La fuerza del Bifröst arrastro a la Doncella Valkiria, dónde sintió recorrer por sus venas una emoción e intranquilidad que hacía el viaje más interesante, muchos años atrás no había sentido esa energía magistral del Bifröst y tampoco por largos años había visitado su antigüo hogar como había sentenciando.
Suspiró y cerro los ojos por un segundo para abrirlos y ver los hermosos colores arcoiris del puente, un remolino en su estómago se instaló cuando sintió que estaba llegando a su destino -ASGARD-.
—Bienvenida Lady Serena— se oyó la fuerte voz de Heimdall el "Protector de los Nueve Mundos" —¡Bienvenida a casa!— su cuerpo todavía sentía como cosquillas en su cuerpo la fuerza antigua del puente arcoiris que la había transportado a El mundo dorado.
La pelinegra observó la residencia del Bifröst y observó que estaba impecablemente hermoso, no era como lo recordaba; más bien estaba más hermoso ante sus ojos.
—Heimdall— agradeció su bienvenida.
—La anunciaré— quitó la espada de la ranura que emitía la energía cósmica del puente arcoiris.
—No hace falta, yo misma lo haré— lo miró agradecida.
Así que con su gran armadura plateada y reluciente camino dando una inclinación de su parte para despedirse de aquel moreno y dirigirse a su destino, el gran palacio de Padre de Todo. Con un movimiento de su mano hizo aparecer un caballo de pelajes negros para montarlo y cabalgar directo a su llegada triunfal.
En su recorrido a caballo vio a todo el pueblo de Asgard lucir sus mejores galas para dirigirse a la ceremonia en el palacio. Serena llegó mucho antes de lo esperado dónde cada sirviente colocaba copas, limpiaba, mantenía todo en su lugar y ayudaba a aquellos antigüos amigos que solía tener; Lady Sif y los tres guerreros.
Su andar de la Valkiria demasiado prominente y elegante hizo que todos voltearan a ver aquella armadura plateada con toques púrpuras en capa, botas, y corazas lo que hizo que sus antigüos amigos sonrieran tras reconocerla y aquellos a su alrededor hicieran una reverencia. Lady Sif acomodó sus armamentos y le sonrió a su amiga de años atrás.
—Bienvenida— colocó su mano derecha en forma de puño sobre su pecho como respeto, lo que hizo que la Valkiria esbozara una tenue sonrisa.
Aquella siguió caminando y vió a un Frandal con muchas mujeres a su al rdedor —Y bien, ¿Quien quiere pulir mi armadura?— y esté al verla dejo en pausa sus coqueteos para quedar maravillado por la imponente presencia de aquella mujer. Pero ella no se detuvo en lo absoluto dejándolo atrás y observar más en frente a Volstagg comiendo plácidamente un faisán y Hogun el oscuro puliendo su arma. Ella sonrió en sus adentros al ver a sus amigos felices por ese momento auténtico y único para el primogénito de Odín; su andar fué apresurado para llegar tras el pasillo dorado que conducía a una sala secreta dónde seguramente el futuro rey estaría meditando su propio futuro. Y así fué, el gran Thor camino seguro con esa reluciente armadura plateada con rojo y azul, portando la orgulloso; su caminar fue estrepitoso para los ecos del salón. Aquel Asgardiano feliz de que había llegado su momento tomó de su copa un exquisito vino y por el deleite azotó la copa contra el gran fuego que se encontraba en medio del salón dorado exigiendo —¡Otra!— Y a su vez la sombra del hermano menor, un casco con prominentes cuernos se visualizo en las columnas dónde él con su típica sonrisa sarcástica esperó a Thor. Una vez que el rubio llegó a la distancia del menor de los hermanos, quedaron a la par uno de otro y Loki aún sonriendo se giró hacia Thor observando lo.
ESTÁS LEYENDO
THOR
RandomEl amor transforma, como también nos puede curar. Pero a veces construye trampas mortales y termina destruyendo a los seres que decidieron entregarse por completo. "Tristemente nuestras almas fueron hechas para perecer en esta larga vida de dioses".