el es Esteban.
- Qué alegría conocerla deliciosa mujer.
- Un gusto.
Parece que lo lleva mejor de lo que pensaba, a pesar de que Esteban no ha sido muy prudente.
- Y dime, ¿de donde eres? Dudo mucho que seas de aquí.
- Soy latina.
- Latinoamericana, Latinoamérica es muy grande, ¿podrías ser más específica?
- Te lo dire luego, ¿tú de dónde eres?
- Yo soy francés, preciosa, viví toda mi vida en Francia, a excepción de estos últimos años que he estado viviendo aquí.
- Muy bien.
Definitivamente Esteban está siendo muy límite, ni siquiera es francés, su madre era francesa, y solo vivió dos años allá. Allí está de nuevo Mónica jugando con la boquilla, me mira y mira a Esteban, sabe que me pone nervioso y le gusta este juego de tenernos a los dos.
- Mónica, te seré sincero.
Siento que dirá una estupidez...
- Quiero llevarte a mi apartamento, tomamos unas copas de vino, nos ponemos en ambiente y, tu y yo, pasamos una noche muy buena.
Ella se queda pensativa mientras acaricia el pecho de Esteban, se acerca a él, y sin que él se dé cuenta me mira a mi, mientras le susurra algo en su oído, colocando su pierna derecha entre las piernas de Esteban.
- Si quieres le pregunto, pero no creo que acepte.
¿Aceptar qué? Me aparta un poco para decirme lo que ella le acaba de susurrar.
- Julián, aceptó ir a mi apartamento.
- ¿¡Qué!?
- De verdad, pero solo si tu, si tú vas con nosotros y pasamos la noche los tres, yo no quiero pasarla contigo, pero con ese bombón, si, si quiero.
Obviamente ni el, ni yo queremos pasar la noche juntos, yo quisiera pasarlo con ella a solas. Sigue jugando con su boquilla, la introduce lentamente en su boca, mi piel se eriza, estaba sentada mientras conversábamos, con las piernas cruzadas dejando un pequeño triángulo, pero suficiente para notar su lencería púrpura, y por la dirección en la que estaba, solo quería que yo lo viera.
- Yo tampoco quiero pasarla contigo.
- Muy bien se lo decimos, acércate conmigo.
- Mira preciosa, tal como te dije, Julián no quiere.
- Pues si él no va, yo tampoco.
Se levanta de la silla, y se gira hacia la barra, dejando a nuestro panorama su espalda descubierta, y sus piernas que se ven brillantes de un bronceado.
- Por favor hermosa, déjame llevarte a casa, estarás con un estadounidense excepcional como yo.
- ¿No eras francés?
- Bueno si, pero soy mitad estadounidense.
- Vale, vale, bueno quizás acepte tu propuesta, pero me invitas un trago primero porfa, estoy sedienta.
Lo dice con un tono sumamente seductor, sutil, y humedece sus labios.
- Para ti, lo que quieras reina.
Esteban me mira y me pide el favor de pagarle una copa a la chica, seguramente ya está sin dinero.
- Allí tienes, tu copa.
- Gracias, ups, derrame un poco en mi vestido, Julián, ¿me limpias? Por favor.
No podía decirle que no, además tuvo todo calculado, yo estaba con las servilletas cerca, y me estaba dejando tocar parte de su pecho.
- Si, bueno, si gustas, claro.
- Gracias, eres un caballero.
Mientras le seco un poco el pecho y parte del vestido, aprovecha y antes de que me separe de ella, me pasa su mano por mi cuello hasta mi pecho, está un poco fría, pero suficiente para ponerme en calor, con la otra acaricia mi hombro hasta mi mano, agarrándola y colocándola nuevamente en su pecho, simulando que aún no está seco, pero lo esta, la miro a los ojos, disfruta tentarme.
- Fue un placer.
- ¿Entonces Mónica? ¿Vamos a mi apartamento?
Ella se muerde los labios, lame de abajo hacia arriba la boquilla, y fuma profundamente, sus pechos se expanden, lo noto porque mi mano sigue en su pecho, hasta que ella la pasa lentamente rodeando todo su brasier, hasta su ombligo, me pone los nervios de punta, y me aleja, Esteban no noto lo que acaba de suceder, él estaba un poco a mis espaldas en diagonal.
- Creo que no, como te dije, si no va Julián, yo no voy.
Cuánto quisiera que fueras conmigo a mi casa.
- Mira, el no quiere, y si no quiere, no puedo hacer nada.
- Entonces lo siento Esteban.
- ¿No vas a aprovechar de pasar la noche con un francés?
Ella voltea los ojos, se acerca a él, le susurra al oído, le da un beso apasionado, y sonríe, luego se acerca a mi, y me susurra:
- Que delicioso hubiera sido pasar la noche contigo.
Y antes de que yo diga algo, toca mi pecho con ambas manos, me besa el cuello, y se retira, desaparece entre las personas, que mujer tan atrevida, tan brillante, estuvo jugando con ambos toda la noche desde un principio, una carita de ángel, con alma de diabla, educada y sincera, pero nada ingenua, inteligente y astuta, lo suficiente para saber cuando se quieren aprovechar de ella, y saber cómo vengarse de una forma letal y placentera.