Cap 3: Un pequeño análisis

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¿Alguna vez han pensado que hay algo que sólo ustedes pueden hacer hasta que ven a otra persona hacerlo y después de eso te sientes poco especial casi estúpido por creer que entre 7 miles de millones de personas eres el único que lo puede hacer? me pasó y es humillante, excepto que en este caso, no eran 7 miles de millones de personas, éramos solo dos, pensé que entre él y yo, yo era la única que sabía analizar a una persona.

Grave error.

Luego que propuse la idea de ir a mirar la casa, nos levantamos de la mesa y lo hice voltearse diciendo —Como puedes ver, este es la sala comedor, es bastante amplia. Suelo pasar tiempo aquí luego de llegar de la universidad.— continuamos con la cocina que estaba casi unida a la sala— Ésta es la cocina, es pequeña, no la uso mucho porque no sé cocinar y además no tengo tiempo.

Él bufó —Sí puedo notar que no cocinas —dijo señalando las sopas instantáneas que estaban apiladas en los muebles— Es extraño encontrar a una italiana que no se sepa cocinar —dijo sonriendo.

Eso fue un comentario machista y muy estereotipado.

—¿Acaso tú sí sabes cocinar? —dije suponiendo que el diría que no.

Ésa fue una pregunta aún más estereotipada.

Quedé como estúpida al ver que él asentía con suficiencia y dijo —Sí, si sé cocinar, tesoro, supongo que cuando me mude tendré que comprar algunas cosas —dijo mirando los muebles casi vacíos.

—Si como sea —quería acabar con esa conversación lo antes posible— continuemos. —él sonreía mientras negaba con la cabeza ¡qué hijo de puta tan bonito!

Continuamos con el pasillo que conectaba directo con la cocina, mientras íbamos por el pasillo pasamos un armario y dije —Este armario lo uso para guardar sabanas, mantas y cosas de aseo.

Seguimos caminando por el pasillo hasta el final en donde habían 3 puertas en forma de U abrí la puerta de la izquierda para entrar, diciendo— Ésta será tu habitación, es bastante grande podría caer una cama King y seguirías teniendo espacio —él sonrió con picardía, y lo ignoré—. Puedes decorar y pintar como tú quieras esta habitación, mientras lo que hagas no me perjudique está todo bien, también tienes un balcón que da hacia la zona del patio del complejo de edificios.

Él pregunto— ¿Hay niños en el edificio?—Mientras veía los juegos que habían abajo.

—Son muy pocos la verdad, es que la mayoría de personas que viven aquí son muy jóvenes o muy adultos. —respondí saliendo de la habitación con él siguiéndome hasta el pasillo. Abrí la puerta de en medio, la del final del pasillo, descubriendo un baño— Éste es el baño, el baño que sería tuyo y de visitas, es grande, aquí puedes poner tu cosas de aseo personal, nadie las va a tomar yo nunca lo uso.—cerré la puerta del baño y señalé la tercera puerta la de la derecha –mi habitacion–. Ésta es mi habitación — dije seca y de la vuelta, iba de vuelta por el pasillo, para volver a la sala comedor, me detuve al escuchar su voz.

—¿No me la vas a mostrar? quiero ver esos libros tan obscenos que lees —preguntó con un toque de burla.

Me quede estática sin poder sacar una palabra hasta que pude decir—¿Q...qué?

—Sí, esos libros tan calientes y sucios que lees, los quiero ver.

No me servía de nada negarlo, él ya lo sabía, pero ¿cómo?—¿Cómo... tú cómo sabes lo que leo?

Él sonrió, otra vez esa sonrisa indescifrable, sombría y excitante.

Se acercó a mí peligrosamente acorralándome contra la puerta de mi habitación, haciéndo que mis piernas se sintieran como gelatina, su perfume cítrico que no había notado antes, olía exquisito.—No eres la única que se dio el placer de analizar bonita, yo también lo hice, fue sorprendente lo que encontré cuando lo terminé —dijo tomado un mechón de mi cabello corto entre su dedo índice y el de en medio y siguió hablando— Falsa inocencia ¿quién lo diría? de verdad pareces una mojigata, una niña que sueña con un amor de libro, sí me tragué tu papel por un momento hasta que me fijé bien en ese pelo, corto, se te ve sexy, erótico, no sabes como me pone que no haya nada más que cubra tu cuerpo además de la tela.

Intenté alejarme de él inútilmente pues no alcancé ni a dar un paso atrás cuando choque con la puerta soltando un jadeo.

Él bufó de mi inútil intento y borro el paso que di acercándose a mí otra vez, quedando más cerca que antes, sentí su respiración en mi cuello cuando acerco su cara a mi oído, botó aire produciéndome una sensación gloriosa, quería que se acercara más, que me tocara, que me besara, podía sentir cómo sonreía y susurró— ¿Quién diría que te gusta que te azoten y te traten como a una puta? mierda, cómo me gustaría cumplir esas fantasías, hacerte correr tantas veces que las piernas te tiemblen mientras me ruegas que pare, ya no puedo más con ese olor a falsa inocencia.

¿Dónde se habían ido las malditas palabras y la estúpida saliva?

Sentí cómo con sus dedos subía por la parte externa de mis piernas, con su respiración en mi cuello, entonces noté un cosquilleo en la parte baja de mi abdomen, algo que me hizo estremecer, algo que hacía mis piernas temblar, quería que siguiera, quería que me tocara, pero no lo hizo, se detuvo y se alejó.

Pude notar un poco de frustración que luego fue reemplazado por una sonrisa y dijo— Bueno creo que comenzaré la mudanza desde mañana ¿te parece bien? —lo dijo como si lo que acababa de suceder no hubiera pasado.

Intenté recobrar la compostura tragando saliva y tomando una larga respiración que se convirtió en un suspiro y dije— Cl... claro, si me parece bien.

—Bien, nos vemos entonces —salió por la puerta por la que entró casi como alejándose de hacer algo de lo que luego se arrepentiría.

Entré en mi habitación me quité la sudadera y ese estúpido short. Puse música me acosté en mi cama, boca arriba y comencé a bajar mi mano por mi abdomen sin sacar la imagen de Matheo de mi cabeza estaba a punto de llegar al lugar que pedía a gritos atención cuando el timbre vuelve a sonar con desesperación, respiro con frustración y me levanto de la cama.

Abrí la puerta solo sacando la cabeza, era Matheo— ¿Que haces aquí de nuevo? —pregunté con una gota de molestia.

Él ignorando mi molestia dijo —Como ya dije me mudaré mañana, necesito las llaves.

—Oh si claro, espera un segundo —cerré la puerta y agarré las llaves y recordé lo que había pasado en el pasillo hace un rato y si el podía tentarme a mí ¿por qué yo no a él?.

Solo quería darle de probar de su propia medicina, entonces desordene mi cabello, me quite los lentes, agarré mis pechos y los toque un poco para que el pezón fuera un poco mas notorio, luego tomé el borde de la camisa y lo agite para que entrara un poco de aire frío.

Abrí la puerta y como predije su ojos cayeron directo a mis pechos y a mis piernas, mordió su labio inferior, sentí un cosquilleo por todo mi cuerpo, me estaba desnudando con la mirada y eso me puso más caliente de lo que ya estaba antes de abrir la puerta.

—Aquí están —se las extendí para que las agarrara, su mirada dejando mis pechos para ver las llaves—. Las pinté con esmalte de uñas. —la música que era sin ninguna duda sexy, se filtraba por la puerta de mi habitación hasta allí, lo dejaba imaginar que era lo que estaba haciendo en mi habitación antes de que él llegara, seguí con lo que le iba diciendo— La llave con el puntito celeste es la de esta puerta, la con el punto amarillo es la de tu habitación, la con el punto rosa es la de el estacionamiento si es que tienes auto y la de el punto morado es de la bodega por si necesitas meter algo.

—Necesito meter algo en otra parte —dijo embobado bajando su vista a mis piernas y pasando saliva.

¡vaya que si quería que metiera algo en otra parte!

—¿Qué? —dije fingiendo que no lo había escuchado callando a la estúpida diablita que se sentaba en mi hombro diciendo cosas terriblemente sucias sobre él y yo en otra situación.

—¿Que? ahh no nada, no dije nada.

—Bueno, entonces... —hubo un mirada incómoda— ¿Esperas algo?.

—Pechos —dijo como si estuviera en una nube —Ehh, no nada olvídalo. Adiós —se despidió y se fue rápido.

Cerré la puerta y me sentí poderosa al provocar esto en un hombre, la verdad es que era bonita pero no la belleza más esplendorosa del mundo, de seguro él había estado con mujeres mas bonitas que yo y aún así hice que se pusiera nervioso y eso fue suficiente para mí.

¿Suficiente para mí? ¿en serio? Me sentía como una puta diosa.

Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora