Respeto

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El mejor rasgo de la amabilidad es el respeto a la libertad de los demás.

Rafael Gómez Pérez

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Jia Penhallow miraba por la ventana de su oficina, pero no notaba el paisaje que un Idris al atardecer le ofrecía, sino que recordaba lo ocurrido en esa semana.
Como había prometido, Alba la llevó a la Corte seelie junto a cincuenta nefilim para verificar que no hubiera armas. Después de revisar por cinco horas, liberaron a la reina con una advertencia. Al regresar, Alba les dejó una carta para después irse, esa carta era más bien como un pergamino y en él se leía:

Estimados nefilim, me honra que me acepten en el consejo con los brazos abiertos. Estaré ocupada en asuntos que únicamente concierne a los hijos de Lilith, por lo tanto no los veré hasta dentro de una semana para reafirmar los nuevos acuerdos con los cuales, los suyos y los subterráneos, están en paz. Espero que no se presenten más inconvenientes o malos entendidos.
Suya en nombre de Lilith, Alba.

Y ahora, esperaba a que el sol se pusiera para dar inicio a la reunión.

–¿Jia?

Esta se giró para encontrarse con Robert.

–Lo siento –se disculpó con Robert, que había aparecido en la entrada de su oficina–. ¿Qué sucede?

–La reunión está empezando.

–En un minuto bajo.

Él asintió y la dejó sola. Después de ver la foto de Aline sobre su escritorio, bajó al salón de los acuerdos donde en las sillas del consejo se encontraban Robert y Maia platicando, ella se acercó y escuchó lo ultimo que Robert decía.

–...ra que eso a dicho?

–¿Quién ha dicho qué? –preguntó curiosa la Cónsul.

–Lily –respondió Maia–. Le contaba a Robert que ella me dijo que Alba es alguien de cuidado y que debemos ser precavidos con ella.

–¿Por qué? Es sólo otra bruja.

–Por lo que Lily me contó, es una bruja de gran poder y sin corazón...

–Eso se notó cuando mató a Malcolm y latigueó a Magnus –Robert habló con especial odio al mencionar el segundo hecho.

No habían sabido nada de Magnus o de otro brujo desde hace una semana, hasta donde Jia sabía, no había brujos por ninguna parte.

–A eso me refiero. No había compasión en su mirada u odio, sólo había... –Maia se quedó pensando y Jia hizo lo mismo.

¿Qué vio en sus ojos cuando mató a Malcolm? Recordó que al llamarlo, incluso ternura, pero al asesinarlo vio...

–Nada –Jia terminó la frase de Maia–. No había ningún sentimiento.

–Por eso es de cuidado –Jia no se había fijado en la presencia de Lily hasta que habló, y al parecer los otros tampoco–. Porque su corazón es de piedra.

–En realidad de plata, pero siempre se confunden.

Todos miraron la puerta donde Alba había aparecido. Jia se preguntó cómo escucharía aquel comentario estando tan lejos.

–Hablando a mis espaldas, ya veo, qué poco profesionales –conforme hablaba, caminaba con paso decidido y elegante–. Pero bueno, así son los humanos ¿no es cierto?

–Yo no soy humana –le recordó Lily.

–Pero lo fuiste –Alba se sentó bajo la figura del libro abierto, el cual estaba al lado de Lily–. Está en tu naturaleza, al igual que en la tuya, licántropa –miró a Maia con cierta diversión–. Y más en ustedes, nefilim –finalmente miró a Jia y algo frío recorrió su espalda al verse reflejada en esos ojos metálicos.

–¿Qué está en nuestra naturaleza? ¿Hablar? –preguntó Robert sarcástico.

Alba lo miró un tanto sorprendida, como si no se hubiera dado cuenta de su presencia.

–Traicionar –corrigió la bruja.

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La reunión no había sido tan larga, aunque eso Maia ya lo esperaba, después de todo sólo habían ido a decir el nombre de los cinco nefilim, brujos, vampiros y lobos que acompañarían a los representantes a la reunión de mañana, en donde se discutirían los términos de los acuerdos y se firmarían. Al terminar, Alba fue la primera en irse.
Ahora caminaba acompañada de Lily de camino a su casa que compartía con los otros licántropos.

–¿Estás segura?

–¿De qué hablas? –preguntó confundida Lily.

–De si podemos confiar en Alba. Es decir... aún no olvido lo que le hizo a Malcolm y Magnus.

–No confiar –Lily habló con neutralidad y un poco de aburrimiento. Se notaba que hablar de lo mismo le cansaba–. Yo jamás confiaría en esa bruja, pero sí la respetaré. Me gusta mucho mi cabeza para no hacerlo.

–Me dijiste que habías escuchado cosas de Alba, cosas terribles y que además era una bruja muy poderosa.

–Sí, ¿y?

–¿En dónde lo escuchaste?

Lily se paró de golpe, a tan sólo dos pasos de la casa y la miró con seriedad.

–¿No confías en mí?

–Claro que sí, tú lo sabes. Es sólo que me sorprendió que jamás la hubiera escuchado mencionar.

–Tengo mis fuentes –ella sonrió dejando ver sus colmillos–. Pero si deseas saberlo, la información la obtuve de un libro de cuentos.

–¿Un libro de cuentos? Debes estar bromeando.

–En lo absoluto. Ahora, me espera una noche de juego. Hasta mañana, licantropa –dicho esto, la vampira se metió a su casa y, confundida, Maia hizo lo mismo.

Subió con cuidado las escaleras viejas intentando que no rechinaran demasiado. Se dirigió a la habitación principal y al entrar a su cuarto se encontró con un Bat desnudo y dormido, tal y como ella lo había dejado.

Cazadores de sombras: Ciudad de espejismosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora