"Al destino le encanta jugar sucio."

1K 197 50
                                    

Estaban, nuevamente dentro de la casa; Wen Ning colocó los analgésicos en la mesa, y los empujó ligeramente en dirección al menor.

JingYi iba a levantarse por un vaso de agua, pero Wen Ning fue más rápido y le tendió una botella de agua que compró.

—Gracias, pero—Wen Ning decidió interrumpir—supuse que después de llorar tanto le dolerían la cabeza y los ojos—JingYi sonrió, sintiéndose nervioso.

Tomó el analgésico y le agradeció, inesperadamente las acciones del mayor lo hicieron sentir un poco apenado—quiero disculparme por las molestias—bajó la mirada, se sentía avergonzado por que su ídolo lo había visto llorar.

—No hay problema, está bien llorar, te ayuda a desahogarte—comentó.

La situación se había vuelto incómoda, finalmente, Wen Ning decidió irse y JingYi no dejaba de golpearse las mejillas.

Se quedó viendo la caja de analgésicos, inevitablemente sonrió.

Wen Ning era muy tierno y atento.

. . .

Tenía demasiados mensajes y llamadas por parte del bartender que tenía por amigo.

Volvió a llamarle.

—- ¡Qionglin!, ¡¿Qué te sucedió?!

Su tono enfatizaba en preocupación, combinada con un poco de molestia y un regaño.

—¿Recuerdas que te conté lo del joven?—Erzuo asintió como si Wen Ning pudiese verlo—bueno, tuve que cuidarlo—se excusó.

No tuvo qué, él quería cuidarlo.

—- Qionglin, Qionglin, dejaste una larga fila de corazones rotos cuando no apareciste ayer en el bar, todo por cuidar de un indefenso jovencito.

Wen Ning rodó los ojos, sacó un cigarrillo y comenzó a fumar.

—¿Qué dije sobre metáforas como esas?—soltó el humo del tabaco al aire, sabía que eso sólo incrementaba la posibilidad de formar un efecto invernadero más progresivo y dañino, así que se detuvo y tiró el cigarro a la basura.

—- Que odias cuando las digo, que te da asco pensar en eso, que te da miedo.

¡Yo nunca dije que me dieran asco!, Hu Erzuo, no pongas palabras en mi boca—regañó.

Se oyeron risas a través de la línea.

—¿Sabes algo? Debo ir al estudio, posiblemente vaya esta noche, para compensar lo de la anterior—escuchó una afirmación y sonrió.

. . .

Esa misma tarde, JingYi decidió pasarla con su primo, le contó lo sucedido, exceptuando que su salvador había sido Wen Ning.

A SiZhui no le parecía tan bien que JingYi tuviese una obsesión por el bajista, más que nada, por el hecho de que sería incómodo.

—Entonces, pasando a otro tema...¿Aún no le dices al tío Wei sobre tu relación con, ya sabes quién?—Lan Yuan dejó el libro, suspiró y asintió.

—A Ling me presiona para que le diga, pero cuando le insinúo la situación, comienza a hacer un drama colosal, dice que "Aún eres mi bebé" o su famoso "Nadie es digno de mi pequeño rábanito"—JingYi se reía ante las imitaciones.

—Pero, el tío Zhan, ¿ya lo sabe?—SiZhui asintió.

—¿Cómo...—su primo comenzó a explicarle que estaba en pleno acto con la joven amante, cuando de repente se abrió la puerta, y tan rápido como se abrió, volvió a cerrarse.

TímidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora