🍒Mi trabajo de mierda yo no lo escogí🍒
Yo no elegí estar aquí, pero ahora que lo estoy trataré de hacer lo mejor posible, para así, algún día poder alejarme lo más que pueda de aquí.
En esa despedida de soltero fui como acualquier otra, pero lo q...
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Narra Rubén
Por la mañana siguiente, los brazos de Danilo aún estaban sobre mi cuerpo, notables golpes se veían en mi blanca piel, raspones adornaban mis brazos y mis manos casi no las podía mover sin sentir dolor insoportable.
Quité los brazos del hombre sobre mí y me intenté levantar de la cama, pero la verdad es que no podía caminar.
Me puse en pie y entonces vi toda mi ropa tirada sobre el suelo, mis piernas estaban sucias y todo mi cuerpo pesaba, condones sucios estaban por el suelo, ayer fue demasiado...
Hacía mucho que no me sentía así de sucio.
Una vez más sentí ganas de llorar. Me vestí lo más rápido que pude, ignorando el dolor que sentía en cada movimiento. Camine lo más rápido que pude a las habitaciones, ignorando las burlas que recibía de todas las zorras, tome ropa limpia y entre a las duchas, agradeciendo estar solo.
Talle mi cuerpo tanto hasta que comenzó a dolerme, pero igual me sentía jodidamente sucio, limpie cada rincón e incluso gaste más jabón del que debería, pero eso era lo último que me importaba, sólo quería quitarme de encima el tacto de Danilo.
Al salir, puse pomada para el dolor en casi todo mi cuerpo, maquillé los moretones que se veían y me vestí con algo sencillo.
La hora de la comida llegó y fui sin hablar con nadie, sólo quería comer y volver a mis actividades, pero entonces Regina se interpuso en la puerta, impidiéndome entrar.
—Me da mucha pena, Rubén— Fingió pena y entonces supe lo que pasaba.
—No me puto jodas, quítate de la puerta— Ordene, pero ella sólo se rio, plantándose aún más entre la puerta.
—Son ordenes de Danilo.
—No es cierto, zorra, apártate de una puta vez.
—Si quieres háblalo con él, pero él fue muy claro— Se encogió de hombros y vi a Danilo acercarse.
—Dile que me dejé pasar a comer— Pedí.
—Pero... ¿y tú castigo? —Cuestionó de forma sínica.
—Pero si ya recibí mi castigo, cabrón.
—Bueno... fue mucho tiempo el que no recibiste castigo, así que pasarás así unos días... a menos que...
No escuche más lo que decía y me fui del lugar. Aguantando las lágrimas que por decima vez en el día amenazaban con salir.
Ya no lloraría más.
En estas situaciones Alexby solía darme de su propia comida a escondidas ¿él estará bien?
Por la tarde trate de hacer cualquier cosa que me hiciera olvidar el hambre que tenía, por la noche vestí algo bonito, maquille mejor mis moretones y salí en busca de alguien con quien pasar la noche.
