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Ver a Koushi no fue nada bueno.

El Omega le recibió con un beso en la mejilla el día que llegó a su casa para trabajar unas horas juntos. Dijo algo como "¡Bienvenido!" y Tobio no pudo reunir fuerzas para sonreírle de vuelta.

Suga de inmediato notó que algo andaba mal. No dijo nada en el momento, le dejó llegar y ponerse cómodo en el estudio. Tobio sacó su computadora, sacó una libreta e invitó a Suga a sentarse en la silla frente a él en el escritorio.

"¿Pudiste reunir los datos que estabas buscando?"

Tobio asiente. Si bien no se veía desanimado, había algo en su postura que le hacía ver apagado. Tecleaba y hacía anotaciones, se quedaba mirando a la pantalla por unos minutos, y volvía a la rutina. Sus ojos se veían como si acabara de despertar después de una larga siesta.

Estaba inmerso, el trabajo lo absorbió por completo en cuestión de segundos.

No escuchó cuando Suga acercó la silla, se asustó cuando el Omega dejó caer su cabeza en su hombro.

"Perdón". Rió Koushi. "Oye, tengo sueño. ¿Tú no?".

"Ah... Yo también".

"¿Quieres dormir un rato?"

Sus ojos gentiles le conmueven. Accede y deja que Koushi lo guíe de la mano hacia su habitación. Una marea de aroma suave lo recibe. Al olerle, todo el cansancio se le viene encima y con mayor potencia. Su cabeza da vueltas, no puede mantener la mirada fija, sus ojos van de un lado a otro y los párpados se le cierran.

"Ven, ven".

Koushi retira las sábanas mientras él cierra la puerta y se saca los calcetines.

"Umm, abrázame". Le ronronea al oído.

Tobio lo hace y hunde su cara en su pecho: olía delicioso a vainilla y su camiseta era de una tela muy lisa y suave que se sentía bien en sus mejillas. Suga se quejó y rió. Tal vez se le fue un poco más de fuerza. Estaba tan al borde del sueño que cuando pudo despertarse un poquito para contestarle al Omega la pregunta que cree que le hizo, sus manos estaban por todas partes y con tanta presión sobre él que podía sentir los huesos debajo de la carne.

"¡Lo siento!"

"No te preocupes, Tobio-kun". Le gusta escuchar el cariño en su nombre cuando lo pronuncia él. "Te preguntaba si has estado muy estresado últimamente".

"Ah... Sí. Mucho".

"¿Cómo van con Azumane y Nishinoya?"

"Pues..."

Se imaginaba que ya sabía. No había manera en que algo como eso pase por alto para alguien como Suga.

"Hemos tenido unos problemas, pero estamos solucionándolo".

No era su lugar decirle.

Después de pensarlo un poco, estar en una relación con Koushi podía ser mal visto. Que el sujeto que acaba de llegar de repente sea jefe de un laboratorio, docente titular y beneficiario de una de las mejores becas que ofrece la escuela y, encima de todo, esté cortejando al investigador más influyente en la institución después del mismísimo jefe del departamento podía ser mal visto.

Y no necesariamente era algo malo. Una parte de su ego creciente se inflaba con cada mirada recelosa cuando Koushi le tomaba de la mano en medio de un pasillo concurrido. Conociendo a Suga, él probablemente sienta lo mismo. Pero... La idea per se le resulta un poco molesta. Le quita confianza en sus habilidades.

"¿Qué problemas?" Su tono suave pero firme. Deja caer una mano en su pecho y se acaricia en su brazo.

"Eh... Cosas con el presupuesto y algunos trámites que no hemos podido hacer".

La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora