Capitulo 4

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Tengo mi caja ante mi rostro y estoy muerta de miedo.

—Madison, hoy he pensado... Espera, ¿Como has conseguido tu caja? ¡La habías perdido!- me interrumpe Trish exclamando y confundida al abrir la puerta y entrar.

Que susto, odio que venga y habrá la puerta cuando le de la gana.

—¿Que quieres?—rodeo los ojos

—Ay...Perdón. Solo venía a ver que hacías, y por lo que veo... Has encontrado tu caja, la que tanto te vuelve loca. Ojalá la pierdas de verdad y nunca la encuentres más, serias más feliz créeme—dice con su tono de burla que hace que me hierva la sangre

—Si solo quieres molestar, vete—le suelto mosqueada

—Vale, pero un día te la quitarán, llorarás, y yo estaré ahí para reírme

Mi hermana Trish no tiene ni idea de lo puto loca que está, somos totalmente diferentes.

Ella, una pirada sin control y yo, una obsesionada por un objeto de madera.

¿Alomejor no lo somos tanto?

Cierra la puerta y se va dejando un dolor en mi pecho.

Resoplo y vuelvo a mi mirar a mi preciosa caja, que la apoyo entre mis piernas: negra, pequeña y sencilla, cuando más me acerco a ella más confusa estoy.

No es su olor, mi caja huele a vainilla y un toque de fresas.

—¿¡Que?!—grito preocupada

A la vez que mi mente se desmonta caigo en que si ha estado fuera de mi casa, lo más probable esque sea imposible que tenga el mismo olor, habrá cogido olor del sitio donde ha estado estas horas pérdida.

Voy a abrirla. Porfavor que esté todo. Todo depende de esto.

Mi cara comienza a ponerse roja y a sudar al mismo tiempo al ver que no se abre. Tiro y tiro pero la caja no cede.

Tengo la respiración entre cortada, voy a desmayarme.

No me lo puedo creer.

¡¿Que mierdas le pasa a mi caja!?

Me miro al espejo que tengo encima de mi cama y tengo los ojos llorosos.

—¿Porque no se abre mi maldita caja?— sollozo contemplando mis lágrimas caer

Me da tanto todo igual que dejo que corran por mis mejillas sin control. Escuchando en silencio el pequeño sonido que crean al chocar con el suelo.

Esto tiene que ser una broma y estoy de las bromas... ¡Mi caja debe abrirse! ¡Necesito ver y saber que todo está ahí!

Mi madre entra por la puerta con el cubo de la colada interrumpiendo mi discursion mental.

—¿Hija? ¿que pasa? Estas temblando y llorando—suelta el cubo en el suelo y se acerca a mi

—Mi caja, ¡mi caja mamá, no se abre! No hay forma de abrirla, esto es seguro algún tipo de broma de Trish, la voy a matar, la odio—afirmo cambiando mi estado de ánimo pero teniendo aún lágrimas recorriendo por mi

Caigo rendida sobre mi cama

—Adiós—recoge el cesto de la colada—¡está caja te pone agresiva, y yo no te eduque así! ¡Madison Sand!—se va dando un golpetazo a mi puerta

Solo puedo mirar el techo y llorar.

Todas las cosas que hay ahí...

¿De verdad la caja me vuelve loca e agresiva?

10 CAJAS CONTANDO LA MIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora