Capítulo 23. Parte 1 "Un contacto de labios"

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     Alemania, 19 de marzo del 2015.

     Marco.

     El silencio que yace en el auto es de esos que perturban y molestan, cuando todo parece querer gritar y tú solo puedes callar. Bella está en el asiento de copiloto con mi pantalón de dormir y uno de mis suéteres, desde hace dos días no me dirige la palabra y tiene derecho, me siento del asco por hacer esto.

     Las cosas con ella penden de un hilo, su salud mental está destrozada y no soy la persona correcta para salvarla de su mente. Sólo la tuve una semana conmigo y en siete días se intentó suicidar dos veces. La vez de las pastillas fue caótico, en sus ojos se reflejaba el dolor que carga por dentro, pero cuando apretó el gatillo de la pistola, se sentía su determinación por no vivir más. La dañaron hasta este punto crítico, es doloroso presenciar su sufrimiento. Bella tuvo suerte, ella presionó el gatillo, pero no había quitado el seguro, así que ninguna bala atravesó su cuerpo.

     Postergué su regreso lo más posible, pero hoy es viernes y en tres horas abrirán el club. Bella es la principal atracción y tienen que verle la cara cuando hagan la revisión de chicas. En estos siete días, Droka se encargó de la seguridad de las veinte chicas que hay en el club, a todas les concedió baños dignos, abundante comida, ropa nueva y una limpieza completa en sus celdas. Bella no fue la única en descansar por siete días.

     No todo es malo, el pronóstico que nos dió Rico esta mañana fue un respiro, Bella no tiene fractura de cadera como se creía, de hecho, tuvo una tensión en la cadera que con este descanso se consiguió minimizar. Aún así, le colocó dos pastillas por lo que resta de mes.

     Estaciono la camioneta a tres cuadras del club y volteo a ver a la chica rubia, su mirada está perdida en la ventanilla del auto. Con delicadeza tomo la capucha de la sudadera y la coloco en su cabeza para cubrir su cabello rubio. No me mira, no se mueve, ni siquiera reacciona ante mi cercanía. Su indiferencia está matándome.

     ¿Qué esperaba?

     Bella está mal, no tiene un buen raciocinio y aunque le haya contado la historia de mi madre y le haya demostrado que tengo una base muy elaborada para odiar a mi padre, ella sigue sintiéndose dolida y está en su derecho. Tenía la idea estúpida de que el abrirle ese lado de mí, sería suficiente para que no me odiara, lo cual es ridículo. Ella y yo no nos conocemos, es cierto que hay una atracción muy fuerte entre nosotros, pero estas ondas magnéticas no nos enseñan quién es quién, eso debemos hacerlo por nuestra cuenta, pero es complejo en nuestra situación.

     Mi padre la metió en este mundo, ella está traumada y yo intento salvarla. Esto es complejo desde cualquier ángulo que se mire, pero no es suficiente para detenerme. Estoy dolido con su indiferencia, estoy dolido por hacerla sufrir más, pero no me voy a rendir. Esta mujer va a salir adelante y juro por mi madre que será una guerrera en un par de años. No solo quiero salvarla, también quiero sanarla.

     Ninguna mujer merece ser víctima de este crimen tan asqueroso. Deseo tener el poder para exterminar este mercado de personas y aunque no pueda eliminarlo mundialmente, me encargaré de que en Alemania se extermine por completo. Conocí el verdadero amor gracias a mi madre, aprendí a valorar y respetar a las mujeres, alguien debe hacer entrar en razón a todos los malditos que se atreven a levantarles una mano a ellas. Yo no soy un hombre de simple habladuría, soy un hombre de hechos y por eso volví a Alemania. Si quiero hacer un cambio, debo eliminar el veneno que ha esparcido mi padre, tomar Alemania y el Consejo.

     Primero será Alemania, luego el Consejo Central y finalmente Europa entera.

     Mi madre influye en mi deseo por salvar a las mujeres del club y la atracción que siento por Bella me hace querer sanarla.

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