Capítulo 1

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Los dioses seres magníficos, deidades tan poderosas y antiguas que vivieron mucho antes que cualquiera en los nueves mundos

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Los dioses seres magníficos, deidades tan poderosas y antiguas que vivieron mucho antes que cualquiera en los nueves mundos. Aquella magia que nos rigió en tiempos pasados, muchos ahora comúnmente con en el paso del tiempo lo conocen como ciencia; han olvidado que existía algo más grande que ellos mismos pero se equivocaron, aún siguen vivas y más vivas que nunca.

2011/Midgard

PUENTE ANTIGUO
NUEVO MÉXICO

Una camioneta estaba estacionada en el medio de la nada sobre el desierto que albergaba a dos científicos y una practicante, silencio, solo ese se escuchaba. La científica de cabellos castaños impaciente por observar tal fenómeno tecleó códigos en su laptop. Aquello lo había estudiado por meses atrás no daba señales de aparecer así que se levantó del asiento delantero y camino hacia el quemacocos acompañado de su amigo, para girar la válvula de recepción admosférica para poder captar cualquier anomalía en su alrededor.

Vió su cronometro que calculaba los números dados por la velocidad de luz admosférica. Acción que vio el doctor a su lado para fijar su mirada en la de ella y ella de regreso.

—No debe tardar— dijo con apuro.

—Puedo encender la radio— insistío la joven practicante con aburrimiento notorio sentada en la parte del copiloto de la camioneta.

—No— exclamó la científica.

Ambos científicos teníamos sus miradas en cielo pero no se divisaba absolutamente nada así que el doctor giro su cabeza hacia la de su acompañante y dijo.

—Jane, no puedes seguir haciendo esto.

Frustrada por la falta de fé de su amigo se metió a la camioneta y rebuscó en sus investigaciones de su libreta y computadora -Las últimas diecisiete veces no falló ni por un segundo.

—Jane eres astrofísica no cazadora de tormentas.

Jane presiono el enter de la computadora para verificar que sus cálculos no eran incorrectos.

—Confía en mi, hay una conexión entre este fenómeno admosférico y mi investigación.

Mientras ambos científicos discutían la practicante miro algo extraño sobre el retrovisor de la camioneta.

—Erik... yo no te hubiera pedido que volaras hasta acá si no estuviera totalmente segura de esto— molesta y desesperada a cada segundo dejó reposar su cuerpo en el estante de la camioneta hasta que escucho a su practicante llamarla.

—Jane ven esto te interesa.

Así que ella se aproximó hacía en parabrisas de la camioneta para observar en el cielo nocturno un pequeño círculo de nubes que empezaba a realizarse una gran tormenta.

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