7. Enero 1

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Rubén

-¿Qué fue eso, Chris? -pregunto finalmente, después de asegurarme que Rachel está lo suficientemente lejos para no escucharnos.

-Yo... no lo sé, no lo recuerdo. -contesta rascándose la nuca.

-Pensé que ya habías superado esa fase.

-¡No me culpes! Ni siquiera recuerdo la mitad de la noche, estaba borracho hasta las uñas y... no sé qué pasó.

-Admite que de alguna manera sientes algo por ella. Ya, dilo sin vergüenza aunque es más que obvio que es así.

-¡Qué no es así! -objeta, molesto.

-Ay por favor, ha pasado más de un año desde el incidente y aún piensas en ella cuando te acuestas con alguien, apuesto que con la tipa esa no fue la única.

-Vete a la mierda, Rubén. -dice y se gira para terminar de vestirse por completo.

-Eso me indica que es un sí.

-Que te vayas a la mierda. -Recalca cada palabra, observándome.

Suelto una risa ronca en forma de burla mientras él termina de buscar su ropa en el suelo. Aún no sé cómo acabé en la misma cama que él y la tipa, tengo muchísimas dudas, pero no quiero bombardearlo después de lo sucedido.

Es muy claro que Chris de alguna manera está demasiado afectado por Rachel. Aquella ocasión en la que los encontré besándose lo dejó muy marcado por lo visto. Ese asunto ya está en el olvido para mí, pero Christian lo tiene aún en mente y parece atascado en ese recuerdo. Como le dije, creí que había superado esa faceta. Rachel inunda su cabeza todavía.

Él no lo ha aceptado y probablemente nunca lo haga porque enamorarse o querer a una persona románticamente no es lo suyo. No recuerdo la última vez que me dijo que le gustaba alguien, jamás ha sido así. Creo que eso también me hace dudar si en verdad siente algo por mi amiga o solo sigue encaprichado, aunque para ser un capricho, es demasiado.

Me cuesta pensar en ellos en una relación, ya que Rachel obviamente no lo ve igual, ni siquiera parecido. Ambos suelen tener muchos choques de personalidad en ocasiones mientras que otras veces parecen pasarla bien bromeando y burlándose entre sí, como en cualquier amistad. No sé qué pensar al respecto la verdad.

-Necesito un buen café negro y una aspirina. -comenta el pecoso mientras bajábamos las escaleras.

-Yo también, aunque en serio, no debimos beber tanto.

-La vida es solo una, hay que disfrutarla de vez en cuando. No había tomado así desde la fiesta del año pasado.

-Sí, claro.

-¡Te lo juro! Además, ya sabes que últimamente las pasantías en el hospital me tienen colgando de las pelotas, apenas tengo tiempo de respirar.

-Bueno, tú mismo elegiste estudiar medicina.

-Lo sé, aunque a veces siento que me arrepiento, pero... hacer lo que los doctores no pudieron hacer por mis padres, es algo que quiero lograr. -dice y suelta aire. Lo volteo a ver y llevo mi mano a su hombro para darle un ligero apretón.

No me gusta cuando hablaba de sus padres, es realmente devastador verlo decaído al mencionarlos. Él siempre ha sido muy extrovertido, alegre y espontáneo, se vuelve todo lo contrario al tratar de ellos, puesto que fue muy apegado a los dos en su momento. Los perdió de tirón junto con quien iba a ser su hermana, ya que su madre llevaba un bebé de 5 meses del que la familia aún no se enteraba. Solo él, su padre y su madre sabían de su existencia. Ni siquiera tuvieron la oportunidad de anunciarlo.

Sin Mis Chicos (SC Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora