━━━━━━━━━━━━━━━━━━━ 𝖕𝖗𝖔́𝖑𝖔𝖌𝖔

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Tony Stark no podía estar más asustado

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Tony Stark no podía estar más asustado.

Ni en sus pensamientos más locos y estúpidos pensó en tener un hijo. No se veía a sí mismo siendo un padre, porque sabía que sería un padre de mierda; pero ya no había vuelta atrás y ahora sostenía con temor a una pequeña bebé de meses, la cual descansaba cómodamente entre sus brazos.

Y se preguntarán ¿Cómo llegó una bebé a sus brazos? Creo que ya saben la respuesta... Cuando dos abejitas se quieren mucho... Bueno, en realidad, Tony Stark y Hannah Johnson se odiaban a muerte, pero eso no fué un impedimento para tener una hija a la cual nombraron Hope porque simplemente fué un nombre lindo que Tony encontró en internet.

Hope era una bebé tan inocente y risueña que balbuceaba y sonreía dulcemente mientras sus padres discutían a gritos.

—¡Justo ese es el problema! —vociferó Tony, mirando a Hannah con enojo—. ¡Ella es el problema! —discutió, ésta vez señalando a la pequeña Hope con la cabeza, la cual alzó los brazos con diversión. En su mente todo era un juego y no entendía nada de lo que sucedía.

—¡No te atrevas a decir que ella es el problema, imbécil! —atacó Hannah, sintiendo un ardor recorrer sus mejillas. Si bien era cierto que Hope no había sido planeada, ni mucho menos deseada, no dejaría que Tony hablara así de una bebé.

—Bien, ésto es sencillo: llévate a ésta cosa —murmuró Tony, alzando a la bebé y colocándola en los brazos de Hannah—. Vendéla, regálala, tirála a la basura o haz lo que te plazca con ella. Pero yo no la quiero.

—Va a llegar el día en el que te arrepentirás de esto, Stark —bramó Hannah, con los puños apretados y con la respiración más acelerada que hace algunos minutos.

—Sí, claro —ironizó Stark.

Pero un sollozo casi inaudible atrajo la atención de ambos adultos, quienes bajaron la vista hacía Hope, quien a duras penas comenzaba a presentir que algo iba mal y que su vida tal vez cambiaría para siempre ¿Pero qué podría salir mal?

Hannah estaba enfurecida. Tony la había abandonado con una bebé recién nacida a su cargo, ella no tenía ni idea de cómo ser mamá y a pesar de que su hermano Paul la ayudó y apoyó bastante, no pudo soportar la humillación y decidió irse al pueblo natal de sus padres: Bruns.

Ahí crío a Hope con ayuda de su hermano, pero poco a poco Hannah se fué obsesionando con su trabajo en S.H.I.E.L.D. y desarrolló un rencor irracional hacía su hija, argumentando que su inesperado nacimiento arruinó su vida y su carrera como agente.

—¡Mami! —una Hope de cinco años entró corriendo a la casa.

Su tío había ido a recogerla a la escuela ya que Hannah estaba muy ocupada trabajando. Paul Johnson siempre iba a recoger a Hope a la escuela, intentaba hacerle de comer (aunque siempre quemaba la comida) y la ayudaba con sus tareas.

Hannah ni siquiera miró a Hope.

—Ahora no, Hope. Estoy ocupada —gruñó Hannah.

—¡Pero mami! —exclamó Hope—. ¡Mira! ¡Te hice un dibujo!

La pequeña niña de cabellos rubios extendió ante su madre un dibujo donde se encontraban ellas dos rodeadas de corazones. El dibujo estaba pintado con crayolas y Hope sentía que era una de sus mejores creaciones.

—Ya te dije que estoy ocupada, niña —Hannah alzó levemente la vista hacía Hope y rodó los ojos—. ¡Ahora sube a tu cuarto y déjame trabajar tranquila! —exclamó, casi sin contenerse.

Los ojos de Hope comenzaron a llenarse de lagrimas y sin poder contenerse tiró el dibujo al suelo y subió corriendo las escaleras hasta encerrarse en su habitación.

—¡Hannah! —regañó Paul, dejando la mochila de Hope en el suelo—, ¿Por qué le gritaste así a Hopie?

—No te metas en esto Paul. Sólo está haciendo berrinche.

—¡No está haciendo ningún berrinche! Sólo te estaba mostrando su dibujo —gruñó Paul, subiendo las escaleras para buscar a Hope—. Hopie ¿Puedo pasar? —preguntó al tocar la puerta.

—Tío Paul —Hope abrió la puerta de su habitación y corrió hacía su escritorio para tomar su dibujo—. ¿Tú si quieres ver mi dibujo?

—¡Pero claro que sí! —afirmó Paul ante una sonriente Hope—. Tu dibujo está genial, dibujas muy bien —Paul mintió: el dibujo le parecía espantoso, pero no quería romper las ilusiones y la emoción de su sobrina de cinco años.

—¿En serio crees eso?

Paul asintió mientras se sentaba en la cama de Hope y esta lo acompañaba.

—Tío Paul.

—¿Sí?

—¿Por qué mamá no me quiere?

Esa pregunta casi hace que Paul se ahogue con su propia saliva. Hannah realmente trataba con desprecio a Hope y tarde o temprano Hope iba a darse cuenta de lo sucedido; sin embargo, Paul no quería ser insensible con ella, ni hacerla llorar o lastimar sus sentimientos, así que decidió cambiar de tema.

—¿Quieres ir a Baskin Robbins por un helado?

—¡Claro!

···

Y ahora que pasaron 11 años...

LIGHT-GHOST  ❛  AVENGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora