Novato.

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Las voces de los cazadores retumbaban en las paredes de la Capilla de Oedon mientras que tu y el encorvado permanecían en silencio.

- Malédiction, esto es demasiado incómodo - pensaste.

La curiosidad te invadió haciendo que te levantaras de donde estabas sentado y te empezaste a acercar lentamente hacia un borde para oír mejor lo que decían los cazadores.

- ¿De verdad es una buena idea ir a Hemwick? La última vez que un cazador fue a ese lugar nunca se lo volvió a ver - habló Gascoigne con algo de preocupación en sus palabras.

- La bruja que habita ahí es bastante peligrosa, hay que acabarla - respondió Eileen.

- Y eso es lo que hay que hacer, ¿Algún voluntario para ir a Hemwick? - agregó un anciano en silla de ruedas.

Hubo un silencio sepulcral y de paso te asombraste un poco al ver el estado de ese anciano, pero el anciano volvió a hablar.

- La Bruja de Hemwick no es la única prioridad, también hay que localizar la ubicación de la Bestia que ha estado lanzando sus potentes rugidos - habló el anciano.

- ¿Bruja de Hemwick? Que raro - dijiste en tus pensamientos.

- ¿Y que hay de Byrgenwerth? ¿No hay que lidiar con ellos también? - preguntó Henryk.

- Eso sería después - dijo Eileen.

Un potente rugido se empezó a escuchar haciendo que los cazadores dejaran de hablar.

- ¿Esa es la bestia de la que hablabas? - le preguntó Gascoigne al anciano.

María, Henryk y Eileen salieron de la Capilla empezando a buscar con la mirada a esa bestia.

- ¿La puedes ver? - preguntó Henryk.

- No - respondió María a secas.

Estabas con bastante intriga por esa bestia de la que habló el anciano, te diste la vuelta pero lo único que pudiste ver era a Gascoigne.

- ¿Fisgoneando?

Tus ojos se abrieron como platos por la sorpresa que te causó Gascoigne y de paso te resbalaste cayendo al suelo.

- Puedo explicarlo - te excusaste.

- ¿De verdad? - preguntó el anciano llegando en su silla de ruedas.

- Gehrman - dijo Gascoigne.

No comprendías lo que pasaba, ¿Ese anciano cuya época dorada ya había pasado es Gehrman? Eso era algo que aún no creías, te levantaste y miraste al anciano.

- Me gustaría oír tu excusa - habló Gerhman.

-..... Quería escuchar de lo que estaban hablando - respondiste.

- ¿Tienes algún nombre? - preguntó el anciano.

Te quedaste en silencio, empezaste a divagar en tus recuerdos, no lograbas recordar tu nombre, ni siquiera le dijiste tú nombre al hombre encorvado e incluso no sé lo dijiste a Henryk, a ellos nada más los habías saludado, Gehrman te miró y suspiró.

- Por lo que veo no sabes ni tú propio nombre, al parecer la transfusión de sangre creó algunas lagunas en tu mente impidiéndote recordar tu nombre.

Te sorprendiste demasiado, ¿Como ese viejo sabía que llegaste a Yharnam para hacerte una transfusión sanguínea? Subiste la mirada aún con sorpresa.

- ¿Cómo lo sabes? - preguntaste.

- Los mensajeros saben demasiado.

- ¿Mensajeros? - preguntaste confundido.

Amor Entre Cazadores (Lady María x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora