Capítulo 7

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Yoongi se quedó apoyado sobre el borde de la puerta, veía cada movimiento alternando su atención entre esperar a que Jimin volviese y atender a los clientes que allí entraban.
El automóvil estacionó al frente del local y Jimin salió de este saludando con una amplia sonrisa a su acompañante.
Miró hacia adelante y dibujó otra sonrisa para el hombre que lo veía llegar.
-Hola Yoon- saludó.

-Hola- casi gruñó

Jimin arqueo una ceja y lo vio confundido.
-¿Estás bien?, ¿sucedió algo?-

-Mejor dímelo tú, al parecer tienes muchos clientes que vienen a buscarte cada día- espetó con algo de sarcasmo.

- Claro que vienen muchos hombres a buscarme, son clientes, mi trabajo depende de ellos, así que es más que lógico-

-¿Solo trabajas con hombres?- indagó curioso y algo de furia en sus palabras.

-¿A caso estás celoso?- cuestionó con una sonrisa burlona.

-¿Y qué si lo estoy?- contestó en un bufido.

-Es solo trabajo, ellos solo son clientes, cuando llego a casa mi vida con ellos termina al instante, ¿de verdad estás celoso?- dijo acercándose más a Yoongi y dejando ver una leve mueca risueña en su cara.

-Mucho- respondió ya perdido en los ojos del otro.

Y de pronto Yoongi se olvidó de todo lo que quería saber, de todo lo que quería preguntar, de todas sus dudas, se olvidó de todo y poco a poco fue acercándose a los tentadores labios del otro, como si estuviese atravesando un hechizo y no tuviera a mano el antídoto que debería salvarlo, aunque claramente no lo necesitaba, no lo quería. Solo quería a Jimin en sus brazos, sus labios apresados entre sus dientes, su cintura rodeada por sus manos.
Si, nada importaba en ese instante,  nada excepto el señor Choi quien interrumpía el momento para pedirle a Yoongi que baje de las nubes y que al fin entrara a atenderlo.
El panadero bufó frustrado y Jimin río bajito, quiso decirle que no se vaya, que lo esperara para continuar lo que sea que estaban por hacer, pero no lo hizo y Jimin solo frunció sus labios y sacó las llaves de su bolso, intentó tardar lo suficiente para que Yoongi terminara de atender y volviera con él,  pero se sintió algo tonto al ver que los minutos pasaban y su panadero precioso seguía ocupado.

-¿Saldrás esta noche?- preguntó viendo lo bien que se veía su amigo

-Tengo una cita con Tae, así que no me esperes- respondió feliz.

Yoongi sonrió y pensó que tal vez podría invitar a cenar a Jimin ya que estarían solos.
Pero sus planes se vinieron abajo cuando lo vio salir enfundado en un  ajustado traje rojo que lo hacía ver sublime.
Al parecer el sexy vecino tenía planes y estos no lo incluían a él.

Entró algo cabizbajo y cerró la panadería para llegar a su departamento y tirarse a comer y ver la tele.
Pasó las siguientes dos horas revisando su teléfono y mirando por la ventana para ver si su sexy vecino volvía, quería hablar con él, ser valiente de una vez por todas y decirle lo mucho que le gustaba y todo lo que quería con él.
Pero la espera fue en vano, ya que llegada la medianoche no había señales del chico y el sueño y el cansancio lo estaban venciendo. Así que a regañadientes se metió en su cama para al fin dormirse.

Cerca de las dos de la mañana sintió ruidos en la cocina de su negocio, sin pensar demasiado y algo adormilado aún salió hasta allí a ver quién o qué era.
Grande fue su sorpresa cuando se encontró con tamaña imagen. Jimin con el saco sobre un hombro, las mangas de su camisa arremangadas hasta los codos, su cabello peinado hacia atrás y su nariz roja, lo miraba sonrojado mientras mordía sus labios.

-Mi casa ha sido invadida por dos mocosos calenturientos que están teniendo sexo en mi sillón- comentó y se veía claramente que había tomado algunas copas de más.

-¿Estás bien?- preguntó arqueando una ceja.

Jimin recorrió el cuerpo del otro de arriba a abajo, Yoongi tenía puesto solo un pantalón de pijama y su torso estaba desnudo.  Volvió a morderse sus labios.
-Tomé un poquito- respondió haciendo la seña con sus dos dedos para demostrar la medida.

-Al parecer fue un poquito más que eso- sonrió al hablar.

-Tal vez- dijo sonriendo y estirando su mano para tocar el pecho del otro.

Yoongi lo miró intensamente, sabía que si algo empezaba no podría detenerse, pero Jimin estaba borracho y él no iba a aprovecharse de eso, claro que no.
Su sexy vecino lo miró con ojitos brillantes y Yoongi sintió todo su cuerpo tensarse. Mentiría si dijera que no pensó en empotrarlo contra la pared y probar al fin todo lo que Jimin era.
Pero no lo hizo, se contuvo poniendo al límite su autocontrol.
-Ven, tendrás que dormir aquí supongo, la habitación de Kook está vacia- comentó llevándolo de la mano hasta la zona de las habitaciones.

-Mejor duermo contigo- gimió acercándose al oído del panadero.

Yoongi sintió un tirón en su miembro y por un segundo pensó en dejarse llevar por todas las sensaciones que Jimin le hacía sentir.
-Podemos dormir juntos- dijo mientras rodeaba la cintura de su vecino y ponía sus labios en el cuello de este.

Jimin jadeó bajito y todo el autocontrol de Yoongi fue a parar a la basura. En un arrebato de locura apretó a Jimin entre sus brazos y lo besó,  lo besó como había querido hacerlo desde que lo vio llegar el día de la mudanza. Lo besó entregándole su alma, su cuerpo y sobre todo su corazón y aunque sabía que Jimin no recordaría nada al día siguiente solo se dejó llevar por la sensación que los labios del otro dejaban en los suyos.

Lo recostó sobre su cama tiernamente, recorrió su cuello con besos y lamidas, disfrutando de la piel suave y perfumada del otro, mucho mejor de lo que he soñado todo este tiempo, pensó y volvió a atacar sus labios de manera apasionada.
Jimin correspondía jadeante y lujurioso y Yoongi creía que en cualquier momento se desvanecería entre sus manos, aún así no podía ni quería parar, tener a Jimin bajo su cuerpo era todo lo que había deseado y ahora estaba siendo real.
Comenzó a bajar sus besos, desabrochando cada botón lentamente de la camisa del otro. El cuerpo de Jimin era perfecto y Yoongi suspiró aturdido.
De pronto un sonido lo hizo detener, miró hacia arriba y no podía creer lo que veía. Jimin se había dormido y sus ronquidos bajos salían lentamente de sus esponjosos labios.
Se sentó en la cama junto a él y sonrió por lo bajo. Claro que hubiese deseado tener a Jimin jadeando su nombre entre sus brazos mientras lo penetraba de manera apasionada y lujuriosa, pero no era así como lo quería. Él realmente queria todo con Jimin, sobre todo que atesorara ese momento como él lo atesoraría.

Estaba decidido, se confesaría de una vez por todas, apostaría a ellos dos juntos sin importarle nada, solo ellos, solo Jimin.

Dime quién eresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora