D i e c i s é i s

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Sonrisas enormes y pupilas llenas de brillos de felicidad me llenan el corazón de pura buena energía, me hacía sentir que por fin hacía algo bien, algo que ponía muchas personas felices. Eso es lo había visto después de que nuestra nueva barra brava había echo su primera aparición pública en aquel partido tan importante para los chicos. El sonido era motivante, era pegajoso y muchas personas quedaron asombradas cuando comenzó a sonar en el gimnasio.

Para lograr esto, me había basado en las famosas batucadas que presenciaba en Chile cuando era pequeña. Su motivación, el ritmo y los movimientos que se realizaban eran espectaculares, llenaban a las personas que presenciaban este echo de mucha alegría y felicidad. Los corazones de cada persona bombeaba más sangre de lo común debido a la leve adrenalina que comenzaba a pasar por su torrente sanguíneo al escuchar el fuerte ruido de los bombos a todo dar.

— ¡VAMOS KARASUNO!— chillamos todos cuando hicimos nuestro primer cierre.

Podría apostar que mi sonrisa era tremenda y las felicitaciones de la junta de vecinos, de Saeko y Akiteru me hicieron sentirme satisfecha con mi trabajo. A todo esta situación respondí con una simple frase:

Es él deber de una mánager ¿no es así?— dije entre risas nerviosas.

...

El partido había comenzado y guardamos silencio para la concentración de los muchachos. Digamos que al principio Ushijima se lució bastante, era impresionante la manera en que su destreza en aquel deporte mejoraba a pasos agigantados, dándote a entender de que quizás nunca lo alcanzaras, de que nunca estarás a aquel nivel que se logra con la pasión y dedicación que el chico le dedica a esta disciplina.

— ¡Wow!— murmure cuando escuchaba los ruidos en seco de los remates de Ushijima. Sinceramente sentía que esa pelota explotaría en cualquier momento por la presión ejercida en ella.

Una sonrisita burlona de formo en mis labios cuando recordé nuevamente el momento en que Kageyama y Hinata tuvieron que cerrar bocas cuando comenzaron a juzgar al enano....

Mi abuela siempre decia: No escupas al cielo, porque luego verás tu baba caer en tu cara.

...

Los chicos había comenzado en precalentamiento antes de comenzar el partido. Cuando se sintió la presencia de Hinata, muchos murmullos comenzaron a retumbar en aquel espacio cerrado que era el gimnasio. Murmullos que consistían en descalificar a Shoyo por su altura, diciéndole que parecía un niño, que qué hacía jugando ahí si era pequeño. Suspire exhausta mientras asomaba un poco más mi cabeza hacia bajo y apreté mis labios para no estallar en ira por aquellos dichos de mi amigo.

Vi como ellos también comenzaron a escuchar los murmullos, así que, Tanaka se acercó al par trotando y les dijo algo que podría adivinar a la perfección. Era algunas de las millones de instrucciones que dio el entrenador Ukai a los muchachos antes de enfrentarse al Shiratorizawa. Nuevamente una sonrisa enorme apareció en mis labios cuando vi que el dúo de fenómenos se posicionó para dar comienzo al show o a la guerra.

Y aquel remate del pelinaranja fue suficiente para callar a todos y dejarlos atónitos. Comencé a reírme junto con los vecinos y aplaudimos ante la hazaña de nuestros pequeños monstruos de primer año...

In Solitary // Kageyama Tobio [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora