"¿Estás despierta?"
Jean miró su teléfono por un momento, se encogió ante ese patético mensaje que estaba a punto de enviar. Su pulgar se detuvo en el botón de enviar tanto tiempo, que finalmente fue notado por Connie.
"Oi, ¿quién es la chica afortunada, Jeancito?"
"Cállate". Murmuró justo después de bloquear su teléfono. Fue en un instante, Connie ni siquiera pudo ver el contacto.
"Vamos hombre, ¿eres tímido? Dime..."
"¿Por qué necesitas que te lo diga, Connie? Todos sabemos que es Mikasa". Eren interrumpió, su voz era plana pero Jean pudo captar ese tono juguetón oculto. Había una sonrisa en su rostro que Jean quería golpear hasta que desapareciera. Él estaba al otro lado de la mesita, su cara estaba relajada pero su sonrisa arrogante seguía ahí, molestando a Jean.
Jean no intentó contestarle porque sabía que eso podría llevarlos a una pequeña pelea. No la quería, sólo quería enviar ese ridículo texto. Era él de nuevo quien asumía la responsabilidad, estaba tan tenso desde que llegaron al lugar. Ni siquiera consumía ni bebía nada de lo que hacían porque sabía que eran descuidados y tontos.Pero le empezó a molestar cuando el reloj de la pared marcó las 2AM. Tal vez ser descuidado lo suficiente para relajarse no le haría daño a nadie.
Le molestaba la forma en que Eren era tan libre de hablar del amor y de las chicas de su grupo, Connie ya estaba borracho y se reía de todo lo que podía. Así que Jean empezó a pensar por qué no puede ser él quien hable tan libremente de amor por una sola noche. No cualquier tipo de amor, quería hablar del amor que guardaba en su interior desde hacía tanto tiempo. El mismo amor que todos creían que era para Mikasa.Pero había una cosa clara; Jean Kirstein estaba profunda y borrachamente enamorado de ti.
Sí, una vez estuvo enamorado de Mikasa. Llegaste a su vida justo cuando lo necesitaba. Todos en su grupo estaban seguros de que Jean amaría a Mikasa para siempre y no veían nada malo en decirlo. Así que cada vez que pensaba cosas como que tu pelo también era bonito o lo bien que se sentía cuando le abrazabas, siempre se escondía detrás del hecho de que amaba a Mikasa.
Porque amar a alguien que nunca te va a corresponder era mejor a estar enamorado de tu amiga más cercana, ¿no?
Tú eras la única a la que quería enviar un mensaje de texto desde el principio. No sólo una cosa estúpida como "¿estás despierta?" sino también "¿puedo venir y abrazarte para dormir porque se siente tan bien tener tu pequeño cuerpo contra el mío?
Esos lindos mensajes que quería enviarle se convirtieron en algo travieso en su mente después de su tercera copa. Podía oír que sus amigos le animaban, pero su mente estaba tan ocupada pensando en ti que no les oía. Se sintió diferente, 'Tal vez esos bastardos me dieron algo', pensó. Teniendo en cuenta el hecho de que estaba casi seguro de haber oído algo como 'Ahora vamos a rezar por la chica que va a encontrar'
¿Fue antes de que el mismo Jean le pidiera a Eren algo que lo aliviara? Sí, probablemente lo fue.
Estaba girando su teléfono entre el índice y el pulgar mientras bebía su cuarto trago, Jean no sabía que podía ser más creativo cuando está drogado. Porque todos los posibles mensajes que podía enviar no eran algo que Jean diría normalmente.En lugar de ofrecerte sus mimos, empezó a darse cuenta de que podía darte más, así que podía enviarte un mensaje como "¿has fantaseado alguna vez con lo bien que te llenaría? he aprendido de Sasha que lo único que entra en tu apretado agujero son tus dedos hoy en día".
Cerró los ojos y gimió al pensar en ello mentalmente. Jean no era un pervertido, al menos él pensaba que no lo era hasta ahora. A pesar de todos estos intensos sentimientos que sentía por ti, siempre respetó los límites de la amistad. Pero ahora, en este estado de ánimo, empezó a darse cuenta de que no eras inocente en absoluto. Y justo después también entendió por qué quería abrazarte tanto mientras dormías. Porque eras tú la que rechinaba contra su cuerpo en medio de la noche, provocándole dolorosas erecciones pero también esos suaves y dulces sonidos que escapaban de tu boca. Ahora un sentimiento de esperanza surgía dentro de él con la idea de que tal vez era su nombre el que gemías en tu sueño, nunca lo captó pero tampoco escuchó ningún otro nombre de tus hermosos labios.