Todos somos escritores

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Cuando era niña tenia un cuadernillo lleno de cuentos y anécdotas. Lo mantenía en mi mesita de luz. Nadie tenia permitido leerlo. La confianza en que mi relatos estuvieran sin errores ortográficos era nula. Prefería que conservaran esos posibles errores hasta que yo misma los descubriera. 

¿Cuándo fue que me volví tan desvergonzada? Escribo terriblemente mal, dejo que los demás lo lean y ya no soy capaz de notar los errores. O tal vez, sí. Solo que son difíciles de resolver, no son simplemente palabras sin tildes. Son malos usos de palabras, combinaciones raras y lo peor: distintas conjugaciones verbales en una oración donde debe existir solo un tiempo verbal. 

Otra característica era que ninguno de ellos tenia título. Si mi maestra del taller de escritura los hubiese visto me hubiese llevado un buen discurso sobre la importancia de los títulos. Pero, ¿Cómo resumo todo lo que escribo en pocas palabras? Lo siento, todavía no sirvo para eso.

El taller de escritura fue mi primer contacto real con la escritura. Comencé a escribir a los seis años o quizás a los siete, pero no fue hasta los diez años que comencé a escribir historias que brotaban de mi mente y que pedían estar en mis cuadernos. El taller representó algo maravilloso, me abrió las puertas a una tienda llena de herramientas útiles para mejorar la manera en que me expresaba. 

Estaba sola. 

Siempre estuve sola. Pero en el taller estaba realmente sola. La bibliotecaria y yo. En las primeras clases asistieron algunos de mis compañeritos, después desistieron y no volvieron nunca más, fue mucho mejor así. La bibliotecaria daba una pequeña clase y después dejaba que escribiera tranquila. Era yo y mi cuadernillo. Era yo y mis ideas. Estaba yo en un mundo lejano sin personas alrededor que perturbaran mis pensamientos.

Sin embargo, también sufrí mi primera gran desilusión. Un día, la bibliotecaria dijo que un escritor vendría a la escuela a dar una charla. No era cualquier escritor, era el creador de los libros que tantos disfrutaba escuchar en los días de biblioteca. Por fin podría conocer a la persona que dio vida a una historia fascinante y sobre todo a personajes que se sentían tan cercanos.

Nunca fue. Lo esperaba durante todas las clases. Quería que apareciera de repente.

-Hola, yo soy el escritor. Lo siento, es que estoy muy ocupado porque estoy escribiendo una novela. Será sobre un personaje que ustedes ya conocen porque lo escucharon en otra historia. Tengo poco tiempo para ustedes pero bueno, ¿alguien tiene preguntas para hacerme?- Jamás pasó. Solo se repetía en mi mente una y otra vez.

Lo extraño. Ya no recuerdo sobre que escribí. Solo me queda el sentimiento de haber disfrutado escribir cada relato y eso me hace extrañarlos. ¿Qué será del cuadernillo? ¿Estará en el basurero? ¿Sus hojas habrán ido a parar al fuego?

¿Debo escribir algo relacionando con el título? Seguramente sí. Pero en una frase que se explica por sí misma. Todas las personas que hayan aprendido a escribir, son escritores. 

¿Qué hay de las personas que existieron antes de la invención de los alfabetos/ideogramas/pictogramas?


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⏰ Last updated: Feb 20, 2021 ⏰

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