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Las cosas se tornaban muy raras ahora en la gran casa que habitaban los siete chicos. Namjoon y Seokjin se hicieron novios raramente, destruyendo los planes de Namjoon que había ideado, pero la idea de pedírselo en ese instante simplemente le surgió, y aún que no fue como él lo imaginaba, el resultado fue aún mejor de lo que creía y ahora estaban muy felices el uno con el otro.

Lo único fué, que luego de eso no se lo contaron a nadie y volvían el ambiente a veces raro e incluso incómodo ciertas veces cuándo estaban todos juntos por no disimular mucho sus miradas. Los menores siempre veían todo aquello extrañados por no entender pero Hoseok y Yoongi entendían perfectamente lo que sucedía, sobretodo porque estaban al tanto de que en algún momento pasaría.

Por otro lado la pareja ahora iba de lo mejor fuera de todo eso, Namjoon seguía lavando y haciendo los quehaceres que odiaba junto a Seokjin, y cuando veían que no había nadie cerca se daban mimos, se abrazaban, besaban e incluso hay ocasiones que casi llegan más lejos pero escuchaban algún ruido y se separaban al instante. Eran como una pareja de adolescentes en secreto esperando no ser descubiertos por sus padres.

Además de eso, ahora dormían juntos, ya que tenían habitaciones separadas, justo como estaba pasando ahora; uno de los dos simplemente se escabullía a la habitación del otro a la madrugada una vez veía que no había nadie y todos dormían. Se había vuelto costumbre.

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Namjoon respiró profundo, tomó su almohada que descansaba en su cama y lentamente con cautela abrió su puerta luego de pararse de la cama. Se fijó que no haya nadie a los costados y en puntillas de pies comenzó a caminar por el largo pasillo, lo bueno era que la habitación de su hyung no quedaba tan lejos de la suya, sólo era pasar frente al cuarto grande de Jungkook y Taehyung, y uno de los baños.

Así que, con pasos apresurados y cautelosos, llegó a la habitación de Seokjin todavía con miedo de que alguien salga y lo interroge, pero en cuyo caso tenia varias excusas preparadas para eso. Movió un poco el picaporte -adornado con dulces brillitos y stickers adorables que hacían a Namjoon derretirse de ternura por ése lado de su hyung-, aquello era una señal que tenían para no tocar la puerta fuerte y no despertar a nadie. A los minutos apareció tras la puerta un castaño despeinado con su típico pijama de dos piezas corto ya que era verano. Namjoon siempre se sentía desfallecer por aquel bendito pijama que usaba su chico y dejaba expuestas sus largas y perfectas piernas a la que más de uno que las viera querría rendirle culto, además de él.

—¡Namjoonie!– sonrió en cuánto vió de quién se trataba y gritó en un susurro bajo aquello.

—Hola amorcito.–se acercó sonriente a su amado y correspondió su abrazo colocando sus brazos alrededor de la fina cintura del más bajo a la que también Namjoon quería rendirle culto.

—Pasa antes de que salga alguien.–susurró todavía y Namjoon entró apresurado murmurando un "cierto", y una vez dentro se dedicó a observar el lugar como siempre hacía aún que ya conocía de memoria cada rincón.

—¿Quieres ver algo?–Seokjin preguntó desde la cama acostado agarrando el control de la TV.

—Sólo a ti.– pronunció y se tiró acostándose a un lado de su pareja, Seokjin enrojeció hasta las orejas y se quiso cubrir tirando hacia su cara el cuello de su camiseta avergonzado, levantandola intencionalmente y dejando expuesto su bonito y liso abdomen plano. Namjoon rió pero enseguida notó la parte expuesta de su hyung y sintió seca su garganta.

¡namjoon, yo no lavo tus cosas! © namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora