Yoongi no tenía que estudiar en Verano, y tampoco tenía demasiados compromisos sociales, así que empezó a pasar horas y horas en el hospital, llevándole comida y ropa a Jungkook y prestándole consuelo y compañía, ausentándose tan solo cuando Seokjin o la señora Jeon conseguían escaparse un rato para estar a su lado.Hoseok, Jimin o Namjoon también se pasaban por allí de vez en cuando, pero Yoongi y Jungkook eran quienes, prácticamente, se habían mudado al gran edificio blanco. Pasaban las noches en vela, se turnaban para descansar, y tocaban y cantaban con ayuda del teclado, en voz baja, con la esperanza de que Taehyung tuviese una mínima reacción. Que, aunque fuera, curvase mínimamente sus labios en una sonrisa, en sueños.
Había pasado ya cerca de una semana, y Yoongi, aunque otorgaba fuerzas a su joven amigo, también se contagiaba de su angustia. Tanto era así que apenas había pensado en Seokjin, excepto las pocas veces que adivinaba su silueta en el umbral de la puerta, esperando a que se marchara para poder pasar. Los dos se estaban evitando; los dos lo sabían; los dos tenían demasiadas cosas en qué pensar, aunque pensar no fuese a solucionar nada.
Jungkook, que tenía las piernas doloridas porque solo abandonaba su lugar junto a la cama de Tae cuando era estrictamente necesario, se había dado cuenta de los juegos de miradas que se daban aún entre ellos, las pocas veces que compartían la estancia. No sabía si se trataba tan solo de discreción por el lugar donde se hallaban, o porque la señora Jeon solía estar en la habitación al mismo tiempo que Seokjin, o si de veras estaban tan empeñados en mantener la distancia.
Tal vez realmente la belleza del amor se hallaba en el viaje, y no en el destino. Tal vez Jungkook estaba destinado a perder a Taehyung, tal vez Seokjin y Yoongi estaban destinados a separarse después de tan poco tiempo, y a recordarlo y resignarse con lo hermoso que había sido mientras duró. Jungkook no quería resignarse, pero tampoco quería tener esperanzas y engañarse a sí mismo. Ambas posibilidades tenían formas distintas de ser crueles con su corazón.
-Bajaré a por un café y a fumar un poco-dijo Yoongi, revolviéndole el cabello a su amigo-. Enseguida vuelvo...
Jungkook asintió, sin mirarle, y Yoongi se dirigió a la máquina expendedora de la primera planta del hospital. Estaba todavía medio adormilado, así que no se dio cuenta de que le faltaban un par de monedas para llegar a la cantidad adecuada, y presionó los botones varias veces, contrariado. No había respuesta, así que Yoongi golpeó la maquina, pidiéndole que funcionara y le diera su café de una buena vez.
Seokjin se acercó por detrás e introdujo dos monedas en la ranura, con lo que el café se derramó finalmente en el vaso.
-De nada-dijo, con una sonrisa.
-Mierda...-a Yoongi se le subieron los colores; había quedado como un tonto-...Gracias, Jinie...Seokjin, quiero decir...Gracias.
-Gracias...a ti, por todo lo que estás haciendo por Kook...-respondió Seokjin, bajando los ojos.
-No es...Yo solo...solo estoy a su lado. Pero no tienes por qué darme las gracias por eso. Daría mi vida por esos chicos. Yo...de verdad daría mi vida si con ello pudiera...-respondió Yoongi, también evitando mirarle.
Seokjin sabía que, aunque pudiese sonar exagerado, Yoongi estaba diciendo la verdad. Yoongi era esa clase de persona, y esa era una de las muchas razones por las que lo amaba.
-Yo...Me gustaría poder estar aquí más a menudo. Nunca sé qué decir cuando estoy con él...No creo que nada pueda consolarle ahora mismo.
Yoongi negó con la cabeza.
-Él lo sabe, sabe que estás ahí para él. Es mejor no decir nada...Y entiendo que...no puedes quedarte siempre. Tienes a tu mujer, y ella no sabe nada de todo esto. Solo haría las cosas más difíciles...¿Estás...estás bien con ella?
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Losers (MY+KSJ)
FanfictionYoongi y Seokjin se conocen por casualidad, y conectan enseguida. Seokjin no puede enamorarse de Yoongi porque eso no es lo que se espera de él. Yoongi no debe enamorarse de Seokjin porque siempre termina herido cuando se deja guiar por el corazón...